Disfruta de melocotones durante todo el año con los orejones
Empiezan a perder protagonismo en los mercados. Se acerca el fin de la temporada, pero hay trucos para degustarlos durante todo el invierno sin perder sabor y nutrientes
Los melocotones nos han acompañado durante todo el verano, pero ya es hora de que empecemos a hacernos a la idea de que la cosecha se acaba y que nos toca decirles adiós. Así, en breve vendrán otras frutas a relevarles en el cargo de ofrecernos un rico y sano postre, como las naranjas o las mandarinas. Sin embargo, es posible que seas de los que está enganchado a su sabor y se pasa el resto del año añorando esta fruta dulzona. Aunque es cierto que el melocotón embolsado de Calanda se puede disfrutar hasta noviembre y estos últimos nos permiten, por lo tanto, prorrogar nuestro idilio. Esto es posible porque el embolsado protege la fruta de las temperaturas más frías. De este modo, empieza a recolectarse en septiembre cuando la temporada del resto de variedades prácticamente ha acabado.
Pero es inevitable que más tarde o más temprano el melocotón nos abandone. Aun así, que no cunda al pánico, pues existen maneras de disfrutar del sabor y propiedades de esta fruta a pesar de que nos hallemos ya en el crudo invierno. Seguramente la técnica del melocotón en almíbar ya la conoces y, cuando llegan estas fechas, acostumbras a preparar unas buenas pilas de melocotón en almíbar para hartarte a ellos durante el invierno, pero ¿y si te decimos que puedes preparar unos ricos orejones en casa?
Con este curioso nombre se llama a esta fruta (también al albaricoque desecado) tras haber sido sometida a un proceso de deshidratación. Lo cierto es que un estudio fechado en 2004 ya ensalzaba las excelentes virtudes de las frutas desecadas. No en vano, las frutas secas deberían ser una parte importante de la dieta, ya que son ricas en antioxidantes y nutrientes fenólicos, especialmente fibra.
¿Eres deportista? Pues dale a los orejones
Si has contestado afirmativamente a esta pregunta, los orejones de melocotón te vendrán de perlas. No en vano, esta fruta, una vez desecada, incrementa sus nutrientes y minerales. Además, contiene un alto contenido en fibra, que, conviene recordar, es básica para nuestra salud cardiovascular y no solo nos garantiza un correcto tránsito intestinal.
Ten presente que, al desecarla, la fruta únicamente pierde su contenido en agua, pero sus nutrientes siguen ahí, incluso se concentran más. Aunque sí que es cierto que parte de la vitamina C sí que se pierde, pero no hay más bajas.
También aporta potasio, hierro y, como decíamos, resulta perfecta para ingerir como una auténtica barrita energética de lo más natural cuando realizamos esfuerzos de larga intensidad.
En este sentido, se convierten en una opción muy saludable como fuente de energía pues, como decíamos, proporcionan glucosa y calorías de calidad. Sin duda, si estás en plena etapa del camino de Santiago y ya llevas cerca de 20 kilómetros recorridos, un pequeño puñado de orejones te pueden ayudar a reponer tus mermadas energías. En definitiva, un tentempié que nos viene que ni pintado y probablemente infinitamente más sano que cualquier otro producto industrial concebido para deportistas. Otras importantes razones nutricionales para que nos decantemos por los orejones son el calcio, las vitaminas del grupo B, la vitamina A, los carotenos y la vitamina E.
Además de emplearlos como snack, podemos incorporarlos a un gran número de recetas como guisados de carne, cordero, pavo, cerdo y carnes de caza, entre otros. Por supuesto, suponen todo un filón para la elaboración de postres como bizcochos, pasteles, compotas y, llegado el momento, un impresionante roscón de Reyes.
Los orejones son una fuente de energía saludable pues proporcionan calorías de calidad y glucosa
Si optamos por prepararlos en casa, obtendremos un producto mucho más natural y nos ahorraremos tener que mirar con lupa el etiquetado de los orejones. No en vano, es común que, al igual que ocurre con los dátiles, nos encontremos con melocotones desecados que han recibido un baño de glucosa que no nos hace falta para nada en nuestra dieta. Esto suele hacerse para que el alimento quede más brillante.
Pues sí, mucho mejor si los preparamos en casa, sobre todo teniendo en cuenta que su elaboración es muy sencilla, y además nos servirán para incorporarlos a platos gustosos y muy invernales de los que está nuestro recetario a rebosar. Vamos a verlo a continuación
¿Y cómo se preparan los orejones de melocotón?
Una vez que contamos con una buena remesa de melocotones en casa, empezamos a pelarlas y eliminar cualquier resto de piel. Es preciso que los dejemos secar al sol durante un par de días. Debemos optar por un lugar seco y que ofrezca una adecuada ventilación.
No creas que la fruta necesita estar expuesta al sol directo para que vaya secándose. Únicamente debes preocuparte de que haya una buena ventilación y una corriente de aire. Esto es lo que permitirá que se seque de manera correcta. En un par de días empezarás a observar que los melocotones empiezan a quedar resecos. En ese momento los cortamos en tiras. Una vez hecho esto, volvemos a dejarlos secar el tiempo que sea necesario.
Cuando concluyas y los veas perfectos, ten la cautela de guardarlos en un frasco de vidrio, limpio y seco. Por cierto, son muy adecuados también para los almuerzos de tus hijos, así que anímate a añadirlos en su tartera. ¡Pura energía y alimento para estos grandes consumidores de calorías!
Los melocotones nos han acompañado durante todo el verano, pero ya es hora de que empecemos a hacernos a la idea de que la cosecha se acaba y que nos toca decirles adiós. Así, en breve vendrán otras frutas a relevarles en el cargo de ofrecernos un rico y sano postre, como las naranjas o las mandarinas. Sin embargo, es posible que seas de los que está enganchado a su sabor y se pasa el resto del año añorando esta fruta dulzona. Aunque es cierto que el melocotón embolsado de Calanda se puede disfrutar hasta noviembre y estos últimos nos permiten, por lo tanto, prorrogar nuestro idilio. Esto es posible porque el embolsado protege la fruta de las temperaturas más frías. De este modo, empieza a recolectarse en septiembre cuando la temporada del resto de variedades prácticamente ha acabado.