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El mejor guiso de costillas adobadas y patatas durante el confinamiento
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El mejor guiso de costillas adobadas y patatas durante el confinamiento

Nuestro estado de ánimo se empieza a resentir con la cuarentena y no sabemos cuánto tiempo más va a seguir esto así. Para remediarlo, aunque sea por unas horas, os ofrecemos uno de los mejores platos abulenses

Foto: Foto: iStock.
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Estamos hartos. Después de todas estas semanas de 'arresto domiciliario' a causa del Covid-19 es lógico que nuestra moral esté alcanzando niveles realmente bajos. Remediarlo es imperativo porque la verdad es que no tenemos ni idea de cuánto tiempo más estaremos obligados a permanecer encerrados en nuestras casas con el objetivo de practicar el 'distanciamiento social'.

La parte buena es que Alimente tiene la solución para aumentar sobremanera la moral, al menos durante unas cuantas horas: un buen guiso de costillas adobadas y patatas. Este plato típico abulense es de las cosas más castellanas (y deliciosas) que podemos llevarnos a la boca y, aunque imponga, es realmente fácil de llevar a cabo. Estos son todos los pasos necesarios para conseguirlo y, si seguimos las instrucciones al pie de la letra, lograremos probar, seguramente, una de las mejores costillas adobadas con patatas de nuestra vida.

Ingredientes

  • 4 patatas (lo ideal es que sean de estación, para que engorden la salsa pero no se disuelvan completamente como las viejas)
  • 600 gramos de costillas adobadas de cerdo
  • 1 cebolla
  • 1 pimiento verde y 1 rojo
  • Pimentón
  • Vino blanco
  • 2 hojas de laurel
  • Caldo de carne
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  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal

Preparación

  1. Lo primero, como en todo buen guiso, es hacer un sofrito que impregne la cocina con el mejor de los olores. Para ello pondremos tres cucharadas de aceite de oliva virgen extra en la cazuela, picaremos la cebolla, la añadiremos y, cuando empiece a volverse transparente, echaremos los pimientos picados.
  2. En esa misma olla y sin sacar el sofrito, pondremos las costillas con el único objetivo de que se sellen. Esto evitará que pierdan demasiada agua durante la cocción y se queden más secas de lo que deberían. Deberemos asegurarnos de que no quede ninguna parte hirientemente cruda, por lo que deberemos prestar muchísima atención.
  3. Cuando ya estén selladas, les toca el turno a las patatas (que previamente habremos cortado en trozos generosos, del tamaño de un buen bocado).
  4. Es el momento de dar el sabor y para ello nada mejor que una buena cucharadita de pimentón de la Vera. Lo añadimos al guiso y removemos hasta que todo esté impregnado de ese intenso color rojo. Después, le serviremos un vaso de vino blanco al guiso y esperaremos minuto y medio. Esto se hace para que el alcohol se evapore antes de echar nada más y el sabor se impregne completamente en la carne.
  5. La parte más fácil ha llegado: cubrir el guiso con el caldo de carne y colocar las hojas de laurel. Que conste que la olla no debe hervir como cuando hacemos pasta: el fuego debe tener la potencia suficiente como para que salga alguna burbuja de la ebullición y todo vibre un poco, pero nada más.
  6. Tendemos a rectificar de sal al final, pero no, debe ser justo ahora, cuando la olla está cocinando para que se disuelva debidamente.
  7. El tiempo que debe pasar cociéndose depende única y exclusivamente del tipo de patatas que tengamos en la olla. No podemos dar una aproximación de horas o minutos. Por suerte, el mejor indicador será un tenedor: cuando pinchemos una, si se hunde hasta el fondo de la patata, apagaremos el fuego y serviremos.

El truco final

Como podemos ver, se trata de una receta realmente simple. Lo mejor de todo es que si en algún momento nos apetece sustituir las costillas por otro tipo de carne, podremos hacerlo, pero ojo. Si son trozos muy densos o se trata de cortes especialmente densos, pueden no estar cocinados en el momento en el que las patatas estén listas. Esto supone que deberemos adaptar el tipo de patata (incluso recurrir a las 'nuevas') para conseguir que todo encaje como un auténtico guante.

Estamos hartos. Después de todas estas semanas de 'arresto domiciliario' a causa del Covid-19 es lógico que nuestra moral esté alcanzando niveles realmente bajos. Remediarlo es imperativo porque la verdad es que no tenemos ni idea de cuánto tiempo más estaremos obligados a permanecer encerrados en nuestras casas con el objetivo de practicar el 'distanciamiento social'.

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