Los ochos locales de Madrid que debes visitar si te gusta el vino
El creciente interés por el vino tiene su reflejo en la cantidad de establecimientos especializados que han ido apareciendo en los últimos años en la capital
Algunos llevan décadas defendiendo el patrimonio vinícola nacional desde sus barras, pocos en aquel momento y por eso muy apoyados y con una fiel parroquia entre su clientela. Pero cuando el vino alcanzó el momento álgido, al tiempo que la alta restauración exigía de alegres billeteras, el concepto tabernero comenzó a verse como una alternativa atractiva a ambos lados de la barra; restaurador y consumidor tenían posibilidad de bajar el ticket medio, todos contentos.
La taberna regresa, ahora con dosis de modernidad, sofisticación y cuidada gastronomía, y hace de la oferta de vinos uno de sus mejores aliados, fundamental, reclamo protagonista en muchas de ellas además de clave de su éxito. Direcciones especializadas, con una bodega rica, variada, internacional (en mayor o menor medida), atenta a los movimientos que acontecen en el escenario vinícola, porque, y esto es importante señalarlo, al frente de estos locales hay grandes profesionales, conocedores experimentados del producto que tienen entre manos, lo que asegura un servicio y trato del vino inmejorables. Otra de las razones por las que cuentan con el beneplácito del público.
Sin olvidar una buena, amplia y cuidada oferta, un gustazo para cualquier consumidor que se precie de ser un aficionado curioso. En estos bares puede encontrar sus botellas favoritas, los grandes clásicos, sorpresas desconocidas, representantes foráneos, novedades de diversa índole, grandes tamaños (mágnums)… Cartas que se pueden disfrutar por botellas y por copas, lo que facilita probar distintos vinos en una visita, y que acompañan de una culinaria informal (tapas, raciones) que suele estar basada en el producto de temporada, de calidad y poco elaborado. Con todo esto, he aquí algunos de los recomendables madrileños (¡que podríamos completar en un futuro porque faltan otros tantos!) en los que da gusto abrir vinos para probar y disfrutar.
El Quinto Vino
Abierto hace 23 años por Luis Roldán, tras jubilarse el pasado año, es su hermano Juan quien ahora lo dirige, aunque no ha cambiado nada más. Es una de las direcciones obligadas para tomar vino por la cantidad que reúnen, con una pizarra por copas en constante movimiento, además de famoso por un recetario casero en el que croquetas y cocido son imprescindibles.
Dirección: calle Hernani 48. Tel 915 536 600.
La Catapa
Anuncian un cambio de imagen “radical” para septiembre, aunque solo afectará al continente porque el contenido funciona a la perfección desde que abrió por primera vez hace unos ocho años. Miguel Ángel Jiménez es su propietario y jefe de cocina, un profesional con larga experiencia tras su paso por destacados restaurantes de la capital. Mientras él se ocupa de los fogones, donde da un toque creativo al repertorio tradicional, en la barra María José Jurado, sumiller, es la mejor cicerone para un recorrido vinícola. Maneja una amplia oferta de vinos por copas, champán incluido.
Dirección: calle Menorca 14. Tel 915 742 615.
Entrevinos
Otro con más de dos décadas de historia, donde gastronomía y vino van de la mano en perfecta armonía. Más de 400 referencias en bodega, entre nacionales y foráneas, y una selección de más de 20 vinos como propuesta por copas donde encontrarás perfiles variados.
Dirección: calle Ferraz 36. Tel 915 483 114.
Vinoteca Gª de la Navarra y La Taberna de Pedro
Imprescindible cualquiera de las dos, propiedad de los hermanos García de la Navarra y situados pared con pared. La Taberna llegó hace pocos años a esta nueva ubicación, cuando la Vinoteca, en marcha desde 2011, se empezaba a quedar pequeña. Y es que Luis, el sumiller de la familia, es de los profesionales de Madrid que disfruta de los mejores reconocimientos. Un saber hacer que le ha supuesto el abrazo del público desde el principio. Una de las bodegas capitalinas mejor surtidas, con más de 700 referencias, y una cocina, la de Pedro, con el producto de temporada como punto de partida, en la que hay clásicos como la ensaladilla, los callos o los escabeches caseros.
Dirección: calle Montalbán 3. Tel 915 483 114.
Taberna Verdejo
Es el sueño de la joven Marian Reguera, sumiller en varios establecimientos hasta que hace pocos años pusiera en marcha su proyecto personal; un recoleto local que en poco tiempo ha cosechado las mejores críticas y fidelizado a los clientes. Ella es quien confecciona la carta de vinos, con una bodega en la que encontrarás referencias poco habituales o conocidas. Importante apuesta por los vinos de Jerez que tanto le gustan… Ah, y buena defensora de los grandes reserva.
Dirección: calle Espartinas 6. Tel 910 112 248.
Taberna Averías
En una de las calles de moda de la ciudad, pues no paran de abrir locales en los últimos tiempos, esta taberna es el sitio indicado para disfrutar del vino porque aquí se pueden tomar todos los de la carta por copas. Disponen de precio por botellas y coste de una copa, la elección es cosa tuya. No faltan etiquetas extranjeras y tampoco alguna cosita para un picoteo informal y castizo. Dado el espacio, interesante, siempre que se pueda, evitar las horas punta.
Dirección: calle Ponzano 16. Tel 916 033 450.
Dis Tinto Taberna
Llegado al barrio de las Letras hace menos de medio año (en marzo), se ha revelado como una taberna recomendable para tomar vinos y descubrir elaboraciones diferentes, limitadas, nuevas o especiales. Un winebar en condiciones, con buena cocina y estupenda bodega (unas 300 referencias), propiedad de dos profesionales con credenciales, Ángel Bellón e Iván de la Torre, procedentes del exitoso Il Bambino en el Puente de Vallecas. Selección de unos treinta vinos para pedir por copas. Para acompañar, en frío, selección de chacinas, quesos, conservas o platos calientes de creación propia, con algunos guiños orientales, y variedad de tortillas individuales.
Dirección: calle Duque de Medinaceli 12. Tel 917 649 790.
Angelita
Enorme éxito desde que abriera hace más de dos años sus puertas en la calle Reina, paralela a la Gran Vía. Llegó tras el cierre del restaurante El Padre, un clásico del barrio Salamanca con una bodega y un prestigio que no se podían dejar perder. Así llega Angelita, de la mano de los hermanos Villalón, un local de dos alturas que tiene en la primera planta una barra plagada de vinos, unos 600, con una destacada representación extranjera y bastante rotación. Por copas, unas treinta etiquetas que cambian a diario para probar y, si apetece, compartir un picoteo. En el sótano, una especie de club americano donde se puede seguir tomando vinos.
Algunos llevan décadas defendiendo el patrimonio vinícola nacional desde sus barras, pocos en aquel momento y por eso muy apoyados y con una fiel parroquia entre su clientela. Pero cuando el vino alcanzó el momento álgido, al tiempo que la alta restauración exigía de alegres billeteras, el concepto tabernero comenzó a verse como una alternativa atractiva a ambos lados de la barra; restaurador y consumidor tenían posibilidad de bajar el ticket medio, todos contentos.