Cinco salsas españolas típicas que nunca faltan en cualquier mesa
Este elenco de salsas se elaboran con los ingredientes más característicos del país y sirven para acompañar a todo tipo de elaboraciones y, además, aportar un extra de sabor en el paladar
Son 'la salsa de la vida'. O de la comida concretamente y nunca mejor dicho. El elemento capaz de añadir sabor y matices a determinados alimentos para que estos resulten más apetitosos. Una manera de otorgar una capa más a nivel gastronómico a ciertas elaboraciones y hacerlas más sorprendentes. En España tenemos muchas salsas que demuestran nuestra afición a determinados sabores y al uso de nuestros ingredientes más característicos.
En Alimente recopilamos algunas de las salsas más típicas de nuestro país, unas elaboraciones que suelen estar presentes en multitud de platos.
Alioli
Una de las salsas españolas más comunes en nuestra gastronomía es el alioli o ajoaceite. Este es especialmente típico en las regiones mediterráneas, incluso fuera del país, pero se puede encontrar por todo el territorio nacional. Básicamente consiste en una emulsión de ajo y aceite de oliva, como su propio nombre indica. En sus orígenes era un majado de ambos, pero a día de hoy se elabora también con ciertas variaciones. Y pueden servirse con patatas, carnes, fideuás, arroces…
Así, se le puede aplicar una yema de huevo, por ejemplo. Es muy común ver que ciertos 'aliolis' tengan un color blanco, pero esto es porque se ha empleado leche o, en su defecto, se trata de una mayonesa que se ha condimentado con ajo. Esto es una práctica muy común y extendida que a veces es rechazada en las zonas originarias de esta receta, donde defienden que solo hay que emplear ajo, aceite y sal para obtener una salsa de color amarillo.
Romesco
Típica de Cataluña y especialmente conocida por ser la que se utiliza para mojar los calçots, como se ve en la foto que encabeza este artículo, pero también para acompañar verduras, pescados y hasta carnes. La salsa romesco se elabora a base de tomate, ajo, frutos secos, aceite de oliva y pimientos rojos secos o ñoras. Con todo esto se elabora un sofrito o se pica y se bate utilizando tomates y ajos asados.
Su inconfundible sabor a asado con cierto regusto picante y fuerte la convierten en una gran acompañante para los calçots y otras verduras a las que les aporta un matiz en el sabor gracias al que destacan sin solapar el del resto de alimentos.
Mojo rojo y verde
En las islas Canarias, algunas de las comidas más típicas, como las papas arrugás, se suelen acompañar con un tipo de salsa muy característica: el mojo, que suele llevar un alto contenido en pimienta que le confiere el toque picante o picón. Así, hay varias maneras de elaborar la misma, pero principalmente son dos las que destacan y que son las más extendidas: el rojo y el verde.
Estos suelen elaborarse con algunos ingredientes en común como aceite, vinagre, ajo y pimiento, aunque cada uno requiere de algunos más específicos para adquirir sus propias particularidades.
- El rojo, que resulta más picante, utiliza pimienta palmera y pimentón, por ejemplo. Y este resulta especialmente adecuado para acompañar la carne o las papas.
- El verde, en cambio, tiene un sabor más suave y se suele utilizar, además de con las patatas, con pescados. En él se emplea cilantro, perejil y pimiento verde, que son los ingredientes que le dan su particular color.
Salsa brava
Las patatas bravas son uno de los platos más típicos de España. Pueden ser una tapa, un entrante o una guarnición perfecta para muchos menús. Y aunque los tubérculos son la base de la misma, el protagonismo y el éxito recae en la salsa que las empapa. Es esta la que les da el sabor y el gusto picante por los que son una de las preparaciones estrella de la gastronomía española.
La salsa brava no solo destaca por el sabor, sino por lo barata y sencilla que resulta, pues sus ingredientes base son el aceite de oliva, el pimentón dulce y el picante, pudiendo ser el tomate y la cayena otros añadidos. Por supuesto, hay muchas variantes para elaborarla en función del gusto más o menos picante o dulce que se desee. No obstante, es fácil reconocer cuándo se está comiendo una salsa auténtica o cuándo se está empleando un tomate frito al que se le ha añadido guindilla.
Salsa española
El nombre deja claro de dónde proviene, aunque esta fue popularizada en Francia gracias a Auguste Escoffier, cocinero y restaurador que modernizó la cocina gala. Este adaptó la receta de esta salsa en el siglo XIX y la adaptó para conformar una de las cinco salsas madre que se utilizan para crear otras derivadas como una de champiñones, una cazadora o una de Oporto, por ejemplo.
La salsa española tiene un intenso sabor que la hace combinar muy bien con platos cárnicos. Se elabora con un 'roux' y un fondo oscuro al que se le acaba añadiendo vino tinto o caldo de carne para así acabar obteniendo el citado gusto fuerte con una textura espesa que pueda empapar y penetrar en los alimentos a los que acompañe.
Son 'la salsa de la vida'. O de la comida concretamente y nunca mejor dicho. El elemento capaz de añadir sabor y matices a determinados alimentos para que estos resulten más apetitosos. Una manera de otorgar una capa más a nivel gastronómico a ciertas elaboraciones y hacerlas más sorprendentes. En España tenemos muchas salsas que demuestran nuestra afición a determinados sabores y al uso de nuestros ingredientes más característicos.
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