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Mejillones al vapor, ¿en serio? Dales alegría con estas salsas
  1. Gastronomía y cocina
DEL MAR AL PLATO

Mejillones al vapor, ¿en serio? Dales alegría con estas salsas

La elaboración clásica es esta. Pero acompañados con estas recetas adquieren matices y sabores que los hacen exquisitos

Foto: Mejillones con salsa de cerveza.
Mejillones con salsa de cerveza.

Al vapor, con limón, rebozados, acompañados de salsa... Los mejillones son, junto con los berberechos y las almejas, los moluscos más preciados y presentes en nuestras mesas. Aunque podemos encontrarlos en las costas de todo el mundo, dicen los entendidos que los ejemplares más sabrosos son los que se crían en las bateas que habitan en los fondos de las prolíficas rías gallegas. Protegidos con una concha pintada de negro azabache con matices azules e integrados por una carne jugosa de intenso color anaranjado, este bivalvo es uno de los frutos del mar más saludables. Son muy generosos en vitaminas A, C y B12, proteínas, ácidos grasos omega 3 y también minerales, especialmente el zinc, el selenio y el fósforo -contienen casi el 30% de la ingesta diaria recomendada-.

Asimismo, tienen un contenido escueto en hidratos de carbono y, por tanto, energético, pues saborear cien gramos solo comporta 67 kcal. Estas cualidades convierten a los mejillones en un gran aliado de las dietas de pérdida de peso o de aquellos que quieren mantener una dieta hipocalórica. Al vapor, cocidos en sus propios jugos, es la forma más clásica de consumirlos. Sin embargo, este alimento marino admite numerosas formas de preparación como, por ejemplo, en salsa. Esta le confiere matices y sabores diferentes y un extra de distinción, haciéndolos mucho más apetecibles y proporcionándonos un sinfín de placeres gustativos.

En salsa picante

El picante le aporta un punto chispeante y una alegría adicional a esta receta, ideal para saborear como entrante, para picar o para una cena ligera.

Ingredientes:

  • 1 kg de mejillones frescos
  • 2 dientes de ajo
  • 1 cebolla
  • Aceite de oliva
  • 1 cucharada de pimentón picante
  • 1 cucharada de harina
  • 1 guindilla

En primer lugar, limpiamos y cocemos los mejillones en agua hasta que los moluscos abran sus conchas y reservamos el jugo resultante. Después, hacemos el sofrito rehogando la cebolla, el ajo y la guindilla en una sartén con aceite de oliva. Cuando estén hechos, le añadimos una cucharadita de pimentón picante, otra de harina y removemos hasta que se disuelvan por completo. Luego, agregamos el caldo de los mejillones que teníamos reservado y cocemos durante diez o quince minutos. Para concluir, filtramos la salsa por el pasapurés, la vertemos sobre los mejillones cocidos y cocinamos durante diez minutos más.

En salsa de tomate y pimentón

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Esta salsa universal forma un hermanamiento pletórico con los mejillones, a los que confiere un punto campestre e interesantes contrastes gustativos. El pimentón le dará un toque picante y una pizca de chispa.

Ingredientes:

  • 1 kg de mejillones
  • 1 cebolla
  • 2 ajos
  • 1 bote de tomate frito
  • 1 cucharada de harina
  • 1 cucharada de pimentón
  • 1 guindilla

Al igual que la receta anterior, cocemos los mejillones en una cazuela con agua hasta que sus conchas se abran por completo y reservamos el caldo resultante. Luego, sofreímos la cebolla y los ajos en una sartén con aceite de oliva. Cuando estén pochados, agregamos la harina y el tomate y removemos hasta que queden bien integrados. Después, añadimos el caldo de los mejillones previamente reservado y cocinamos durante diez o quince minutos más. Finalmente, incorporamos los mejillones y dejamos que se hagan durante los últimos diez minutos.

En salsa verde

Lo habitual es que esta tradicional salsa vasca acompañe a pescados como la merluza o el bacalao, a los que intensifica su sabor marino. Sin embargo, también funciona muy bien con los miembros que integran la familia de los moluscos. Como los mejillones tienen bastante sabor, no será necesario hacer un fondo previo de pescado para esta colorida salsa.

Ingredientes:

  • 1 kg de mejillones frescos
  • 3 dientes de ajo
  • 2 cucharadas de harina
  • 100 mililitros de vino blanco
  • 1 guindilla
  • Aceite de oliva
  • 225 mililitros de agua

Rehogamos los ajos y la guindilla en una sartén con aceite de oliva. Cuando tomen color, echamos la harina, removemos y cocinamos durante dos o tres minutos. Después, agregamos el vino blanco, el agua y el perejil; mezclamos y cocinamos hasta que la salsa esté bien ligada. Finalmente, incorporamos los mejillones y cocinamos hasta que estos abran sus conchas

En vinagreta

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

La salsa vinagreta es un clásico del recetario que nunca falla. Aporta un toque de color y un gusto campero a esta receta, que podemos consumir caliente o en frío.

Ingredientes:

  • 1 kg de mejillones
  • 1 pimiento verde
  • 1 cebolla
  • 1 pimiento rojo
  • 1 bolsa de aceitunas verdes
  • Aceite de oliva
  • Salsa inglesa
  • Perejil

En primer lugar, limpiamos y picamos todos los vegetales en porciones muy pequeñas y los juntamos en un bol. Luego, agregamos 150 ml de aceite de oliva, 25 ml de salsa inglesa y otros 50 ml de vinagre, un poco de perejil picado y sazonamos con una pizca de sal; mezclamos bien hasta que el conjunto quede bien emulsionado y dejamos macerar. A continuación, cocemos los mejillones en una cazuela con agua y cuando las conchas se hayan abierto, los escurrimos. Para acabar, los extendemos en una fuente y los regamos con la vinagreta.

Al vapor, con limón, rebozados, acompañados de salsa... Los mejillones son, junto con los berberechos y las almejas, los moluscos más preciados y presentes en nuestras mesas. Aunque podemos encontrarlos en las costas de todo el mundo, dicen los entendidos que los ejemplares más sabrosos son los que se crían en las bateas que habitan en los fondos de las prolíficas rías gallegas. Protegidos con una concha pintada de negro azabache con matices azules e integrados por una carne jugosa de intenso color anaranjado, este bivalvo es uno de los frutos del mar más saludables. Son muy generosos en vitaminas A, C y B12, proteínas, ácidos grasos omega 3 y también minerales, especialmente el zinc, el selenio y el fósforo -contienen casi el 30% de la ingesta diaria recomendada-.

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