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Las diez paradas gastro imprescindibles en El Escorial
  1. Gastronomía y cocina
Con vistas a la sierra

Las diez paradas gastro imprescindibles en El Escorial

En el norte de la Comunidad de Madrid, el buen comer se une a la historia. La cantidad de establecimientos de obligada visita es enorme, pero estos son, simple y llanamente, encantadores. Imposible arrepentirse

Foto: El monasterio (y el pueblo) de El Escorial.
El monasterio (y el pueblo) de El Escorial.

Una escapada de fin de semana a San Lorenzo de El Escorial siempre es un buen plan durante los meses más fríos. ¿Sus atractivos? Además de la arquitectura y los interiores del monasterio -obligatoria la visita a la biblioteca-, cuenta con un buen puñado de restaurantes y paradas gastro que merecen mucho la pena. ¿Queréis conocerlas?

Charolés

Este establecimiento -un referente en la gastronomía madrileña- puede catalogarse como el rey de los cocidos: ofrece uno de los más famosos y recomendado en todas las guías. Lo sirven los lunes, miércoles y viernes, previa reserva, y con todo lo necesario para disfrutar: cebolletas, guindillas, pan de libreta, bojiganga de sopa de cocido desgrasada, garbanzos de Fuentesaúco, patatas gallegas, zanahoria, berzas, repollo, grelos salteados, salsa frita de tomate con cominos, codillos de jamón, huesos de caña con tuétano, costillares de ternera charolesa (la raza que da nombre al restaurante), morcillo de vaca, chorizo de jamón y paleta, tocinos gallegos con mucha veta, relleno madrileño (rebozado de pan, ajo, huevo y finas hierbas), gallina vieja de Santamaría y ensalada de pamplinas. El Charolés cuenta con unos salones acogedores y elegantes. En su carta habitual no faltan unos ricos judiones de La Bañeza con almejas de carril, un buen cogote de merluza a la bilbaína o estupendas carnes, con especial mención al charolés de buey con patatas saboyardas.

Vesta Taberna

placeholder Vesta Taberna.
Vesta Taberna.

Toda una revolución gastro entre la cocina tradicional de la zona. Frescura y originalidad en un espacio que reivindica lo que se podría denominar alta cocina de proximidad, elaborada con productos naturales de temporada. Un jefe de cocina, Manuel Melcón, que sabe lo que hace y cuya experiencia viene avalada por los fogones del mismísimo Noma. En Vesta Taberna se puede disfrutar de tres maneras distintas: en la barra con sus tapas elaboradas al instante y raciones al estilo español (croquetas, mejillones, quesos, cecina…); una carta breve que varía en función del mercado (imprescindibles la sopa de ajo con setas o la ensalada de berujas); y un menú degustación creado cada día -previa reserva- y que lo mismo te sorprende con un carpaccio de shiitake, un ceviche de navajas con guisantes, un tiradito de bonito del norte o una ensalada de brevas. Aconsejable acompañar con el maridaje de vinos ecológicos.

Asador del Rey

placeholder Asador del Rey.
Asador del Rey.

Situado en pleno centro histórico nos encontramos ante un clásico restaurante-asador dedicado a promover la auténtica cocina castellana. En Asador del Rey lo mejor es decantarse por el cochinillo o los asados de cordero en horno de leña de encina elaborados siguiendo las enseñanzas de los maestros asadores de Segovia. Desde su terraza exterior -así como desde algunos de los salones- se disfruta de unas estupendas vistas del monasterio; lo recomendable es reservar una de las mesas cercanas a las cristaleras.

Cava Alta

Uno de los establecimientos más típicos y populares, inspirado en la cocina tradicional con algunos toques creativos. Ubicado en pleno centro, sus callos con morro y pata tienen fama de ser unos de los mejores de la zona. Pero también destacan sus huevos rotos con patatas y carabineros, la lasaña de boletus, la lasaña de rabo de toro, la caldereta de rape, el paté de perdiz casero y el chuletón. En Cava Alta, la relación calidad-precio es acertada; también ofrecen una buena selección de vinos, así como una animada barra donde se sirven tapas y medias raciones.

Horizontal

Es un restaurante ideal si se quiere disfrutar de un enclave único rodeado de naturaleza, cerca del monte Abantos y de la presa del Romeral. Resulta obligado reservar en la terraza durante los días soleados y al lado de la chimenea del salón en los más fríos. En Horizontal hay que pedir sus carnes de Guadarrama a las brasas de leña (hechas en parrilla de carbón de encina). El variado de croquetas, las patatas revolconas, la caza en temporada, los postres artesanos y algunos de sus arroces también merecen la pena. Trabajan bien los productos de temporada y cuentan con una extensa bodega.

