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Los restaurantes con más encanto del barrio de Malasaña
  1. Gastronomía y cocina
Una zona CON MÚLTIPLES OPCIONES

Los restaurantes con más encanto del barrio de Malasaña

Es la zona más creativa y alternativa de la capital. Tiendas de segunda mano y teatros con historia conviven en un ambiente donde la gastronomía también ocupa un papel privilegiado

Foto: El Arquibar.
El Arquibar.

Como todos los madrileños ya saben, Malasaña es uno de los barrios históricos más concurridos de la capital. “Su nombre se debe a Manuela Malasaña, heroína del levantamiento del 2 de mayo de 1808. La joven de 17 años murió en estas calles a manos de las tropas francesas cuando colaboraba para defender la ciudad”, explican en el portal Mirador Madrid. Una popularidad que explotó con el movimiento cultural de los años 80 conocido como la Movida madrileña.

Desde entonces, sus calles congregan toda clase de personas y negocios de estilo alternativo, el mismo que ha terminado por influir a un sector de tanta tradición como el de la restauración y la gastronomía. Todos aquellos comensales que quieren disfrutar de una velada repleta de creatividad y buen gusto acuden a Malasaña. Y no es de extrañar, pues sus restaurantes poseen una personalidad única que consigue atrapar a la más fiel de las clientelas. ¿Qué locales merecen una visita en el barrio de moda de Madrid?

Pajarita

placeholder Pajarita.
Pajarita.

Si sois de esa clase de comensales que huye de los platos tradicionales y repetitivos, Pajarita es vuestro sitio. Su propuesta se basa en una fusión contemporánea, influenciada por cocinas de todo el mundo. “No necesitareis cuchillos, incluso podréis prescindir de los tenedores si os atrevéis con los palillos. [...] Pajarita os proporciona una experiencia única en un ambiente acogedor, moderno y cuidado. Y la diversión no acaba con la comida, después habrá buena música, copas y cocktails”, explican sus propietarios en la página web oficial del restaurante.

¿Sus platos estrella? Las quekas –dos quesadillas de champiñón en chipotle con pesto de pipas y pico de gallo–, las bombitas de camarón con curry salteado y quisquillas o las pulparepas –láminas de pulpo sobre milhojas de patata confitada en pimentón dentro de una arepa de tinta de calamar–.

Dirección: calle Apodaca, 20.

El Arquibar

Situado en un antiguo estudio de arquitectura, el restaurante Arquibar es un lugar que combina el arte, la decoración y la cocina mediterránea . Y vaya si lo consigue. Es famoso por sus brunch dominicales, compuestos por zumos multifruta naturales y recién hechos, bizcochos caseros, 'cupcakes', yogures, bocadillos rellenos, embutidos ibéricos y sus famosas 'omelettes' de tomate cherry, mascarpone, berenjena o espinacas, entre otros ingredientes. Todo ello aderezado con un vaso de limonada marca de la casa. Dos horas repletas de una comida sencilla, ecológica y de lo más satisfactoria.

Dirección: travesía del Conde Duque, 5.

Jack Percoca

placeholder Jack Percoca.
Jack Percoca.

Y volvemos a la cocina fusión para hablar del restaurante Jack Percoca, la mezcla de dos de las cocinas más reconocidas de todo el mundo: la italiana y la americana. Si trabajáis cerca de la zona, no dejéis pasar la oportunidad de acudir a su divertido y célebre afterwork, amenizado con auténtica música italiana y recetas sabrosas de pasta fresca y pizzas napolitanas. La Donna Sofia o Extravaganza, el Spaghetti Burger, el Fake Tartare, la Burrata Tricolore y el steak tartare son algunos de los platos más solicitados. Sin olvidar sus postres caseros, entre los que destacan el tiramisú, la Margherita Cheesecake o el Banoffe Pie.

Dirección: calle Conde Duque, 14.

La Dominga

Regentado por chefs argentinos, este restaurante es uno de los más recurrentes de Malasaña. Gracias en parte la exitosa combinación entre la cocina propia del País Vasco y los sabores del Mediterráneo que tanto juego dan en los fogones. ¿El resultado? Unas elaboraciones plagadas de frescura, originalidad y sabor. La tabla de jamón ibérico, las croquetas o el rabo de toro conviven con otras recetas más elaboradas como, por ejemplo, el jarrete de cordero a baja temperatura, el tiradito de corvina con leche de tigre de coco y guindilla fresca picante o el tataki de vaca madurada 45 días.

Dirección: calle Espíritu Santo, 15.

La Musa

placeholder La Musa.
La Musa.

Este restaurante forma parte de una gran familia, compuesta por algunos de los mejores locales de la ciudad como Limbo, Ojalá o Cafetería HD. En este caso, se trata de un ambiente bohemio, cálido y muy acogedor, “una segunda casa para nuestros clientes”, tal y como presumen sus propietarios. Aunque muchos de los comensales que acuden a su llamada recurren al menú del día –una opción de lo más recomendable–, la carta está compuesta por platos tan suculentos como el taco de ropavieja, la carrillera con setas, el salmón marinado, las verduras al carbón y los famosos wok. Sin olvidar la extensa oferta de batidos, smoothies, cafés, tés y chocolates. Ideal para cualquier momento del día.

Dirección: calle Manuela Malasaña, 18.

Nanai

23 años han pasado desde que Nanai abriera sus puertas por primera vez. Nanai es un espacio cultural en el que, además, se puede disfrutar de sabrosos platos o compartir un café en un ambiente único”, describen en su página web oficial. Un lugar donde el jazz, la danza, la literatura, el arte y las comidas temáticas unen sus fuerzas a favor de la creatividad y la grandeza. Nanai es de esos lugares donde pasar el rato es una auténtica fantasía y, además, se come de maravilla. Su éxito se debe a una carta que refleja la personalidad del barrio, donde triunfan platos tan variados como el tapenade –paté de aceituna negra–, la ensalada Wakame, el pollo al curry con manzana y sésamo negro, los raviolis naranjas rellenos de calabaza o la tarta de la pasión.

Dirección: calle Barco, 26.

Como todos los madrileños ya saben, Malasaña es uno de los barrios históricos más concurridos de la capital. “Su nombre se debe a Manuela Malasaña, heroína del levantamiento del 2 de mayo de 1808. La joven de 17 años murió en estas calles a manos de las tropas francesas cuando colaboraba para defender la ciudad”, explican en el portal Mirador Madrid. Una popularidad que explotó con el movimiento cultural de los años 80 conocido como la Movida madrileña.

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