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Las semillas de comino negro, desde Tutankamón hasta nuestros días
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grandes propiedades

Las semillas de comino negro, desde Tutankamón hasta nuestros días

Aportan muchos beneficios ya que reducen la tensión arterial, son antiinflamatorias y sirven para tratar problemas dermatológicos como el acné y la psoriasis

Foto: Comino negro. (iStock)
Comino negro. (iStock)

Aunque los estudios que sustentan los beneficios del comino negro tienen dos días, como se suele decir, su reputación como producto con excelentes beneficios para la salud se pierde en la noche de los tiempos. Tanto es así que Tutankamón fue enterrado con semillas de comino negro, ya que en la otra vida podrían serle de suma utilidad para paliar los dolores de cabeza, pues ya en el Egipto faraónico se le atribuía cierto poder analgésico. Incluso se rumorea que la legendaria Cleopatra lo empleaba en sus rituales de belleza. Tanta devoción le profesaban en el Antiguo Egipto que el aceite que se obtenía del comino era conocido vulgarmente como el aceite de los faraones.

También Mahoma estaba convencido del poder casi milagroso de esta semilla, a la que llegó a describir como una cura para cualquier enfermedad. Otros entusiastas de la semilla del comino negro fueron Hipócrates, que lo llegó a incorporar a sus preparados medicinales, o Plinio el Viejo (23-79 d.C.), quien aseguraba que podía servir para tratar problemas respiratorios, cefaleas y catarros. También en la Biblia las consideran “semillas negras curativas”.

Son ricas en muchos nutrientes como selenio, zinc y potasio, ácidos grasos omega 3 y 6, y vitaminas C y B

Por lo tanto, continuamos siguiendo a pies juntillas lo que muchas culturas hacían antes que nosotros. En cualquier caso, no hay que confundirla con la especia del comino, pues son productos diferentes. Conviene, entonces, que conozcamos su historia desde el mismo momento en que se halla en la planta. Así, el comino negro es la semilla madura de la Nigella sativa, planta herbácea originaria de Siria, aunque su cultivo se extendió por todo el Mediterráneo. En nuestro país también es posible encontrarla de forma silvestre.

El primer beneficio de las semillas de comino negro son sus propiedades nutricionales, dado que nos aportan carotenoides, vitaminas del grupo B y vitamina C, calcio, hierro, magnesio, selenio, zinc, sodio y potasio, además de ácidos grasos omega 3 y 6. También nos proporcionan ocho de los nueve aminoácidos esenciales.

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Foto: iStock.

Según el médico osteópata Joseph Mercola, en su libro titulado 'Contra el cáncer', "más de 650 estudios han demostrado que tiene efectos antimicrobianos, protege el hígado, estimula nuestro sistema inmunologico, además de tener propiedades analgésicas, antiespasmódicas y antioxidantes". Su poder analgésico ya quedó constatado en un estudio llevado a cabo por A. Mutabagani y S. A. M. El-Mahdy, ambos de la King Saud University de Riyad (Arabia Saudita), cuyos resultados fueron publicados por el 'Saudi Pharmaceutical Journal'. En concreto, la investigación empleó ratones a los que previamente se les había provocado edemas, administrándoles después aceite esencial de comino negro. Se observaron efectos comparables a los de la indometacina, un medicamento antiinflamatorio sin esteroides.

Menos cintura

Por otro lado, según un grupo de investigadores de la Sam Ratulangi University School of Medicine de Sulawesi (Indonesia), encabezado por el doctor E. A. Datau, el comino negro sería capaz de rebajar el perímetro de la cintura y la tensión sistólica, sin que ello perjudique a otros aspectos de la salud.

Lo cierto es que las indagaciones que han puesto el foco de atención sobre las semillas de comino negro suponen un suma y sigue que nos pone al tanto de sus beneficios. Así, cabe citar diversos estudios que aseguran que la ingesta de este producto resulta muy adecuada para la salud de nuestra piel, ya que podemos aliviar diversos problemas como el acné, la urticaria, la dermatitis o la psoriasis. En este último caso, un estudio de 2012 realizado por el JSS College of Pharmacy de Tamilnadu (India) concluyó que el extracto alcohólico de comino negro es útil para el tratamiento de la psoriasis cutánea.

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Foto: iStock.

Al comino también se le han atribuido propiedades galactógenas, es decir, que podría incrementar la producción de leche materna. Sin embargo, en el portal web de la plataforma E-lactancia, que informa sobre la contraindicación o no de 1.800 productos para la lactancia materna, explican que esta propiedad no ha sido probada de manera científica, quedándose así en una mera creencia popular.

Dicho todo esto, llega el momento de comer semillas de comino negro, pero ¿a qué saben? A este respecto, Mercola explica en su libro que este producto se caracteriza por un sabor tibio ligeramente amargo, similar a la mezcla de tomillo, orégano y nuez moscada. Este médico osteópata asegura que las semillas de comino son deliciosas y que podemos disfrutar de ellas añadiéndolas a guisos, verduras salteadas o aderezos para ensaladas. En este último caso, podemos animarnos a probarlas mezclándolas con limón, cilantro y tahini, y esparciéndolo luego sobre las verduras. Sin ir más lejos, en Alemania se utiliza para condimentar panes y tortas. El té de comino negro supone otra excelente opción para degustarlo, al tiempo que nos beneficiamos de sus virtudes.

Sin embargo, un último escollo puede ser dónde hallar estas semillas. Lo habitual es que las encontremos a modo de aceite o semillas en tiendas especializadas en comida ecológica o herbolarios.

Aunque los estudios que sustentan los beneficios del comino negro tienen dos días, como se suele decir, su reputación como producto con excelentes beneficios para la salud se pierde en la noche de los tiempos. Tanto es así que Tutankamón fue enterrado con semillas de comino negro, ya que en la otra vida podrían serle de suma utilidad para paliar los dolores de cabeza, pues ya en el Egipto faraónico se le atribuía cierto poder analgésico. Incluso se rumorea que la legendaria Cleopatra lo empleaba en sus rituales de belleza. Tanta devoción le profesaban en el Antiguo Egipto que el aceite que se obtenía del comino era conocido vulgarmente como el aceite de los faraones.

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