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Los mejores trucos para que el 'brownie' te quede perfecto
  1. Gastronomía y cocina
desde 1890

Los mejores trucos para que el 'brownie' te quede perfecto

Su origen se remonta al año 1897 en Boston. Sin embargo, la fórmula original ha evolucionado hasta convertirse en el postre predilecto de muchos comensales. Pasión de golosos

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El brownie nació hace tan solo nueve años gracias a la pasión desmedida de un grupo de tuiteros por este postre tan bien avenido. Sin embargo, su auténtico origen se remonta a finales de la década de 1890, cuando a un famoso cocinero de la ciudad de Boston (Estados Unidos) se le olvidó poner levadura al bizcocho de chocolate que estaba elaborando. Un error culinario que supuso la creación de uno de los dulces más populares y suculentos del momento. Crujiente por fuera y tierno y sabroso por dentro, acompañado de una bola de helado de vainilla y sirope de chocolate caliente, ¿qué más se puede pedir?

Desde tan suculenta equivocación, el brownie ha evolucionado hasta inundar el mercado de numerosas versiones con ingredientes tan dispares como el chocolate blanco, los frutos rojos, el té matcha, la mantequilla de cacahuete o incluso el queso en crema. Las opciones son infinitas, pues todo depende de los gustos del comensal. Sin embargo, la receta americana es la que todavía se mantiene en lo alto de la cima y ninguno de sus sucesores parece poder arrebatarle el trono. ¿Cuáles son los pasos a seguir para elaborar un brownie 100% auténtico? ¡Tomad nota!

Brownie americano, el legítimo

Ingredientes:

  • 250 g de mantequilla sin sal
  • 340 g de chocolate con un 72% de cacao
  • 340 g de azúcar blanco
  • 100 g de azúcar moreno
  • 140 g de harina de trigo
  • 5 huevos tamaño L
  • 2 cucharaditas de extracto de vainilla
  • ½ cucharadita de sal
  • Nueces
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Foto: iStock.

Antes de comenzar la elaboración, precalentamos el horno a 180ºC, con calor por arriba y por abajo y sin ventilador. A continuación, engrasamos el molde seleccionado -es preferible que no tenga mucha profundidad- con un spray desmoldante, mantequilla o aceite de oliva. Reservamos hasta el final de la receta. Para preparar el brownie, empezamos derritiendo la mantequilla y el chocolate en un cazo a fuego medio. Cuando lo hayamos conseguido, retiramos la mezcla del fuego y la pasamos a otro recipiente para que pierda calor. Una vez esté templada, añadimos los dos tipos de azúcar y batimos manualmente hasta crear una masa uniforme. Incluimos los huevos, uno a uno y batiendo enérgicamente después de cada incorporación. Luego añadimos la vainilla y la sal.

Por último, incorporamos la harina tamizada y unimos todo bien con una espátula y movimientos envolventes. Cuando la masa del brownie ya esté lista, incluimos las nueces troceadas y mezclamos de nuevo para integrarlas. Vertemos la masa en el molde y horneamos durante media hora, aproximadamente. El brownie estará listo cuando la superficie luzca un aspecto crujiente y quebrado. Para asegurarnos, podemos recurrir al truco del palillo: si pinchamos en el centro del brownie y el palillo sale manchado con una textura cremosa, el dulce estará listo.

Antes de hincarle el diente, se recomienda dejar que enfríe en el mismo molde durante al menos 10 minutos. Pasado ese tiempo, desmontamos y dejamos que vuelva a enfriar sobre una rejilla durante una hora. De esta forma, evitaremos que se rompa al cortarlo. En cuanto a la presentación, lo normal es servirlo en porciones cuadradas, con helado de vainilla y una capa de chocolate fundido. Fácil, ¿verdad? Eso sí, para no dar margen a ningún error, lo mejor es seguir también los consejos que exponemos a continuación.

Trucos para elaborar el brownie perfecto

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  • Como en cualquier otra receta, los ingredientes del brownie deben ser de primera calidad, en especial el chocolate. Es importante utilizar una variedad que incluya en su composición una mayor proporción de pasta de cacao, siempre indicada en %. Cuanto más puro sea, mejor saldrá el postre.
  • Otro elemento a tener en cuenta es la harina. Esta debe ser de trigo y leudante, es decir, “una harina refinada donde se encuentra ya incorporado el polvo de hornear (polvo químico, leudante) y la sal”, explican desde el portal Solo Postres. Gracias a ella, la masa del brownie quedará más liviana y esponjosa.
  • A la hora de batir todos los ingredientes, resulta fundamental controlar los movimientos. El brownie no debe sufrir un batido excesivo, esta es la principal diferencia con un clásico bizcocho de chocolate. Para conseguir la consistencia adecuada -densa y húmeda-, se recomienda disolver el azúcar en la mantequilla en tres partes: primero el azúcar moreno, luego la mitad del azúcar blanco y por último el azúcar restante.

Es muy importante utilizar un chocolate que tenga una mayor proporción de pasta de cacao

  • A pesar de la creencia popular, el brownie no debe estar crudo, sino horneado en su justa medida. Su interior debe lucir cremoso, no líquido. “Esto no significa que esté crudo, ya que al sacarlo es tal el calor que mantiene dentro que seguirá cociendo”, desvelan desde el blog de repostería 'Megasilvita'.
  • Tal y como hemos visto en la receta, el tipo de molde también influye en el resultado final del postre. Este debe ser cuadrado, tener un fondo escueto y una longitud de entre 20 y 25 centímetros.
  • Cuando llegue el momento de desmoldar el brownie, no solo hay que fijarse en la superficie del dulce, que debe estar crujiente y quebrada, también en los bordes. Una forma de saber a ciencia cierta si el brownie ya está listo para enfriar es ver si los bordes se han despegado del molde.
  • Y por último, “el brownie siempre se sirve frío: debes dejarlo enfriar a temperatura ambiente antes de comerlo. Puedes por supuesto calentarlo si te apetece comerlo caliente con una bola de helado, pero una vez que ha enfriado al hacerlo. Si no lo haces así, se te puede desmoronar, romper”, concluyen los expertos.

El brownie nació hace tan solo nueve años gracias a la pasión desmedida de un grupo de tuiteros por este postre tan bien avenido. Sin embargo, su auténtico origen se remonta a finales de la década de 1890, cuando a un famoso cocinero de la ciudad de Boston (Estados Unidos) se le olvidó poner levadura al bizcocho de chocolate que estaba elaborando. Un error culinario que supuso la creación de uno de los dulces más populares y suculentos del momento. Crujiente por fuera y tierno y sabroso por dentro, acompañado de una bola de helado de vainilla y sirope de chocolate caliente, ¿qué más se puede pedir?

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