Si quieres regalar vino, estas son tus mejores opciones para sorprender

Con el vino como idea principal se pueden tener detalles de muy diversa índole. Están las publicaciones especializadas, buen momento, ciertamente, porque están saliendo en estos meses las últimas guías nacionales con cantidad de vinos catados y puntuados; utensilios para su servicio, cristalería estupenda y de lo más variada, artilugios para la guarda… aunque seguro es siempre mucho más apetecible, para quien lo recibe, que el regalo incluya alguna buena botellita.

Cualquier ocasión es buena para tener un detalle vinícola con tus seres queridos, pero es esta época navideña una de las señaladas (por lo que representa) y en la que nos permitimos mayores dispendios; vamos, momento ideal para mirar hacia esos vinos ‘más especiales’. Los vamos a encontrar en exclusivas presentaciones o acompañados de productos gourmet. Es extensísima la gama que podemos encontrar, incluido regalos personalizados para quien se lo ‘curre’ un poco más. ¡Pide que seguro se te dará!, en tu presupuesto está la llave…

Las tiendas especializadas e incluso las mismas bodegas son los mejores lugares para encontrar lo que buscas, si bien es verdad que te puedes llevar gratas sorpresas en los lineales de algunos supermercados. Varios, en los últimos años, vienen reforzando tanto la especialización como la representación de vinos. El abanico de posibilidades es muy amplio, estos son solo algunos ejemplos.

Entre las propuestas ideadas por las bodegas, están los regalos que conforman con una selección de sus etiquetas, las que completan con alguna pieza de cristal y los que incluyen, además, algún atractivo gourmet.

Un albariño ‘especial’ de Rías Baixas es el protagonista de la caja sorpresa que ha creado la firma familiar ATTIS, Bodega y Viñedos, asentada en O Salnés. El vino es ATTIS Mar 2107, con una crianza de seis meses ¡en el fondo de la ría de Arousa!, lo que hace que el vidrio presente sobre sí restos de vida marina. El acompañamiento, conservas procedentes de la ría (zamburiñas, mejillones y sardinas), y un curioso paquete con tres litros ¡de agua del Atlántico!, para quien quiera cocinar con todo el sabor del mar. La caja completa cuesta 103 euros; si solo se quiere el vino, 71 €.

Desde una de las históricas casas riojanas de Haro, La Rioja Alta, lo que llaman Cesta Garnacha (125 €) es solo una de las muchas alternativas que tiene la bodega para regalar. En esta incluye dos botellas de Viña Ardanza 2010 Selección Especial (tempranillo con 20% de garnacha), recién llegado al mercado y considerado una de las mejores cosechas de este siglo, a lo que responde el haberle puesto el ‘apellido’ de Selección Especial. La propuesta se completa con foie de oca, conservas (mejillones y berberechos) y un detalle dulce, láminas de manzana carameliza. Pero si tienen ocasión de visitar la zona en estas fechas, en la tienda física de la bodega encontrará infinitas posibilidades para combinar.

Un último ejemplo con plus delic es el que hace pocas semanas presentó la Familia Fernández Rivera, un packaging de Navidad en el que queda recogida la tradición vitivinícola y agrícola de esta familia. A partir de 65 euros, pues depende de la selección de vinos que el cliente desee (pues cuentan con varias bodegas; recordemos que son la actual propiedad de la que se conocía como Tinto Pesquera-Alejandro Fernández), la caja es un diseño de edición limitada que en la parte superior tiene espacio para tres botellas, y en el cajón inferior añade productos de su finca zamorana, Dehesa La Granja: medio litro de aceite de oliva virgen extra, un saco de garbanzos de Fuentesaúco y un queso curado de oveja churra.

