Coquetto Bar, la moderna casa de comidas de los Sandoval
Origen, temporada y producto. Familia y memoria. La nueva aventura de los Coque, muy cerca de su biestrellado restaurante, recupera recetas de siempre con su toque de gracia, sin excesos, en un informal y seductor espacio
“Volver a la esencia, a la casa de comidas de nuestros padres en Humanes. Reivindicar la auténtica cocina española que faltaba en Chamberí”. Es la declaración de intenciones de un chef, Mario Sandoval, que acaba de abrir las puertas de un nuevo local en el barrio en el que ya brillan las dos estrellas Michelin de su Coque. Acaba de abrir aunque nadie sabía que, desde un año atrás, él y sus dos hermanos, Rafael y Diego, ya se habían hecho cargo del negocio que había en esta ubicación, El 2 de Fortuny. ¿El objetivo? Escuchar a los clientes para conocer al dedillo su demanda: desayunos de calidad, esencialidad en almuerzos y cenas, tardeos castizos de picoteo y copeo en barra. Y así es, bienvenidos a Coquetto.
Frente a la experiencia que supone sentarse a las mesas de Coque, su hermano mayor, Coquetto promueve un estilo mucho más 'casual' en un pequeño entorno de construcción y diseño sostenible y elegante estilo rústico en el que reinan la barra (aún en 'standby' por la crisis sanitaria) y la cocina vista. La idea era clara: “Volver a nuestra infancia y que aquello no se pierda”, asegura Mario. ¿A qué se refiere? A mucho guiso diario, escabeches, asados y brasas. La mejor materia prima en todos los aspectos. Y un ticket medio de 40 euros. ¿Lo consiguen?
“La carta de vinos es cortita, con mucha identidad española, algo de fuera, vinos de autor, con alma y no muy caros”
Atravesamos sus puertas pasando por las mesas altas que actúan a modo de diminuta terraza, más para fumar un cigarrillo. Nos sorprende encontrarlo al completo, aún recién alzado el telón. Coquetto muestra maderas, cáñamo, mimbre. La interiorista Mer Rivera lo ha concebido cálido. Las sillas, sillones y sofás rompen en tonos verdes. Nos sentamos en una de sus mesas redondas, en una esquina, bajo el letrero con el nombre de otro antiguo inquilino, el bar Pintor Fortuny, que permanece.
A un lado vemos la carta de desayunos. Tostadas, amplia selección de molletes, zumos naturales, cruasanes y hasta huevos fritos se presentan en fórmulas entre los 3 y los 6,50 euros. No podemos no probar un pincho de tortilla y hay que correr mucho para tomar una igual de jugosa. Hoy venimos a comer sentados, aunque también se puede tapear (cuando el covid lo permita) con muchas alternativas del propio menú de sala y durante todo el día, en compañía de una sugerente y asequible oferta coctelera (9 euros) entre los básicos pisco sour, margarita y bloody mary o el más personal Coque Club con vermú y kombucha.
No esperábamos menos de la carta de vinos ideada por Rafael Sandoval, prácticamente toda disponible por copas y pisando fuerte con generosos y champanes. “Es cortita, con mucha identidad española, algo de fuera, vinos de autor, con alma y no muy caros”, la retrata Mario. ¡Bravo! Es didáctica, anima a probar y no puede estar mejor ligada con los fogones. De ellos parte un amplísimo número de propuestas que se abre con buen marisco, ibérico y embutidos. Arrancamos con unas brillantes y firmes gambas rojas (8 ud/25 euros) en su punto perfecto de cocción. El salmorejo de mango (8 euros) con el que continuamos se nos antoja imaginativo y refrescante pero algo excesivo en potencia y tamaño de la ración, hubiéramos preferido una versión más al uso. Siguen los guisos; cada día, uno. Hoy hay fabada. Ayer tocó cocido. Fabes exquisitas (18 euros). Preparación sabrosa de más. Seguro influyó el mango del paso anterior.
Llama la atención el apartado de escabeches que destaca esa labor de evitar que caigan en el olvido. Pedimos, por ir a algo fresco, el de aguacate (escabechado al txakolí) con uva y rúcula (16 euros). Dejamos para otra ocasión la perdiz, que nos chifla. ¿Hay hueco para el famoso cochinillo lacado (26 euros), enseña de la casa? Tiene que haberlo. Esa piel crujiente, ese interior sustancioso y ligero, sin el exceso de grasa, esas notas de humo y leña. Sigue siendo un imprescindible acompañado de una lechuga viva a la que, de fresca, le falta hablar. Cordero, codillo y jarrete (hay que ir cuatro para atreverse con él) también se sugieren, así como una espectacular parpatana de atún con pisto y huevo frito (20 euros) que, eso sí, no recomendamos pedir si se desea catar variedad. El plato es grande. De las brasas salen chuletillas de lechal, lomo de rubia gallega, hamburguesa de toro bravo o doradas y lubinas, pero saltamos directamente al postre porque Nacho Puga, al frente de la sala con mano maestra, nos pide que tengamos espacio para un arroz con leche que es un éxtasis. Gracias, Nacho.
Mención especial, asimismo, para el pan, no nos olvidemos, de la 'boulangerie' Santa Eulalia. También para el servicio de 'delivery' CoquettoGo, que nació con el proyecto, que lleva a casa a través de Glovo la esencia y la presencia del restaurante en vehículos eléctricos (un ejemplo más del compromiso firme con la sostenibilidad) y que, desde luego, como todo aquí, es un lujo.
Coquetto Bar
Dirección: C/ de Fortuny, 2, 28010, Madrid
Horario: De lunes a miércoles de 08:00h a 23:30h, jueves y viernes de 08:00h a 00:00h y sábados de 12:30h a 00:00h
Precio medio: 35-50€/persona
Teléfono: 916 040 202
“Volver a la esencia, a la casa de comidas de nuestros padres en Humanes. Reivindicar la auténtica cocina española que faltaba en Chamberí”. Es la declaración de intenciones de un chef, Mario Sandoval, que acaba de abrir las puertas de un nuevo local en el barrio en el que ya brillan las dos estrellas Michelin de su Coque. Acaba de abrir aunque nadie sabía que, desde un año atrás, él y sus dos hermanos, Rafael y Diego, ya se habían hecho cargo del negocio que había en esta ubicación, El 2 de Fortuny. ¿El objetivo? Escuchar a los clientes para conocer al dedillo su demanda: desayunos de calidad, esencialidad en almuerzos y cenas, tardeos castizos de picoteo y copeo en barra. Y así es, bienvenidos a Coquetto.
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