Flamenquito, la ruta del 'tardeo' de Madrid: gambas de Huelva, palmas y fiesta
Lo que te pierdes cuando vas de turista fuera, en Madrid se llama 'tardeo'. No es El Corral de la Morería. Comer de lujo y embeberse de rumba en Casa Curro, Fortuny y Los Kioskos
El flamenco es un arte, el 'flamenquito' es una juerga. Clase y aire andaluz que se ha metido en Madrid para conformar lo que llaman 'tardeo', salir a tapear, comer y escuchar una guitarra en vivo, dar unas palmas y pasarlo bien antes de que el sol caiga. No hay nada nuevo en Madrid, porque todo ya se hizo antes, pero la capital se reinventa cada poco tiempo.
El tardeo y el flamenquito no aspiran ni de lejos al purismo, beben de lo que fue su mayor referente, la taberna La Soleá en la Cava Baja: el corazón castizo del barrio Palacio, mal llamado La Latina. Nadie le va a cambiar el nombre, como tampoco a Malasaña, aunque siempre fuera el barrio Maravillas y ahora se denomine Universidad. La Soleá, a diferencia de El Corral de la Morería, el local por antonomasia del tablao madrileño, donde se estila más purismo, era una barra, varios rincones y una guitarra. Más espontáneo.
No había cultura de tardeo, La Soleá cerró y Casa Curro lo recuperó junto a Florida Retiro y Fortuny
Desapareció hace años engullido por la noche pura y dura madrileña. Su espiritu lo recuperó Casa Curro en la misma Cava Baja, una vuelta de tuerca a La Soleá, con aire más moderno, que abrió en 2012 y se hizo hueco mientras se cocía la explosión de Florida Retiro y el ocio madrileño se apuntaba a la guitarra, las gambas en cucurucho, la carne mechá, los chicharrones... Salir a comer algo, pasar la tarde con amigos, beberse unas copas y escuchar flamenquito. En la misma Cava Baja está también La Tranta25 otro local de referencia para el falmenco y con ambiente taurino.
Señorío y desenfado
Casa Curro se quedó guardando el castillo, lo cuenta a Alimente su dueño, Javier de Gonzalo, que vino desde Marbella -en donde ya tenía un restaurante- con la idea de meterle al madrileño el bicho en el cuerpo del tardeo y el flamenquito. Hay que reconocer que su señuelo está bien pensado: unas exquisitas gambas de Huelva, difíciles de encontrar si no es una marisquería.
A partir de ahí, comienza el señorío desenfadado y alegre de una apuesta marbellí: se ve a la legua que es para madrileños. La idea lleva tiempo funcionando. En Fortuny, un imprescindible de la noche madrileña más exclusiva, se apuntaron al 'flamenquito' con unas sesiones a partir de las 18:00 h que animan la tarde si vienes de un aperitivo largo en Casa Curro.
"La lucha en Madrid siempre fue por las copas de la noche y el afterwork, que también existía"
Lo reconoce Javier: "Es cierto que se ha creado una tendencia donde apenas había cultura de tardeo, tal y como lo vemos en el sur. El original fue siempre La Soleá y la idea de Casa Curro fue traerse ese espíritu, pero apostando por ser un poco más gamberros -se nota en la decoración-, huir un poco de la imagen típica de taberna andaluza, aunque la carta sea puro sur. Y la música en directo, fundamental".
Cuando la Cava Baja se quedó huérfana de La Soleá, Casa Curro fue la apuesta por un ocio que se alejaba de lo que se había convertido la castiza vía madrileña: "Lo mejor es que después de un año y gracias también a Florida Retiro, que abrió en 2016, se consolidó en Madrid una apuesta los fines de semana que era menos habitual: la lucha aquí siempre fue por la noche pura y dura y el afterwork, las copas después de trabajar, que sí que existían. Ahora hay una oferta que dinamiza el flamenquito, estamos nosotros, Fortuny con sus sesiones de tarde, y por supuesto Los Kioskos de Florida Retiro, la otra gran apuesta. Hemos abierto una vía".
El Sur madrileño
El ambiente de taberna sofisticada se diluye con el gentío: aparece la guitarra, no hay sillas. La gente que llena el local va de los treinta y pico a los 50: no es un sitio caro, pero tampoco barato, el producto es muy bueno. Algo no cuadra. Con las gambas tiene que perder dinero: "Bueno, es verdad, que ese escandallo por decirlo así, es así aposta, me las traen todos los días de Punta Umbría, yo no gano dinero con ellas, porque tendría que subirlas mucho de precio, pero una vez que te adentras ofrecemos muchas cosas más y eso ya es distinto. La gamba es nuestra seña de identidad, la gente lo aprecia".
En Fortuny y Los Kioskos, las terrazas que abrieron los dueños de Florida Retiro, se hizo un hueco el flamenquito, que arrasó. Florida sigue su curso, aunque ya no sea la última moda: alrededor se ha montado una forma de ocio madrileña. Incluso cuando Alimente estuvo en el restaurante Horcher con su dueña Elizabeth, explicó que habían renovado la parte de abajo del mítico restaurante para fiestas un poco alejadas de la esencia tradicional de su clasicismo. ¿Qué montan en ese espacio único enfrente mismo de Retiro? "Nos gusta hacer de todo, pero los flamenquitos son espectaculares". En las guías de turismo están los tablaos flamencos, el tardeo es de los madrileños, lo que te sueles perder cuando vas a una ciudad que no es la tuya.
El flamenco es un arte, el 'flamenquito' es una juerga. Clase y aire andaluz que se ha metido en Madrid para conformar lo que llaman 'tardeo', salir a tapear, comer y escuchar una guitarra en vivo, dar unas palmas y pasarlo bien antes de que el sol caiga. No hay nada nuevo en Madrid, porque todo ya se hizo antes, pero la capital se reinventa cada poco tiempo.
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