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Los pintxos de Donosti, la mejor experiencia gastronómica del mundo
  1. Gastronomía y cocina
ENTRE MÁS DE 500 PROPUESTAS

Los pintxos de Donosti, la mejor experiencia gastronómica del mundo

La guía de viajes Lonely Planet, responsable de esta clasificación, ha alabado la presencia de alimentos locales y de gran representación en los pintxos que colman los bares de toda la ciudad

Foto: Los pintxos de San Sebastián. (iStock)
Los pintxos de San Sebastián. (iStock)

Para remontarnos al origen de los pintxos debemos viajar hasta el siglo XIII, época en la que el rey Alfonso X el Sabio dominaba el territorio español. El monarca padecía una enfermedad a la que los médicos hacían frente con sorbos de vino, que debían ir siempre acompañados de pequeñas raciones de comida para evitar efectos secundarios. Con el paso de los años, estas diminutas porciones derivaron en las tapas que hoy todos degustamos a modo de entrante, y en los pintxos que colman las barras de la mayoría de locales de Euskadi.

Por su trayectoria, su variedad de sabores y el impacto que han tenido más allá de nuestras fronteras, la guía de viajes 'Ultimate Eatlist' de Lonely Planet ha otorgado a los pintxos de Donosti el título de mejor experiencia gastronómica del mundo.

Un reconocimiento más que merecido

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Foto: iStock.

Esta codiciada clasificación ha sido elaborada a partir de la opinión de los cocineros, críticos y editores más prestigiosos del sector. Un juicio basado en años de experiencia que deja claro la calidad de la gastronomía vasca y, en especial, de esta "alta cocina en miniatura", tal y como la describen desde Lonely Planet. Sus responsables hacen una mención especial a los pintxos que sirven en el casco antiguo de San Sebastián, donde es obligatorio seguir el recorrido por los bares y restaurantes más representativos de la capital, siendo esta la mejor manera de disfrutar de su increíble variedad.

Para obtener la experiencia completa de pintxos y San Sebastián, hay que pasar un día de ocio en la ciudad

“Es difícil enumerar los pintxos favoritos, pero los más sencillos son a menudo los que te dejan boquiabierto, como, por ejemplo, los de espárragos blancos, atún y tarta de anchoa; o tal vez los champiñones estofados con ajo”, recomiendan los expertos. Añadiendo además otra costumbre propia de nuestro país: la siesta. “Para obtener la experiencia completa de pintxos y San Sebastián, hay que pasar un día de ocio en la ciudad y sus alrededores, y hacer la siesta para luego salir de nuevo a las nueve de la noche. Nunca estarás a más de unos minutos de tu próximo bar, un nuevo menú de sabrosas golosinas y un nuevo grupo de personas comiendo y bebiendo, solo sigue sus pistas”.

Por estos y otros muchos motivos, los pintxos de la capital guipuzcoana han triunfado frente a otras 500 experiencias gastronómicas de semejante calibre, que se extienden por todo el mundo. Desde Corea del Norte y Chile, pasando por Texas y Copenhague, hasta llegar a Nueva Zelanda o la mismísima Italia. “Cuando viajamos, la comida que comemos cuenta una historia, desbloquea las costumbres sociales y revela antiguas tradiciones, y nos ofrece la oportunidad de conectar con los locales de una manera orgánica”, defienden desde su web oficial. ¿Qué otras experiencias forman parte del top 5 de la clasificación?

Un planeta plagado de diversidad

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  • Curry laksa (Kuala Lumpur). El segundo puesto de la clasificación lo ocupa esta sopa de fideos muy popular en la cultura peranakan -mezcla de la china y la malaya-. La receta consta de ingredientes tan variados como la leche de coco, el tofu, los palos de pescado, las gambas e incluso los berberechos. “Una mezcla embriagadora de especias y sabores entra en contacto con el curry que, cuando se combina con la leche de coco, crea ese característico aspecto naranja ardiente de la sopa de fideos”, describen en la guía.
  • Sushi (Tokio). Uno de los manjares más populares del momento cierra el podio con un tercer puesto más que merecido. Todos conocemos de sobra sus particularidades, sin embargo, desde Lonely Planet aconsejan seguir las costumbres niponas para no caer en el ridículo. "Cuando se coloque la pieza de sushi fresca frente a usted, recójala con las manos, no con los palillos, y no la sumerja en salsa de soja ni pida wasabi adicional. El chef ha sazonado la oferta, por lo que es un insulto modificar el sabor”, alertan.
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  • Falda de res (Texas). Este corte de carne alcanza un gusto exquisito si sigue la receta predilecta del estado de Texas, en Estados Unidos, expertos en el arte de la barbacoa. Los autores destacan un local en particular: Franklin Barbecue, en el condado de Austin. Allí podrás degustar su menú estrella, compuesto por cerdo desmenuzado, costillas, salchichas y la auténtica protagonista, la pechuga de carne ahumada. “Sazonan la carne con una mezcla de sal y pimienta negra, y la cocinan "baja y lenta" con humo de roble hasta que se ablanda y se recubre con una fina y salada corteza. Es un clásico de Texas jugoso y ahumado, considerado el mejor en su clase por los propios tejanos”.
  • Som tum (Bangkok). Nunca una simple ensalada ha generado tanta expectación. No obstante, no hablamos de una preparación cualquiera, sino de la auténtica ensalada de papaya verde que triunfa en las calles de Tailandia. “El som tum es una explosión de sabor: es ácido, salado, dulce e intensamente ardiente. También posee una textura extraordinaria, ya que combina el crujiente de los cacahuetes con las astillas frías de la papaya verde pálida y la zanahoria, y las gambas y los tomates pequeños, dulces y jugosos”. ¿No se te hace la boca agua?

Otros componentes de la lista son el smørrebrød de Copenhague, el cangrejo de río que se prepara en Kaikoura -una isla situada al sur de Nueva Zelanda-, el bibimbap de Corea del Sur, las célebres pizzas margaritas de Italia, los dim sum de Hong Kong, el ceviche de Lima, los pasteles de nata de Lisboa, las ostras de Tasmania o el tajín de cordero que se cocina con mimo en Marrakech, entre otros.

Para remontarnos al origen de los pintxos debemos viajar hasta el siglo XIII, época en la que el rey Alfonso X el Sabio dominaba el territorio español. El monarca padecía una enfermedad a la que los médicos hacían frente con sorbos de vino, que debían ir siempre acompañados de pequeñas raciones de comida para evitar efectos secundarios. Con el paso de los años, estas diminutas porciones derivaron en las tapas que hoy todos degustamos a modo de entrante, y en los pintxos que colman las barras de la mayoría de locales de Euskadi.

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