La Fonda Lironda: Madrid era una fiesta
Esta nueva apuesta de los reyes Midas de la restauración mezcla la esencia elegante y festiva de los años 20 o la 'dolce vita' con el punto más castizo de la capital. La combinación no defrauda: concurrido ambiente de moda y buena cocina honesta
Bienvenidos a los felices años 20. La Fonda Lironda es el previo, el claro ejemplo de esas ganas que tenemos de volver a la normalidad, de celebrar sin tener en cuenta distancias, aforos o mascarillas. Es normal que cueste tantísimo hacerse con una mesa en el restaurante del momento porque, manteniendo todas las medidas vigentes, hace olvidar por unas horas que un virus nos ha cambiado la vida. El mensaje que denota esta apertura de Grupo Carbón Negro (Carbón Negro, Umo y otro reciente hit como El Castizo de Velázquez) es el de que ya queda menos para olvidar 2020 y parte de 2021. Que viajaremos, comeremos, beberemos y bailaremos como antes. O mejor. Aquí ya se entrevé.
A caballo entre un sofisticado hostal inglés y un lodge africano, en consonancia con lo cosmopolita de la parroquia que reúne día a día
El evocador interiorismo, firmado por Cousi, es una declaración de intenciones. A caballo entre un sofisticado hostal inglés y un lodge africano, invita a eso, a viajar, en consonancia con lo cosmopolita de la parroquia que reúne día a día en sus elegantonas mesas y en esa gran barra que da la bienvenida. La luz y el cielo de Madrid, a través de los ventanales que dan a la calle Génova y en dos terrazas, una en la puerta y otra inesperada en el interior, nos hace aterrizar en una carta que, no obstante, no apuesta por lo internacional sino por los sabores más nuestros, más honestos, los que se gestan a fuego lento y reconfortan, como en casa, como en esas fondas de antaño.
Puro buen producto
Y como en casa, no hay desvaríos. Puro buen producto bien tratado en sugerentes platos que apetecen de principio a fin. Hay mucho de brasa y de horno de carbón, pero no es lo único. De hecho, se van los ojos a clásicos como la ensaladilla rusa (12,50 euros la ración, aunque de numerosos entrantes y primeros hay medias), “como le gusta a Juanjo, de La Tasquita de Enfrente”, otra de esas direcciones que abandera la materia prima y un caserísimo y brillante tratamiento. Se puede pedir con un extra de tartar de atún o de caviar, para sibaritas, aumentando el precio. Se van los ojos también tras las crujientes y cremosas croquetas de jamón (9 euros), fantásticas. Las ostras (5 euros) siempre aportan ese 'je ne sais quoi' de establecimiento de nivel, y aquí se sirven con un aliño cítrico y picante de sriracha.
El fuego hace entrada con el puerro (12 euros) servido como un calçot, con queso zamorano, una ligera vichyssoise y trufa rallada. Clama su lugar como receta estrella el huevo frito con carabinero y boletus a la brasa (25 euros), un guiño a Menorca, la isla soñada del chef del grupo, Hugo Muñoz. La menestra de verduras al Josper (15 euros), compuesta en nuestra visita por zanahoria, brócoli, alcachofa y espárrago 'al dente', se emplata sobre un caldo de jamón ibérico, reducido a su amor. Y el amor se nota.
En cuanto a los pescados, el rape a la parrilla con una bilbaína emulsionada pide pan (28 euros). En el apartado carnívoro, el solomillo de ternera salteado a la sartén con ajos confitados y romero (25 euros) desmonta eso de que a una buena carne no le hace falta acompañamiento. No es mentira, pero este le va de miedo. Y con el pimiento rojo asado que se sirve además como guarnición queda un paso sobresaliente. Si se prefiere, en las guarniciones (5 euros) también se encuentran patatas fritas, tomates aliñados, arroz con ajo y huevo, o un boniato braseado con mantequilla ahumada de oveja.
Postre y más
En los postres, un área de la carta que suele pecar de poco original, no falta la sempiterna tarta de queso (6,50), que tiene fama en los restaurantes de Carbón Negro, o la torrija, esta vez, matizan, de masa de croissant (7,50). Nosotros nos decantamos por un flan casero especialmente cremoso que recomendamos (5,50).
Cuentan con más de un centenar de referencias de vinos nacionales, de numerosas denominaciones, e internacionales, con fuerte presencia de Champagne. A la coctelería clásica (en torno a los 10 euros) le dan un pequeño 'twist' personal y divertido (Maribel Vermú, Lironda Tonic…) sin bengalas ni humos. Proponen breves desayunos con el pincho de tortilla como rey y unos movidos tardeos que se animan con música, pues hay espacio para DJ y banda en directo los domingos, hasta que el cuerpo (o el toque de queda) aguante.
Nos gusta La Fonda Lironda porque viene a demostrar que se puede ser un sitio de moda sin llevarse mal con el sabor de una cuidada cocina. Por eso, porque lo tiene todo, sin subirse a la parra en lo económico, es por lo que merece la visita.
LA FONDA LIRONDA
Génova, 27
Precio medio: 45 euros
Horario: Desayunos todos los días de 9 a 12 h. Comidas de lunes a domingo de 13 a 16 h. Cenas de lunes a domingo hasta las 23 horas. Tardeo de viernes a domingo de 17 a 20.30 horas.
Teléfono: 911 088 881
Bienvenidos a los felices años 20. La Fonda Lironda es el previo, el claro ejemplo de esas ganas que tenemos de volver a la normalidad, de celebrar sin tener en cuenta distancias, aforos o mascarillas. Es normal que cueste tantísimo hacerse con una mesa en el restaurante del momento porque, manteniendo todas las medidas vigentes, hace olvidar por unas horas que un virus nos ha cambiado la vida. El mensaje que denota esta apertura de Grupo Carbón Negro (Carbón Negro, Umo y otro reciente hit como El Castizo de Velázquez) es el de que ya queda menos para olvidar 2020 y parte de 2021. Que viajaremos, comeremos, beberemos y bailaremos como antes. O mejor. Aquí ya se entrevé.
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