Un regalo con solo vinos, ¡pero qué vinos! Joyas enológicas únicas, la nueva edición de los Finos Palmas de las jerezanas Bodegas Tío Pepe (González Byass). Añada 2019 y cuatro botellas (Una Palma, Dos Palmas, Tres Palmas, Cuatro Palmas) que reflejan, por tiempo de crianza, cuatro edades bien distintas de su internacionalmente conocido vino fino Tío Pepe. Una colección que sale anualmente desde hace nueve, y que muestran el comportamiento de la flor en la barrica con el paso del tiempo. Esa flor, producida por las levaduras y que se desarrolla en la superficie del vino de manera natural, protege al vino que hay dentro de la bota del aire y, por tanto, de la oxidación. Cuanto más tiempo pasa, esa flor es menor porque se va muriendo hasta que deja paso al aire…y es esto lo que se recoge en esos cuatro momentos que son esas cuatro botellas. Una evolución que se traduce en aromas y sabores: desde la fruta ácida, notas de manzanilla y la salinidad, con el tiempo van predominando notas de panadería, frutos secos, recuerdos licorosos y más cremosidad en la boca. El motivo, un Fino Una Palma con 6 años de crianza; 8 años tiene el Dos Palmas; más de diez el tercero; y el Cuatro, con 55 años (solo 500 botellas), que es ya un amontillado pues en él la flor desapareció y ha estado expuesto a la oxidación. En la tienda de la bodega, la colección con estuche, 207,50 €, pero también disponible en alguna tienda especializada.

Otra buena opción, por ser una alternativa que se sale de los clásicos habituales, el trío de vinos de montaña creado por Tomás Cusiné en la comarca leridana de Les Garrigues, al amparo de la DO Costers del Segre. Representan su proyecto más personal, Viticultura de Muntanya (estuche, 75 €), y proceden de viñas de hasta 800 metros de altitud. Finca Racons 2016 (macabeo centenario), Finca Comabarra 2014 (garnacha, syrah y cabernet sauvignon de los viñedos a más altura) y Finca Barqueres 2016 (cariñena). De viñedos ecológicos, sus nombres responden a las fincas de las que proceden.

Luego, de las que optan por acompañar sus elaboraciones con copas son las ribereñas Bodegas Valduero. De entre las alternativas que propone, una caja de madera compuesta por dos vinos de tempranillo, Valduero 6 años 2011 (uvas de más de 40 años con 36 meses de crianza), Valduero Reserva 2012 (con 30 meses en barrica) y dos piezas de cristal. El precio, 71,90 €.

Por supuesto, no es mala la opción de regalar vinos individuales que por sí son grandes elaboraciones pero en los que suma, además, el atractivo y/o curioso embalaje en el que aparecen, por motivo navideño o porque es el packaging que escoge la bodega para presentar la referencia en cuestión. Mostramos tres buenos ejemplos pero podrían ser decenas, cientos… Está el madrileño Mirlo Blanco 2015 (45 €), de Valquejigoso, que aparece en una singular caja negra con rejilla. Elaborado con un 65% de albillo real, 20% de sauvignon blanc y 15% de viognier, ha estado un año en depósito de hormigón y es una referencia con buena evolución en botella. Como tinto, puede ser la etiqueta más top de Bodegas Emilio Moro, Clon de la Familia 2014 (¡¡200 eurazos! para una ocasión elegida). Una edición limitada que procede de una materia prima excepcional, el clon de tinto fino plantado en los viñedos de la familia por el fundador de la casa, el abuelo Emilio Moro, y con crianza en roble francés. La primera añada fue la 2009 y desde entonces solo han salido cuatro, pues solo se elabora en añadas que consideran excepcionales. Pero también estas fechas son propicias para disfrutar y regalar vinos con burbujas, razón por la que traigo Gran Juvé & Camps 2015 (35,65 €), un coupage de xarel.lo, macabeo, parellada y chardonnay. Además, porque es la primera añada ecológica de este emblemático cava de la firma catalana Juvé & Camps. Buque insignia de la casa, este gran reserva brut es el primer cava de larga crianza (42 meses en rima con sus lías) que sacó al mercado. Por tantos motivos, se presenta en un estuche exclusivo y bien atractivo para estas semanas y celebraciones navideñas.

Un trío perfecto para regalar juntos, ¡una idea!, y una alegría para quien los pudiera recibir… Ah, y cuando existe la posibilidad de un mágnum, felicidad doble, pero no todas las bodegas los hacen.