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Usas poco la alcachofa: aprende a hacerla totalmente deliciosa
  1. Gastronomía y cocina
prueba sus texturas

Usas poco la alcachofa: aprende a hacerla totalmente deliciosa

Esta verdura típica del Mediterráneo puede cocinarse de diversas maneras para lograr resultados dispares y sabrosos. ¿Cómo podemos sacarle el máximo partido?

Foto: Alcachofa. (iStock)
Alcachofa. (iStock)

España es uno de los principales productores de alcachofas del mundo. Sin ir más lejos, las blancas de Tudela son un clásico de nuestro país y un alimento muy común en la gastronomía nacional cuando llega el otoño y el invierno. Con un cierto toque amargo -que se puede eliminar bañándolas en limón previo a su uso-, un regusto dulzón y muchas propiedades beneficiosas para el organismo, esta verdura resulta muy versátil en los fogones y se puede preparar una amplia variedad de recetas con ella. Guisos, frituras, cremas… Prácticamente de todo.

En plena temporada de alcachofas, la época más fría del año, en Alimente queremos seleccionar algunas de las diferentes elaboraciones que la tienen como protagonista y que demuestran la diversidad de esta verdura tan mediterránea.

Alcachofas empanadas y fritas

A veces la gente piensa que las verduras solo sirven para ensaladas, sofritos o guisos, pero también pueden prepararse de maneras originales y sorprendentes. Un ejemplo de ello son las alcachofas empanadas y fritas. Básicamente, se cuecen previamente para que se ablanden y después se mezclan con huevo y pan rallado para freírlas en aceite. De esta manera, obtienen una combinación de sabores y una capa crujiente en el exterior que contrasta con la blandura del interior al morderlas. Una elaboración que puede servir como aperitivo, entrante e incluso a modo de guarnición.

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Foto: iStock.

Alcachofas fritas con miel

Si en lugar de pan rallado se emplea harina para recubrirlas y freírlas, las alcachofas obtendrán también una textura crujiente, pero con menos sabor a pan y un gusto más suave. La combinación de vegetales con miel casa muy bien cuando estos han sido rebozados, como también ocurre cuando se preparan de igual manera las berenjenas.

Alcachofas rellenas al horno

Por la forma de las alcachofas, estas se pueden abrir ligeramente para rellenar su interior con diferentes condimentos, para después hornearlas y convertirlas en una tapa de lo más original. Basta con limpiarlas, añadirles jamón picado o beicon y queso por dentro, y coronarlas con un huevo batido y queso rallado en la superficie. Tras esto solo hay que hornearlas 15 minutos a 180ºC para obtener una comida crujiente, con un increíble contraste de sabores y texturas en cada bocado. Perfecto como entrante.

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Foto: iStock.

Hummus de alcachofas

El hummus, esa crema de garbanzos tan de moda, destaca por ser muy polivalente, lo que le permite admitir una amplia variedad de ingredientes para modificar su gusto. La alcachofa, al tener un sabor tan característico, combina muy bien con los garbanzos, el aceite de oliva, el tahini y el limón. Además, sigue manteniendo la sencillez a la hora de elaborarlo, pues solo hay que mezclar los alimentos en la batidora y triturarlos. Sin olvidar el previo lavado, la cocción y la limpieza de las alcachofas. Una vez hecho, también se pueden colocar trozos de este vegetal a modo de decoración.

Risotto de alcachofas

En Italia se preparan risottos con todo tipo de ingredientes y los que emplean vegetales son muy comunes. Las alcachofas son un alimento habitual en este país mediterráneo y si se combina con dicha receta podemos crear un plato de arroz con un gusto muy cremoso, gracias al queso parmesano, y un sabor de campo y suculento procedente de las alcachofas. Basta con limpiarlas, mezclarlas con agua y limón para eliminar el amargor y dorarlas en un sofrito con cebolla y ajo hasta que llegue el momento de verter los granos de arroz y el líquido que lo cocerá todo.

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En estofados

Las alcachofas aportan un gusto intenso que no pasa desapercibido en cualquier guiso o estofado en el que se viertan. Son una manera muy sencilla de incorporarlas a la dieta para así aumentar la ingesta de verduras, algo muy positivo por su elevada cantidad de fibra y micronutrientes. Solo hay que añadirlas a la cazuela durante la cocción junto a los otros vegetales que se vayan a utilizar. Por ejemplo, en un estofado de carne. Si este se acompaña de alcachofas y patatas, podemos disfrutar de un plato muy completo en el que las estrellas de este artículo ganarán el sabor de la carne y estarán mucho más blandas. Incluso los menos adeptos podrán disfrutarlas.

España es uno de los principales productores de alcachofas del mundo. Sin ir más lejos, las blancas de Tudela son un clásico de nuestro país y un alimento muy común en la gastronomía nacional cuando llega el otoño y el invierno. Con un cierto toque amargo -que se puede eliminar bañándolas en limón previo a su uso-, un regusto dulzón y muchas propiedades beneficiosas para el organismo, esta verdura resulta muy versátil en los fogones y se puede preparar una amplia variedad de recetas con ella. Guisos, frituras, cremas… Prácticamente de todo.

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