Una técnica muy especial para dar mucho más sabor a tus platos
Siempre ha sido uno de los ingredientes más utilizados en la cocina. Sin embargo, su uso suele estar limitado a las cremas de verduras, los postres y los sofritos. No tiene por qué ser así
En muchos lugares de España, la mantequilla es un suculento manjar que suele ir acompañado de azúcar, mermelada, galletas o una crujiente rebanada de pan. Un aperitivo fácil y de lo más satisfactorio a ojos del comensal. Sin embargo, como todos los amantes de la cocina ya saben, la mantequilla no solo sigue este modo de preparación, también es un ingrediente indispensable a la hora de hacer purés, cremas de verduras, postres, hojaldres e incluso salsas y sofritos. ¿Existe un alimento con mayor versatilidad?
Lamentablemente, su alto contenido en grasas saturadas ha provocado que la mantequilla pase a un segundo plano, detrás del tan codiciado aceite de oliva. No obstante, no conviene desaprovechar este alimento cuando podemos reducir su consumo a la mínima esencia y seguir disfrutando de su increíble sabor. Numerosos expertos en la materia recurren para ello a una elaboración que actualmente está en tendencia: las mantequillas saborizadas.
¿Qué son las mantequillas saborizadas?
Como su propio nombre indica, las mantequillas saborizadas son aquellas que cuentan con un ingrediente adicional en su composición que le otorga un sabor muy distinto al original. Esta técnica suele utilizarse mucho en bares y restaurantes como aperitivo previo a la comida, aunque muchas personas optan por prepararlas en su propia casa con las sobras del día anterior. Esta es una de las principales ventajas de las mantequillas saborizadas, que pueden realizarse con cualquier tipo de ingrediente: hierbas aromáticas, anchoas, queso, ajo, setas, semillas, miel e incluso frutas como la fresa o el mango. Las opciones son infinitas.
Hay que moldearla en un plástico para conseguir un cilindro que luego se pueda almacenar durante semanas
Su elaboración es también de lo más sencilla: solo hay que ablandar la mantequilla y agregarle uno o varios sabores adicionales. “Después tiene que volver a moldearla en un plástico a fin de conseguir una forma de salchicha, de modo que usted pueda almacenarla durante varias semanas en el congelador y solo cortarla según sus necesidades”, explican desde el portal Excelencias Gourmet. Una vez preparada, la mantequilla puede consumirse directamente sobre una tosta de pan o derretida para dar sabor a la carne, el pescado, la pasta o las verduras. Eso sí, recordad que se trata de un aderezo de consumo moderado. ¿Cuáles son las recetas más originales?
Mantequilla al chipotle y ajo
Ingredientes:
- 200 g de mantequilla
- 1 lata pequeña de chipotle
- 2 dientes de ajo
- 5 cucharadas de vinagre blanco
- Sal y pimienta al gusto
Utilizando una licuadora o mezclador giratorio, juntamos el chipotle, el vinagre blanco, el ajo, la sal y la pimienta. Mientras tanto, en una sartén, fundimos la mantequilla hasta que comience a burbujear. Acto seguido, la sacamos del fuego y añadimos la pasta de chipotle elaborada anteriormente. Metemos todo el conjunto en un frasco y dejamos que repose en el frigorífico durante dos horas. Cuando haya adquirido la consistencia adecuada, ya estará lista para su consumo. Este sabor picante pega a la perfección con una buena pieza de carne o un plato de pasta con verduras.
Mantequilla de arándanos
Ingredientes:
- 125 g de mantequilla sin sal
- ½ taza de arándanos
- 1 cucharadita de sal de mar
- 1 puñado de menta fresca
- 2 cucharadas de ralladura de mandarina
A diferencia de la receta anterior, la mantequilla no debe llegar hasta el punto de ebullición, sino simplemente alcanzar la temperatura ambiente y una textura cremosa y liviana que permita moldearla. Después, se añade la sal, la ralladura de mandarina y la menta fresca. Lo mezclamos todo bien con una cuchara y agregamos cuidadosamente los arándanos enteros. Siguiendo el procedimiento anterior, enrollamos la mantequilla en papel film transparente y la metemos en el frigorífico hasta que quede una masa compacta. Esta versión es ideal para acompañar hojaldres dulces, tortitas, gofres o incluso las clásicas tostadas, esta vez prescindiendo de la mermelada.
Mantequilla de queso roquefort
Ingredientes:
- 80 g de queso roquefort
- 130 gr de mantequilla sin sal
- 1 cucharadita de mostaza
- 1 cucharadita de brandy
- Una pizca de pimienta blanca
En primer lugar, desmigamos el queso y lo unimos bien con la mantequilla, que habrá sido ablandada previamente a temperatura ambiente. Una vez conseguida la mezcla, incluimos el resto de ingredientes y lo machacamos todo con un tenedor para que quede una pasta uniforme y bien integrada. Ya solo queda meter la mantequilla resultante en un tarro y dejar que enfríe hasta adoptar una consistencia similar a la del paté. Se trata de una opción excelente para tomar con unas rodajas de pan tostado, pescado blanco o un buen filete de res.
Mantequilla de vino tinto
Ingredientes:
- 100 ml de vino tinto (se recomienda Pinot Noir)
- 125 g de mantequilla sin sal
- 2 cucharadas de cebollino picado
- Pimienta negra
Comenzamos esta receta, perfecta para acompañar las mejores piezas de carne, agregando a una sartén el cebollino y el vino, y dejando que hiervan a fuego lento. Debemos esperar unos 5 o 10 minutos, tiempo más que suficiente para que el alcohol se haya evaporado. Dejamos que se enfríe y mientras tanto mezclamos con la batidora la mantequilla y la pimienta. Cuando el vino y el cebollino ya se hayan enfriado, se añaden al conjunto y batimos todo de nuevo hasta que adquiera un tono rosado. Finalmente, con la ayuda de una cuchara, ponemos la mantequilla sobre papel film y lo enrollamos hasta formar un cilindro. ¡Buen provecho!
En muchos lugares de España, la mantequilla es un suculento manjar que suele ir acompañado de azúcar, mermelada, galletas o una crujiente rebanada de pan. Un aperitivo fácil y de lo más satisfactorio a ojos del comensal. Sin embargo, como todos los amantes de la cocina ya saben, la mantequilla no solo sigue este modo de preparación, también es un ingrediente indispensable a la hora de hacer purés, cremas de verduras, postres, hojaldres e incluso salsas y sofritos. ¿Existe un alimento con mayor versatilidad?