Montia

placeholder Montia.
Montia.

Situado en pleno centro de El Escorial ofrece un ambiente acogedor y una filosofía muy clara: disfrutar de los productos autóctonos de la sierra madrileña. Es un restaurante especial que destaca, sobre todo, por su excelente producto. No hay carta, trabajan con menús diarios (corto, largo y XL) dependiendo de la oferta de los mercados y proveedores de los alrededores. En Montia nunca se sabe con antelación lo que uno va a probar en el restaurante, pero siempre se sale satisfecho. Apuestan por vinos naturales, biodinámicos y ecológicos, así como por cervezas y licores caseros. Conviene hacer reserva previa porque disponen de pocas mesas y suele estar lleno.

Mesón La Cueva

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Mesón La Cueva.

Ubicado en uno de los edificios más bonitos y mejor conservados de El Escorial, El Mesón La Cueva ocupa la antigua Posada de las Ánimas, cuya construcción data del siglo XVIII y tras cuyos muros se hospedaron personajes ilustres. Solo por conocer el lugar la visita ya merece la pena. En la planta baja de este singular edificio de cuatro pisos se encuentra la taberna y en la segunda planta se distribuyen sus cuatros comedores. Pero la carta, basada sobre todo en la cocina castellana, no está nada mal. Imprescindibles la sopa castellana, las croquetas, los huevos con longaniza, las carnes rojas y los postres caseros.

El Náutico (embalse de Valmayor)

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El Náutico.

Ideal para los que buscan una comida en plena naturaleza a las orillas de un embalse. Merece la pena por su atractiva ubicación y su preciosa terraza con vistas al agua. Respecto a la cocina apuestan por el producto de temporada, las recetas tradicionales y algunos detalles de vanguardia con especial atención a los frutos del mar. ¿Qué pedir? Croquetas de chipirones, ensaladilla de gamba roja, capuchino de bacalao, verdinas con carabineros o sus pescados y carnes a la parrilla. En El Náutico ofrecen una amplia variedad de arroces (del señoret, de pato, de cigalas, meloso de bogavante, de montaña, con rape…).

Yeyu (Cercedilla)

Nunca defrauda hacer una parada en este restaurante familiar situado en el corazón de un pueblo de referencia de la sierra madrileña. Dan especial protagonismo a los productos de las montañas de Guadarrama. En la zona de la barra ofrecen un tapeo rico y contundente. En el restaurante no hay que dejar de probar los platos de cuchara, los guisos de la abuela (atención a los judiones y al pollo en pepitoria) y, por supuesto, las carnes. Mención especial para los escabeches caseros de Yeyu: muy buenos el picantón, los boquerones y el bonito en temporada.

Sala (Guadarrama)

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Sala.

¿Quién no se ha escapado algún domingo a tomar unas gambas (y el aperitivo) a Sala? Una de las paradas más populares de esta zona: presumen desde hace años de servir las mejores gambas de la sierra de Madrid. Los fines de semana es uno de los establecimientos más concurridos de toda la provincia. Bien sea para tapear unas croquetas, unas anchoas con piparras, unos mejillones en escabeche, unos calamares o las archifamosas gambas con un vermú. Pero en los salones también se come muy bien a la carta: las chuletillas de lechal, las de conejo con mojo o el arroz caldoso con carabineros resultan siempre bocados de primera.

Los Frutales (Las Dehesas)

Un emplazamiento con mucha historia que hay que visitar en alguna ocasión. Su origen se remonta a la primera década del siglo pasado y está situado en plena Cañada Real. Era una antigua posada que hospedaba y daba de comer a pastores y montañeros. Los árboles centenarios de antaño -manzanos, perales, guindos, membrillos, avellanos, nogales y ciruelos- siguen dando sombra en el exterior. Los salones de amplios ventanales son muy acogedores, pero lo mejor es el jardín formado por seis terrazas y su vivero de truchas. El chorizo de olla, las croquetas, los huevos de corral estrellados, la sopa castellana, la paletilla, las chuletillas de cordero lechal, el chuletón y el flan casero son algunos de los bocados imprescindibles de Los Frutales.

Una escapada de fin de semana a San Lorenzo de El Escorial siempre es un buen plan durante los meses más fríos. ¿Sus atractivos? Además de la arquitectura y los interiores del monasterio -obligatoria la visita a la biblioteca-, cuenta con un buen puñado de restaurantes y paradas gastro que merecen mucho la pena. ¿Queréis conocerlas?

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