Así es el restaurante de la nueva película de Quentin Tarantino
El más antiguo de Hollywood y un referente para las estrellas de la gran pantalla. El director americano lo ha puesto en el punto de mira y te contamos las razones por las que hay que visitarlo
Termina la década de los 60 del siglo pasado, los años dorados de Hollywood están en caída libre y dos amigos comparten charla y combinados en un local de Los Ángeles. Se trata de Rick Dalton, estrella de la televisión, y de su doble en las escenas peligrosas, el especialista Cliff Booth. El primero está interpretado por Leonardo Di Caprio y el segundo por Brad Pitt, y ambos son los protagonistas de 'Érase una vez en Hollywood', la nueva película, la novena, de Quentin Tarantino.
Este filme es un homenaje total al cine, a los westerns, a la vida de los rodajes, a los contratos que se firman en los restaurantes y en las caravanas de los artistas... En definitiva, a lo que hizo al director amar el cine y dedicar a él su carrera.
Leo Di Caprio y Brad Pitt protagonizan una escena en el bar más antiguo de Hollywood, que cumple 100 años
Volvamos al inicio de la película. En el lujoso bar del que hablábamos, Di Caprio y Pitt hablan de sus respectivas carreras y temen por ellas. Y allí, entre bloody maries y whiskies sour, conocen a Marvin Schwarz, el personaje de Al Pacino, un agente que puede hacer que el rumbo de ambos dé un giro imprevisto. Si has visto la película, además de haberte quedado con numerosos flashes en tu retina (esos fantásticos neones, la subida a Cielo Drive, el jardín de la mansión de Roman Polanski y Sharon Tate, el rancho Spanh...), habrás reparado en ese restaurante decorado en madera y de barra infinita, el Musso & Frank Grill.
¿Existe en realidad? Desde luego que sí, y es ni más ni menos que el más antiguo de Hollywood. El 27 de septiembre cumplirá 100 años y por él han pasado numerosas celebridades, además de multitud de comensales anónimos esperando encontrarse con alguna de ellas o listos para degustar un buen plato de carne a la parrilla. De hecho, el mismo Tarantino es cliente habitual, y debido a su amistad con los propietarios consiguió cerrar el local durante casi una semana para filmar en él las primeras escenas de su película; y hasta contó con la vajilla que se utilizaba en él a finales de los años 60.
Un restaurante lleno de glamour
La historia del local comienza cuando el periódico 'The Hollywood Citizen' anunciaba, al finalizar el verano de 1919, la apertura de un nuevo restaurante, a cargo del empresario Frank Toulet y del restaurador Joseph Musso, que contrataron como chef al francés Jean Rue. Este último creó un menú que sorprendentemente se sigue sirviendo actualmente. En 1927, el Musso & Frank Grill pasó a manos de Joseph Carissimi y John Mosso, dos italianos que más tarde lo trasladaron al 6667 de Hollywood Boulevard, donde permanece. En 1934 añadieron el Back Room, un espacio privado, el favorito de las estrellas del celuloide. Y desde entonces hasta ahora cuatro generaciones de ambas familias han estado y están a los mandos del local.
Ellos vieron cómo Greta Garbo y Gary Cooper desayunaban café solo con tortitas a principios de los años 30; también contemplaron a Humphrey Bogart compartir cócteles y conversación con Lauren Bacall y Dashiell Hammet; a Charles Chaplin degustar una buena ración de riñones de cordero asado, su plato favorito del Musso; o a Liz Taylor tomar el aperitivo con Steve McQueen. Todo ello en un ambiente de discreción absoluta, aquí pedir autógrafos nunca ha estado bien visto.
El local también fue punto de encuentro de algunos de los más célebres escritores norteamericanos del pasado siglo. Hablamos de F. Scott Fitzgerald, John Fante, William Faulkner y Raymond Chandler, que eran habituales e incluso escribieron algún capítulo de sus obras en él mientras encontraban la inspiración con la ayuda de algún que otro cóctel. T. S. Eliot, John Steinbeck, Kurt Vonnegut y por supuesto Charles Bukowski fueron algunos de sus clientes más notorios, gracias a la maestría con la que los bartenders preparaban los martinis y el whisky con soda.
Las estrellas Mary Pickford y Douglas Fairbanks llevaron hasta el Musso la receta de los fetuccini Alfredo
Si hoy en día nos dejamos caer por Los Ángeles, ¿qué podemos tomar en el Musso & Frank? Tiene una especialidad que ha permanecido imbatible a lo largo de las décadas: los fetuccini Alfredo. Este plato tiene una historia que merece la pena conocer: Las estrellas del cine mudo Mary Pickford y Douglas Fairbanks eran clientes habituales del local. Durante su luna de miel en Roma cenaron en el Alfredo's y quedaron fascinados con sus fetuccini. Pidieron la receta al mismísimo Alfredo, pero este no se la quiso revelar. La noche siguiente volvieron con una cubertería de oro como obsequio y en esta ocasión el propietario sí les dio el paso a paso de su plato, que la pareja llevó a Jean Rue al llegar a Hollywood. Rue se la preparaba en exclusiva cada vez que visitaban el Musso, pero no la añadió a la carta. Hoy sí está disponible, sin cambiar un solo detalle, para todos los clientes que deseen probarla.
Las especialidades del Musso
El restaurante ofrece platos clásicos, con recetas elaboradas una y mil veces y que por lo tanto no fallan.
Entre sus aperitivos encontrarás un steak tartar tradicional (con su huevo coronando la carne), apio relleno de queso roquefort o arenque marinado, además de distintos cócteles de mariscos. También son famosos sus consomés y su sopa de ajo gratinada, y por supuesto, ya pasando a los principales, las carnes. Son expertos en preparar Filet Mignon, New York Steak y un pollo asado en su punto. Hay lugar también para las especialidades italianas, como los clásicos espaguetis con albóndigas, los ravioli de langosta o los rigatoni al vodka.
¿Queda sitio para el postre? Entonces será difícil elegir entre su créme brulée, su New York Cheesecake o su tarta de mousse de chocolate...
La coctelería es pieza fundamental del éxito del local. El ambiente del mismo ya invita a pedir una bebida con clase. La más famosa es el martini, que sirven en una pequeña copa y acompañado de una jarra introducida en una cubitera con hielo, donde se conserva el resto del trago, para disfrutar del cóctel tomándonos nuestro tiempo, sin preocuparnos de que pierda su temperatura. La carta de bebidas es infinita, si bien las más solicitadas son los cócteles clásicos, como el negroni (ginebra, campari, martini rojo dulce y borgogno chinato) o el Presidente (ron, Grand Marnier, martini blanco seco y granadina).
No tendremos la suerte de encontrar a Rick Dalton ni a Cliff Booth en la barra, pero mientras degustamos sus licores favoritos podremos sentirnos inmersos en el siempre sorprendente universo de Tarantino.
Termina la década de los 60 del siglo pasado, los años dorados de Hollywood están en caída libre y dos amigos comparten charla y combinados en un local de Los Ángeles. Se trata de Rick Dalton, estrella de la televisión, y de su doble en las escenas peligrosas, el especialista Cliff Booth. El primero está interpretado por Leonardo Di Caprio y el segundo por Brad Pitt, y ambos son los protagonistas de 'Érase una vez en Hollywood', la nueva película, la novena, de Quentin Tarantino.
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