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Las tres recetas para hacer la cena de San Valentín definitiva
  1. Gastronomía y cocina
insuperables

Las tres recetas para hacer la cena de San Valentín definitiva

Podemos discutir sobre si esta festividad es una creación de la sociedad de consumo o no, pero lo cierto es que más nos vale impresionar a nuestra pareja. Estas preparaciones aseguran que eso se cumpla

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

¡El día de la obligación está aquí! No sabemos si será por la terrible muerte de San Valentín de Roma (apaleado y decapitado en la Porta Flaminia el 14 de febrero del año 269 por su negativa ante el emperador Claudio II de renunciar a su fe) o por la increíble influencia de la sociedad de consumo, pero este día tan señalado se ha apoderado de nuestras vidas. Por una parte, ha obligado a millones de parejas a celebrar su amor en un día en particular (¿qué diferencia habrá con cualquier otro? Como si las flores hicieran más ilusión el 14 de este mes que cualquier otro día del año) y por otro lado provoca un sentimiento inevitable de soledad en aquellos que están sin pareja.

De todos modos, podemos quejarnos sin parar (como el autor de estas líneas) o abrazar de una vez por todas esta celebración cumpliendo (y superando) las expectativas de nuestras parejas. De entre todos los dichos y refranes hay algunos con mucho más sentido que otros, pero el que dice que al corazón de una persona se llega por su estómago es absolutamente cierto. Esto nos pone ante la tesitura de pagar e ir a un restaurante (lo que, por bien que esté, lo hace más impersonal) o, en cambio, arremangarnos y hacer la cena nosotros mismos. Si nos sale bien -y siguiendo los pasos de este menú al pie de la letra saldrá bien sí o sí- habremos triunfado.

La cena: cebiche de corvina

Que el fuego y la sartén no eclipsen el calor de vuestro amor. ¿Por qué calentar algo cuando podemos mantener todo su sabor en uno de los platos más exóticos y deliciosos que existen? Gracias al auténtico recetario peruano podemos hacer este pescado marinado que, a pesar de sonar a una preparación complicada, es extraordinariamente fácil de llevar a cabo.

Ingredientes:

  • Una corvina de 1 kg. En su defecto, podremos utilizar lubina o lenguado.
  • 1 cebolla morada grande
  • 6 limas y 5 limones
  • Cilantro
  • Un cucharadita de ají amarillo
  • Sal
  • Pimienta
  • 1 boniato
  • 1 mazorca de maíz
placeholder Foto: Unsplash/@piratastudiofilm.
Foto: Unsplash/@piratastudiofilm.

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Preparación:

  1. Lavándolo bien y sin cortar cocemos durante 25 minutos el boniato hasta que se quede blanco (tendremos que pincharlo con un tenedor para asegurarnos). Después, lo sacamos y dejamos que se enfríe.
  2. En otro cazo cocemos durante 10-15 minutos la mazorca de maíz.
  3. Cortamos en juliana la cebolla morada y también cortamos muy fino el ají y el cilantro.
  4. El pescado (que a la hora de comprarlo le pediremos al pescadero que nos lo limpie todo lo que pueda) lo terminamos de sanear y lo cortamos en dados de 1,5 cm de lado. Una vez hecho, le añadimos sal y pimienta.
  5. Cogemos el bol que vayamos a utilizar y restregamos por sus paredes interiores el ají (guindilla, si no tenemos).
  6. Una vez terminado el paso anterior, añadimos en este recipiente el pescado, la cebolla y el resto del ají. Lo dejamos reposar durante 10 minutos.
  7. Pasado este tiempo, lo rociamos con el zumo de todas las limas y los limones y mezclamos. Es importante que a la hora de exprimirlos, no les saquemos todo el jugo, para que el plato no adquiera un amargor extra.
  8. Lo dejamos sin tocar 10 minutos, momento en el que el pescado cambiará de color y perderá esos tonos transparentes.
  9. Para finalizar, repartimos entre los diferentes platos en los que se vaya a servir y le añadimos a cada uno parte del maíz (desgranado) y dos rodajas gruesas de boniato.
  10. Servimos.

Es importante tener en cuenta que, dado que se trata de un plato de preparación muy sencilla, la calidad de los ingredientes marcará la diferencia más que cualquier otra cosa. Saber elegir en el mercado es fundamental.

El cóctel: mula moscovita

Maridar un vino blanco seco, como un albariño, con pescado es fácil. Pero si queremos ir un poco más allá y dotar a la bebida de nuestro toque personal, una de las mejores elecciones posibles para acompañar el cebiche es utilizar todo el poder de ese sabor ácido que le aporta la lima en un cóctel.

