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Cómo recalentar la comida del fin de semana y que te sepa mejor
  1. Gastronomía y cocina
horno, micro y sartén

Cómo recalentar la comida del fin de semana y que te sepa mejor

La comida del tiempo carece de casi todas las propiedades organolépticas de su versión más caliente. Pero a veces los resultados son pésimos, casi peor que sacada de la nevera

Foto: Foto: iStock.
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A la mañana siguiente de la cena de Navidad (ya sea de empresa o con los amigos) podemos arrepentirnos de nuestra inconsciencia del día anterior. En estos momentos, si por casualidad nos queda pizza grasienta, aunque sea muy triste no nos importará demasiado comérnosla tal y como está: fría. Aquí terminan las justificaciones para no recalentarla.

La comida caliente está más rica y ahora, en invierno, es mucho mejor para nosotros. Pero a todos nos ha pasado intentar recalentar unos espaguetis o un arroz del día anterior y que los resultados, aunque técnicamente comestibles, estén muy lejos de ser sabrosos o incluso digeribles.

El microondas seca la comida y además no la calienta de forma uniforme. Es una mala opción

Quién no ha sacado un táper de espaguetis de la nevera, lo ha vertido en un plato y se ha encontrado con un mazacote rígido que nada tiene que ver con la flexibilidad y delicadez de los recién hechos. Cosas similares les pasan a multitud de otros alimentos como el arroz, las patatas o la susodicha pizza. Por eso, aquí os proponemos las soluciones a esos problemas:

Pasta

El primer remedio (y no el mejor) que puede darnos buenos resultados en momentos de emergencia es utilizar el microondas, pero con dos cambios fundamentales. El primero es disponer la pasta en forma de rosquilla o, dicho de otro modo, con un agujero en el centro del plato. Esto se debe a que, como ya habremos podido experimentar en más de un momento de nuestra vida, el microondas no calienta uniformemente nuestra comida. Las partes céntricas están siempre a una temperatura diferente, normalmente más fría. Haciendo esto evitaremos que nos ocurra este problema. Pero no acaba aquí este truco. El microondas tiende a secar considerablemente cualquier cosa que se pone dentro de él, con lo que si no queremos acabar con las esquinas y dobleces de cada espaguetis secos, podemos meter un pequeñísimo cuenco con un poco de agua en el centro de la 'rosquilla', con lo que el vapor emanado evitará que esto ocurra.

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El segundo truco requiere de una sartén y de ser previsores. Si guardamos un vaso en la nevera con parte del agua de cocción y luego recalentamos los espaguetis en una sartén junto con una cucharada de ese agua por ración de pasta, quedará como nueva. Muy fácil y rápido. Pero no os preocupéis, añadir agua del grifo también se puede hacer, aunque el resultado no es tan bueno.

Pizza

Aunque mantenemos que fría se puede comer, pero que es triste hacerlo, mucho mejor es como recién salida. Tenemos dos opciones en esta caso: utilizar el horno o la nevera. El problema de todos los alimentos recalentados es la pérdida de humedad. Esto se debe a que, aunque sea muy fresquita, la nevera (el lugar donde suelen guardarse los restos) seca muchísimo la comida. Evitar esta pérdida de agua durante el cocinado e incluso revertirla es lo mejor para conseguir comida de una calidad muy superior. En el horno meteremos en la bandeja inferior de la pizza un cuenco (apto para horno) con dos dedos de agua. Es el mismo principio que utilizaremos en el microondas aunque, como explicábamos antes, este electrodoméstico calienta de manera heterogénea y una pizza no podemos disponerla en forma de rosquilla.

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Si, por el contrario, queremos calentar este plato en una sartén (por lo que estaremos limitados por el tamaño de la porción que pretendamos calentar y por las dimensiones de nuestro menaje de cocina), tan solo tendremos que añadir un pequeño chorrito de agua en uno de los laterales, jamás directamente sobre la porción, cuando la sartén ya esté caliente. Por último la taparemos para evitar desaprovechar ese agua. Lo mejor de este método es que la corteza no está sometida en exceso a la acción del vapor, por lo que será crujiente, mientras que el queso, el tomate y cualquier otra cosa jugosa que lleve la pizza encima absorberá dicha humedad, adquiriendo un sabor y un aspecto frescos.

Patatas fritas

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Es arriesgado, pero posible. Lo primero: una sartén. Después echaremos unas cuantas gotas de aceite de oliva virgen extra (para darle sabor de verdad), la misma cantidad que a un sofrito y después, repartir en una sola lámina y separadas las patatas fritas del día anterior. Esto conseguirá calentar su interior y refreír la capa más externa para que vuelvan a ser crujientes. Deberemos dejarlas más tiempo.

Arroz

Igual que las patatas, pero con un pequeño giro. Para recalentar el arroz, la sartén deberá conservar en todos y cada uno de los casos su antiadherencia intacta, porque el arroz cocido tiende a pegarse, y mucho. Lo repartiremos bien, con la sartén y las gotas de aceite ya bien calientes, sobre toda la superficie disponible en una fina capa y cada 20 segundos lo removeremos y volveremos a extender. Estará caliente en 3 minutos a fuego medio. Da muy buenos resultados aunque, como es lógico, no alcanzará el nivel de paella valenciana recién hecha.

A la mañana siguiente de la cena de Navidad (ya sea de empresa o con los amigos) podemos arrepentirnos de nuestra inconsciencia del día anterior. En estos momentos, si por casualidad nos queda pizza grasienta, aunque sea muy triste no nos importará demasiado comérnosla tal y como está: fría. Aquí terminan las justificaciones para no recalentarla.

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