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Las razones por las que es tan bueno comer carne de caza
  1. Gastronomía y cocina
VENTAJAS E INCONVENIENTES

Las razones por las que es tan bueno comer carne de caza

La temporada ya ha comenzado y con ella la presencia en restaurantes y supermercados de un producto con menos grasa y más proteínas que el tradicional, gracias a la crianza silvestre

Foto: Foto: iStock.
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Con el otoño llega también la temporada de caza, una actividad que el ser humano ha practicado desde tiempos inmemoriales con el objetivo de buscar alimento. Sin embargo, con el paso de los años, esta necesidad básica de supervivencia se ha convertido también en un deporte o afición de gran popularidad. “Las estadísticas ponen de manifiesto que tras la caza se esconde un sector económico en alza, que va más allá del propio cazador o del restaurador. Todo esto ha hecho que en los últimos años se intente establecer un orden legal en dicho sector”, aseguran desde La Bandera, distribuidor de carnes selectas.

Dicha acogida se debe en parte a las propiedades organolépticas que caracterizan a la carne de caza, un alimento saludable y natural que carece de residuos y sustancias artificiales como las que se suelen utilizar en los animales de abastos. Eso sí, esto no significa que estén exentas de riesgos como, por ejemplo, los contaminantes biológicos o las sustancias tóxicas propias del medio ambiente. Bajo esta premisa, ¿qué beneficios aporta la carne de caza a nuestro organismo?

Carne de caza, beneficios y propiedades

Debido a la gran cantidad de detractores que se han unido para desprestigiar la caza en territorio nacional, sobre todo si tenemos en cuenta que en España apenas se vende carne silvestre, la mayoría de dichas piezas acaban en la despensa de los propios cazadores o van destinadas a países como Francia, Alemania o Bélgica. Una situación que la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza busca cambiar a toda costa, ya que este producto posee multitud de propiedades nutricionales que pasan totalmente inadvertidas para el consumidor español.

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Foto: iStock.

La carne de caza se clasifica en dos grupos: de pelo y de pluma. El primero divide a los animales según su tamaño, pues incluye especies tan dispares como el jabalí, el corzo, el conejo o el venado. Mientras que la caza de pluma distribuye las piezas según su lugar de origen: tierra, montaña y agua. La codorniz, el gallo silvestre, el pato salvaje, la perdiz o la avefría son algunas de las criaturas que conforman este grupo.

En cuanto a sus cualidades organolépticas, este producto se caracteriza por un color rojo más oscuro que el de las especies domésticas, una tonalidad que se incrementa a medida que el animal cumple edad. Además, la textura y la terneza son mucho más duras, aunque puede haber diferencias según la época del año, el sexo o el tipo de alimentación. ¿Qué otros beneficios aporta la carne de caza?

  • “Son carnes con mucho menos contenido en grasa, pero pese a eso su contenido en colesterol es similar al resto de las carnes. El aporte en grasa es menor cuanto más joven es el animal”, aseguran desde La Bandera.
  • Como ya hemos visto anteriormente, carece de residuos hormonales, antibióticos y otros fármacos que sí suelen ser administrados a los animales de abasto que se crían en las granjas.

En la carne de caza, la grasa es menor cuanto más joven es el animal

  • También se caracteriza por tener un alto contenido en hierro, fósforo, magnesio y potasio, que lo convierte en un alimento perfecto para las personas que sufren anemia.
  • Las proteínas de alto valor biológico -que contienen los 9 aminoácidos esenciales- también forman parte de su composición, fomentando así la formación de anticuerpos, el transporte de sustancias beneficiosas para el organismo como las hormonas y los nutrientes, o la regulación de las actividades que tienen lugar en el cuerpo humano.

No obstante, además de estos beneficios para la salud, el consumo de carne de caza también apoya el producto local y de temporada, promueve un precio más competitivo en el mercado, rechaza por completo las condiciones nefastas que a veces acompañan a la cría de estos animales y, además, colabora con la conservación del entorno rural y medioambiental. Lamentablemente, y como ocurre con el resto de alimentos, no es oro todo lo que reluce.

Principales inconvenientes de la carne de caza

Ya en 2012, el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), del Ministerio de Sanidad, reveló a los consumidores que la carne de caza podría estar contaminada por el plomo y otros materiales con los que se fabrican los perdigones y las balas. Un problema que obligó a las autoridades competentes a alertar sobre el consumo de este tipo de alimentos en los niños menores de seis años, las embarazadas y todas aquellas mujeres que buscan quedarse en estado. Además de situar la ración semanal recomendada para un adulto sano en 150 gramos.

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“Está comprobado que el plomo afecta negativamente al sistema nervioso central de los niños, así como a los riñones y al sistema cardiovascular de los adultos, según recuerda el informe de AESAN, que también señala que se han asociado concentraciones elevadas de plomo en sangre con una reducción del coeficiente intelectual y de las funciones cognitivas en niños menores de siete años”, aseguran desde el portal Segura en Verde.

Además, la cantidad excesiva de ácido láctico que incluye el músculo de estas carnes, que posteriormente se transforma en ácido úrico, no es nada favorable para las personas que padecen hiperuricemia o gota. “Las carnes de caza pueden contaminarse si el animal se alimenta de cultivos tratados con herbicidas y pesticidas, o por ingestión accidental de cebos venenosos usados ilegalmente para luchar contra las alimañas”, añade La Bandera. Por estos motivos, los expertos recomiendan evitar el consumo de carne cruda o mal cocinada, recurrir siempre a establecimientos autorizados y controlados, y seguir un método de cocción y conservación adecuado.

Con el otoño llega también la temporada de caza, una actividad que el ser humano ha practicado desde tiempos inmemoriales con el objetivo de buscar alimento. Sin embargo, con el paso de los años, esta necesidad básica de supervivencia se ha convertido también en un deporte o afición de gran popularidad. “Las estadísticas ponen de manifiesto que tras la caza se esconde un sector económico en alza, que va más allá del propio cazador o del restaurador. Todo esto ha hecho que en los últimos años se intente establecer un orden legal en dicho sector”, aseguran desde La Bandera, distribuidor de carnes selectas.

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