Ingredientes:

  • Hielo picado
  • 1 medida de zumo de lima
  • 2 partes de vodka
  • Una lata de cerveza de jengibre
  • 1 lima
  • Una taza de cobre
placeholder Foto: Unsplash/@migmal.
Foto: Unsplash/@migmal.

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Preparación:

  1. Picamos el hielo. No debemos pasarnos, no es un mojito, por lo que los trozos deben ser relativamente grandes.
  2. Exprimimos las limas. Al igual que en el cebiche, evitar llegar hasta la piel es fundamental dado que no queremos los sabores amargos que esta proporciona.
  3. Directamente en la taza añadimos primero el vodka y el zumo de lima, y luego ponemos hielo hasta que llegue al mismo nivel que el líquido. Removemos para homogeneizar la mezcla
  4. Añadimos el resto del hielo hasta que llegue el borde del vaso (de hecho, que lo supere ligeramente).
  5. Añadimos la cerveza de jengibre hasta que quede medio dedo para que rebose y decoramos con una rodaja de lima.

El peculiar gusto de este cóctel, ácido y con un toque (casi) picante propio del jengibre casa a la perfección con el cebiche. Un maridaje redondo.

El postre: tarta de queso

Es sabido que la repostería es la rama más difícil de la cocina, pero si somos capaces de pulir esta receta, no solo nuestra pareja caerá rendida a nuestros pies, sino también nuestros suegros, amigos y enemigos.

Ingredientes:

Para el relleno.

  • 600 gramos de queso crema a temperatura ambiente.
  • 1 taza de azúcar blanco
  • 3 huevos
  • 1/4 de taza de crema agria
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • 1 cucharadita de corteza de limón rallada
  • 150 gramos de fresas

Para la base.

  • 15 galletas María
  • 5 cucharaditas de mantequilla
  • 2 cucharaditas de azúcar
  • Una pizca de sal

Para la cobertura.

  • Un frasco de mermelada de fresa
  • 1 cucharada de agua
placeholder Stawberry Cheesecake.
Stawberry Cheesecake.

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Preparación:

  1. Precalentamos el horno a 180ºC y rociamos el molde de tartas con un poco de aceite para que no se pegue.
  2. En un bol grande, añadimos el queso crema y el azúcar y removemos hasta que no se noten los gránulos. Después, añadimos también los huevos. Volvemos a remover hasta que sea completamente homogénea la mezcla y, entonces, añadimos el extracto de vainilla, la crema agria y la corteza de limón. Volvemos a remover.
  3. Metemos en una bolsa de plástico las galletas María y las machacamos con el rodillo de cocina hasta que queden hechas polvo. Después, en un bol, metemos dichas galletas, la mantequilla fundida, el azúcar y la sal, y removemos hasta que se una mezcla completamente húmeda y homogénea.
  4. En la base del molde para tartas, después de haber sido rociado con aceite, ponemos el resultado del paso anterior, y lo repartimos (y apretamos) hasta que forme una base sólida.
  5. Añadimos la mezcla principal de la tarta (huevos, queso y azúcar) al molde, justo por encima de la corteza hecha con galleta.
  6. Lo metemos al horno durante 1 hora y 10 minutos. Después, dejamos que se enfríe durante otra hora a temperatura ambiente y, por si eso fuera poco, la metemos después en la nevera hasta que esté completamente fría, lo que le llevará un mínimo de 4 horas.
  7. En una pequeña cazuela, con el fuego suave, ponemos la mermelada de fresa y la cucharada de agua. Sin parar de remover intensamente en ningún momento, lo seguimos mezclando hasta que se vuelva homogénea y más suave que la mermelada original.
  8. Sacamos la tarta de la nevera, cortamos la base de las fresas y las colocamos en la parte superior mirando hacia arriba cubriendo la totalidad de la tarta.
  9. Barnizamos con la mermelada las fresas y los huecos que existen entre ellas.
  10. Dejamos enfriar de nuevo y servimos.

Quien consiga llevar a cabo a la perfección estas tres recetas y su pareja no caiga rendida a sus pies, deberá plantearse muy seriamente cambiar de pareja.

¡El día de la obligación está aquí! No sabemos si será por la terrible muerte de San Valentín de Roma (apaleado y decapitado en la Porta Flaminia el 14 de febrero del año 269 por su negativa ante el emperador Claudio II de renunciar a su fe) o por la increíble influencia de la sociedad de consumo, pero este día tan señalado se ha apoderado de nuestras vidas. Por una parte, ha obligado a millones de parejas a celebrar su amor en un día en particular (¿qué diferencia habrá con cualquier otro? Como si las flores hicieran más ilusión el 14 de este mes que cualquier otro día del año) y por otro lado provoca un sentimiento inevitable de soledad en aquellos que están sin pareja.

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