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Verdolaga: ¿maleza o una verdura revolucionaria?
  1. Gastronomía y cocina
LA REINA DEL OMEGA 3

Verdolaga: ¿maleza o una verdura revolucionaria?

Considerada en algunos países una mala hierba, es uno de los vegetales más ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes de la huerta. Pero no se queda ahí, tiene aún más beneficios

Foto: Verdolaga.
Verdolaga.

Según el último informe de la Fundación Española de la Nutrición, el consumo de verduras ha descendido un 40,4% respecto a la década de los 60 del siglo pasado y la media nacional no llega a las recomendaciones que aconsejan las guías nutricionales. Un dato preocupante si tenemos en cuenta que son indispensables en el marco de una dieta mediterránea y saludable, pues son un dechado de nutrientes y, además, escuetas en contenido graso. Posiblemente, las razones de dicho descenso estriban en el hecho de que muchos consumidores no acaban de verles el atractivo o por el hastío hacia el abanico tradicional de verduras.

Sea como fuere, la sección de productos verdes es prolífica y, además de recibir nuevos miembros cada cierto tiempo, atesora otros muchos en los que algunos consumidores no han reparado. Es el caso de la verdolaga, también conocida como oxalis o acedera, una planta que crece en Oriente Medio, la India y el sur de Europa, incluido nuestro país. Está determinada por hojas carnosas y pequeñas, las cuales recuerdan a los canónigos, coronadas con una flor que también es comestible, y suelen florecer desde finales de primavera hasta el comienzo del otoño.

La Portulaca oleracea, su nombre científico, gozaba de gran popularidad en la antigua Grecia, donde la utilizaban en la cocina y también en la botica para el tratamiento de la inflamación del sistema urinario y el estreñimiento. Las fuentes nos relatan que Plinio alababa sus bondades como amuleto para prevenir enfermedades. También ha tenido un hueco destacado en la botica de la India, donde la utilizaban como remedio para las afecciones de hígado. Hoy es ampliamente consumida en Asia, Europa y Sudamérica, especialmente en México, donde es habitual degustarla acompañada de carne de cerdo y salsa verde.

Numerosos beneficios

En muchos países, como Estados Unidos, la verdolaga está considerada una mala hierba, puesto que tiene predilección por crecer entre los cultivos de verano, sobre todo de la soja y el maíz, a los que perjudica sobremanera. Además, tiene una gran facilidad para crecer en cualquier entorno espontáneamente, incluso entre las grietas de las aceras o los terrenos secos. Quizás sean estas las razones que la han condenado al ostracismo en numerosas gastronomías. Sin embargo, la verdolaga proporciona un sinfín de beneficios nutricionales que merecen un hueco en nuestra cocina.

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Foto: iStock.

Una de las virtudes más destacadas de esta planta es que atesora más contenido de omega 3 que cualquiera de los vegetales de hoja. De hecho, tiene cinco veces más ácido alfa linoleico que las espinacas, tal y como demostró el estudio publicado en 'The Scientific World Journal'. Ácidos grados esenciales cuyos beneficios son de sobra conocidos y que organismos como la Fundación Española de la Nutrición recomienda consumir habitualmente, pues "tienen efectos beneficiosos en la prevención de enfermedades cardiovasculares o del sistema inmune e importancia para el desarrollo del sistema nervioso y del crecimiento en general". Dicho estudio también verificó que la verdolaga contiene cantidades significativas de betacaroteno, alfa-tocoferol, glutatión y betalaína, que tienen acción antioxidante y luchan contra el daño celular.

La verdolaga atesora más ácidos grasos omega 3 que cualquier otro vegetal de hoja verde

Como todos los miembros de la huerta, tiene un escueto contenido calórico, que ronda las 16 kcal por cada 100 gramos de producto. Además, contiene un porcentaje hídrico del 90% que, junto al potasio, la convierten en un buen coaliado de la diuresis, la eliminación de toxinas y, por tanto, la pérdida de peso. Sin olvidarnos de que atesora mucílagos, un tipo de fibra soluble que actúa eficazmente contra el estreñimiento, favorece la eliminación de toxinas y tiene propiedades inflamatorias digestivas.

A nivel vitamínico, la verdolaga tampoco anda escasa. Proporciona el 35% de la cantidad diaria recomendada de vitamina C que, como es bien sabido, es un potente antioxidante, lucha contra los radicales libres, protege el sistema inmunitario e impulsa la creación de colágeno, necesario para la cicatrización de las heridas. A esta se suman la vitamina B, cuya función principal es la transformación de los alimentos en energía; y la vitamina A, esencial para el funcionamiento de los órganos y una correcta visión. También proporciona una buena dosis de minerales, especialmente calcio, potasio, hierro, manganeso y magnesio.

A tener en cuenta

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Foto: iStock.

No obstante, es conveniente ser cautos con el consumo de verdolaga, ya que contiene oxalatos, que son sustancias que actúan inhibiendo la absorción de algunos minerales como el magnesio y el calcio, favoreciendo la aparición de piedras en el riñón. Un estudio publicado en 'Journal of Food Composition and Analysis' comprobó que las plantas de verdolaga que crecen a la sombra suelen presentar mayores cantidades que las que lo hacen expuestas al sol. Sin embargo, el contenido de oxalatos puede ser reducido con la adición de yogur, leche o crema de coco. Según los investigadores, "agregar yogur reduce en un 10,7% el contenido de estas sustancias".

En la cocina

La verdolaga tiene un gusto entre salado y agrio, el cual recuerda a las espinacas o los berros. Esto provoca que muchos lo usen como condimento, pues bien picado es un excelente sustituto de la sal, que además no modifica el sabor de las elaboraciones. Sin embargo, la verdolaga es muy polivalente en la cocina y protagoniza un sinfín de preparaciones. Funciona muy bien en las ensaladas, aunque también está muy buena en el tabulé, salteada, en sándwich e incluso como ingrediente extra en sopas y purés, a los que aporta un extra de cremosidad.

Según el último informe de la Fundación Española de la Nutrición, el consumo de verduras ha descendido un 40,4% respecto a la década de los 60 del siglo pasado y la media nacional no llega a las recomendaciones que aconsejan las guías nutricionales. Un dato preocupante si tenemos en cuenta que son indispensables en el marco de una dieta mediterránea y saludable, pues son un dechado de nutrientes y, además, escuetas en contenido graso. Posiblemente, las razones de dicho descenso estriban en el hecho de que muchos consumidores no acaban de verles el atractivo o por el hastío hacia el abanico tradicional de verduras.

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