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Can Bonet: de Ibiza a Cataluña con escala en Madrid
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Nuevo en el Retiro

Can Bonet: de Ibiza a Cataluña con escala en Madrid

Esther Bonet y Pere Vendrell abren nuevo negocio junto al Retiro. Si Sa Brisa nos traía aires ibicencos a la capital, este propone una regresión a los orígenes de la pareja y se posiciona como un referente en cocina catalana

Foto: Restaurante Can Bonet.
Restaurante Can Bonet.

Que en Madrid se encuentran cocinas de cualquier región de España y del mundo es indiscutible aunque, tal vez, la catalana no se halle entre las más comunes. Quizá sea cuestión de históricas rivalidades, quizá no. En cualquier caso, Can Bonet viene a llenar ese vacío con una propuesta familiar, sencilla y honesta en un coqueto local de estética mediterránea junto al Retiro.

"En Can Bonet, tiran aún más de raíces para llevarnos hasta Cataluña con arraigadas recetas de las que se enseñan de generación en generación"


Sus propietarios e ideólogos vienen pisando fuerte. Esther Bonet y Pere Vendrell ya desembarcaron en la capital trayendo su Sa Brisa ibicenco con especialidades de su isla predilecta pasadas por una visión hasta cierto punto callejera y gamberra. Sus croquetas de bullit de peix, sus bocatines de calamar con kimchi o el archiconocido flaó de postre engrosaron y engrosan artículos y redes sociales desde su apertura y, ahora también, gracias a un reciente servicio de 'delivery'.

Can Bonet, que así se llama su nueva aventura, se sitúa pegado a Sa Brisa, en Menéndez Pelayo, y comparte cocina con él. Cocina física, que no recetas ni carta. En Can Bonet, Bonet y Vendrell tiran aún más de raíces para llevarnos hasta Cataluña con arraigadas recetas de las que se enseñan de generación en generación.

Las recetas de las madres y abuelas

Can Bonet es, como muchos otros, un proyecto que surge durante el confinamiento: “Las recetas de nuestras madres y abuelas nos ayudaron a pasar los días, y esto fue para nosotros como estar en casa”, cuentan. Aquí uno se siente en casa, sí, aunque no se proceda de allí. ¿Por qué? Porque es esa cocina casera, tan apetecible, en un espacio en la línea.

placeholder Fideuá.
Fideuá.

No llega a la decena de mesas y una terracita. Es, literal, como acudir invitado a una velada allí donde unos buenos amigos. Ladrillo, madera, mimbre, tonos claros y cuidada iluminación, Can Bonet huye de estudiados interiorismos, a diferencia de Sa Brisa, y sin embargo sus dueños consiguen insuflarle un encanto innegable con su propio gusto.

Así son los platos

En el apartado de aperitivos de la carta ya se percibe su base conceptual. La esqueixada de bacalao (12 euros / 8 la media ración), tras un buen pan con tomate, ajo, aceite de oliva de Lérida, sal de Ibiza y fina butifarra de lengua, es impepinable. Pero de verdad. Jugosa y deliciosa. El plato de embutidos (14 euros) es ideal para picar y compartir sobre todo si se quiere probar la butifarra blanca, el famoso fuet de la zona y una sobrasada mallorquina de aúpa.

Entre los entrantes calientes hay uno que ya es estrella de la casa: los caracoles a la gormanta (13 euros), preparación típica de Lérida con pan rallado y hierbas de monte. Quedan secos y se sirven con un buen alioli.

Las gambas alistadas hacen su entrada al ajillo con su cabeza (15 euros) y en un arroz en el que son protagonistas (17 euros) y que (¡viva!) puede servirse para un solo comensal. Una pena que el grano quede demasiado duro y el conjunto, salado. La fideuá de sepia y calamar lleva su tiempo (25 minutos, según advierten) y por eso apetece aún más solicitarla (18 euros).

Mar y montaña

Las fantásticas butifarras también reaparecen en las carnes. Arranca esta área de la carta una primera preparación con fesols de Santa Pau y la sigue otra, el blanco y negro (butifarra blanca y negra, con sangre) y escalibada (13 y 14 euros, respectivamente).

placeholder Tabla de embutidos.
Tabla de embutidos.


El buen producto de mar y montaña sigue anticipándose en opciones como el sapito a la brasa con ajitos (19 euros) o las chuletitas de cabrito a la brasa con berenjena y pimiento (19 euros). Todas las carnes y pescados se cocinan al Josper.

Para cerrar

Entre los postres hay uno que se sale del sota, caballo y rey de la tarta de queso y la torrija: un casi decadente brazo de gitano relleno de nata y con cobertura de chocolate líquido (6 euros). El resto, menos llamativos, un milhojas de crema con frutos rojos o un cremoso de chocolate con mascarpone y naranja. Punto extra, eso sí, para el carrito de helados artesanos con diferentes toppings para prepararse al gusto en mesa (para dos personas). Sabe a verano en la Costa Brava.

La oferta de vinos es escueta, repasa las D.O. principales con etiquetas muy seleccionadas de cada una y ofrece caldos regionales como cavas y vinos del Penedés o Priorat. La apuesta por ellos cabría ser mayor, pero ahí están y en sala los recomiendan por encima del resto.

Can Bonet sabe a lo que propone, a puro Mediterráneo, costa e interior. Una agradabilísima dirección frente al Retiro que sorprende y reconforta. Fenomenal de precio, por cierto, y con un simpatiquísimo servicio.

CAN BONET

C/ Menéndez Pelayo, 15 local 2

Precio medio: 40 euros

Horario: de lunes a domingo de 13h a 16h y de 19:30h a 22h

Tel: 910 46 44 08

http://www.restaurantecanbonet.com/

Que en Madrid se encuentran cocinas de cualquier región de España y del mundo es indiscutible aunque, tal vez, la catalana no se halle entre las más comunes. Quizá sea cuestión de históricas rivalidades, quizá no. En cualquier caso, Can Bonet viene a llenar ese vacío con una propuesta familiar, sencilla y honesta en un coqueto local de estética mediterránea junto al Retiro.

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