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Seis populares elaboraciones que nacieron por casualidad o error
  1. Gastronomía y cocina
SABROSAS SORPRESAS

Seis populares elaboraciones que nacieron por casualidad o error

Muchas recetas que saboreamos habitualmente, algunas de las cuales son auténticos iconos gastronómicos, son fruto de un error o de la casualidad, como el brownie o las cookies

Foto: Foto: Unsplash/@anetvob.
Foto: Unsplash/@anetvob.

En gastronomía, reina la precisión en cuanto al tipo de ingredientes, las cantidades, las medidas e incluso el orden en el que se incluyen, pues una variación puede desembocar en un desenlace poco apetecible, arruinando la elaboración. Sin embargo, en otras ocasiones, una modificación en algunos de los pasos o componentes de la receta, ya sea intencionada o casual, puede desembocar en un resultado inédito y de lo más exitoso. No en vano, muchos platos y postres que están muy presentes en nuestra gastronomía, algunos de los cuales constituyen auténticos iconos culinarios, son consecuencia de un error o un despiste del cocinero. Y es que, ya lo dice un viejo refrán, la casualidad quita, pero también da.

Asimismo, existen otras muchas preparaciones en el recetario que han surgido como consecuencia de la necesidad ante las vicisitudes del momento, que igualmente gozan de una gran popularidad en las mesas a lo largo y ancho del planeta. A fin de cuentas, "el mundo está lleno de cosas obvias que nadie por casualidad observa jamás", ya lo decía el escritor británico Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes. Es precisamente lo que ocurre en el terreno de la gastronomía, que cada día saboreamos preparaciones sin detenernos a pensar en la historia que tienen detrás, cuando en realidad algunas son el resultado de procesos casuales, insólitos e incluso de un error. He aquí algunos ejemplos.

El brownie nació porque a un pastelero del siglo XIX se le olvidó incluir levadura a un bizcocho

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Foto: iStock.

Galletas con chispas de chocolate es la traducción de estas delicias inglesas, que ponen la nota dulce a los tentempiés, las meriendas o los desayunos. Las creó por una (acertada) casualidad la dueña de una casa de huéspedes, Ruth Graves Wakefield. Un buen día de 1930, se dispuso a hacer, como tantas otras veces, galletas bañadas de chocolate, pero se encontró con que no tenía la versión líquida que empleaba habitualmente. Tirando de ingenio, se le ocurrió hacerlas con pedacitos de chocolate con la esperanza de que el calor los fundiera y pintara las galletas. Pero no fue así. De hecho, el chocolate conservó su forma y, además, le confirió una extra de cremosidad a la textura. El resultado se convirtió rápidamente en un éxito que hoy perdura.

Salsa Worcestershire

También conocida como salsa inglesa, worcester o perrins, es uno de los condimentos más tradicionales de la cocina inglesa, donde la emplean para realzar el sabor de las elaboraciones, sobre todo las cárnicas, cuya popularidad ha traspasado fronteras. Surgió por azar en 1800 y gracias al noble inglés Lord Marcus Sandys. Este vivió una temporada en la India, donde probó una salsa especiada que le fascinó. A su regreso, quiso recrearla y encargó su elaboración a dos farmacéuticos locales. Estos lo intentaron, pero el resultado no les agradó y la olvidaron en la bodega. Un tiempo después, se toparon con el mejunje, lo probaron y les encantó, pues el tiempo de fermentación le había conferido otros matices gustativos. Decidieron embotellarlo y comercializarlo, cuyo éxito fue inmediato, manteniéndose a día de hoy.

Sándwich

Mixto, vegetal, croque-monsieur, club... Hay tantas versiones de este emparedado como gustos, lo que lo convierte en una de las elaboraciones más universales, versátiles y socorridas. Lo que muchos no saben es que nació por absoluta casualidad, aunque su creador aseguraría que por necesidad. Cuenta la historia que surgió cuando John Montagu, IV conde de Sandwich- de ahí su nombre-, mandó servir su cena entre dos rebanadas de pan, porque no quería abandonar una partida de naipes. A buen seguro que este conde tan aficionado al juego no imaginaba que había creado de esta delicia que disfrutan en todo el mundo.

Brownie

Este delicioso bizcocho, que luce un característico color marrón -de ahí su nombre- y del que existen innumerables versiones, nació también en Estados Unidos, durante el siglo XIX, y por un error. El responsable fue un pastelero, a quien se le pasó incluir levadura al bizcocho de nueces y chocolate que elaboró. Pero cuando lo sacó del horno, se llevó una grata sorpresa, pues se encontró que la masa exterior tenía una irresistible textura crujiente; y la interior, suave y esponjosa. Lo bautizó con el nombre que hoy conocemos y rápidamente se hizo popular entre los amantes del dulce; un estatus que hoy mantiene.

Tarta tatin

placeholder Tarta tatin.
Tarta tatin.

Tiene como ingrediente principal las manzanas caramelizadas y se presenta al revés, es decir, la masa se coloca en la parte superior. Constituye un clásico de la repostería francesa, cuya presencia en las mesas de medio mundo es incuestionable. Y también nació por azar, concretamente en la localidad francesa de Lamotte-Beuvron, gracias a dos hermanas. Aunque existen varias versiones, la más aceptada es que cuando estas se disponían a hacer la tarta de manzana, se les estropeó el horno. Optaron por hacerla en la sartén, dejando el hojaldre en la base para que el calor lo elaborara correctamente. El resultado ya lo conocemos y lo saboreamos.

Burrata

Aunque es relativamente joven, pues nació en 1956, es uno de los quesos del momento, cuya creación es fruto de la unión entre la casualidad y la necesidad. El autor fue un ganadero local de la región italiana de Puglia, Lorenzo Bianchino. Este, como no pudo llegar a la ciudad a entregar la producción diaria de leche debido a la fuerte nevada que había caído, tomó la decisión de conservar la crema y la nata que genera el lácteo dentro de los mismos envoltorios de pasta hilada que se usan para envolver el queso mozzarella para no echarla a perder. Sin embargo, de esta idea surgió una variedad de queso inédita, caracterizado por una textura muy cremosa, similar a la nata, que incluso goza de la indicación geográfica protegida (IGP).

En gastronomía, reina la precisión en cuanto al tipo de ingredientes, las cantidades, las medidas e incluso el orden en el que se incluyen, pues una variación puede desembocar en un desenlace poco apetecible, arruinando la elaboración. Sin embargo, en otras ocasiones, una modificación en algunos de los pasos o componentes de la receta, ya sea intencionada o casual, puede desembocar en un resultado inédito y de lo más exitoso. No en vano, muchos platos y postres que están muy presentes en nuestra gastronomía, algunos de los cuales constituyen auténticos iconos culinarios, son consecuencia de un error o un despiste del cocinero. Y es que, ya lo dice un viejo refrán, la casualidad quita, pero también da.

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