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Los sándwiches más populares y deliciosos de Estados Unidos
  1. Gastronomía y cocina
BOCADOS AMERICANOS

Los sándwiches más populares y deliciosos de Estados Unidos

Submarino, Elvis o BLT son algunos de los 'bocadillos' estrella de la cocina estadounidense, que cada vez acaparan más protagonismo en nuestra cultura gastronómica. Pero hay más

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A la hora de poner en marcha el ingenio, el mejor estímulo posible es la necesidad. Y es que gracias a esta se han creado grandes inventos y delicias gastronómicas de las que hoy disfrutamos, muchas de las cuales constituyen auténticos iconos culinarios en algunas regiones. Un buen ejemplo es el sándwich, que salió del ingenio, aunque él diría necesidad, de John Montagu, conde de Sándwich (de ahí el nombre de la elaboración) durante el siglo XVIII. Este era un gran aficionado a los juegos de naipes; tanto que no estaba dispuesto a abandonar las partidas para alimentarse. Como no era cuestión de morir de inanición, un buen día se le ocurrió ordenar que sirvieran su cena entre dos rebanadas de pan. La idea le gustó y se convirtió en una costumbre.

Poco podía imaginar el conde que había creado una de las elaboraciones más universales que existen, que en Estados Unidos constituye una auténtica institución. Tanto es así que tienen una carta de lo más extensa con innumerables versiones, algunas de las cuales han adquirido tanta popularidad que son conocidas en todo el mundo. Veamos cuáles son los sándwiches más famosos y deliciosos del país.

Elvis

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Aunque también se le conoce como 'penaut butter' o 'banana and bacon sandwich', el nombre más común es Elvis, pues era el favorito del 'rey del rock'. Lleva mantequilla de cacahuete, plátano y beicon fundido, y suele servirse caliente. Es uno de los más famosos de Estados Unidos, donde es posible encontrarlo en cualquier carta. No obstante, su popularidad ha conllevado la aparición de otras versiones que incluyen gelatina, miel e incluso crema de malvavisco.

Submarino

El particular nombre de esta versión, muy típica del norte de Estados Unidos, donde también se la conoce como 'grinder', 'sub' o 'hoagie', deriva de la forma de submarino que presenta el pan de marraqueta o francés que acoge los ingredientes. Además, despunta por sus grandes dimensiones, la cantidad y variedad de ingredientes que contiene, por lo que solo es apto para los paladares más osados. Y son una mezcolanza de carnes, queso, condimentos, embutidos como el salami, la mortadela o el jamón y vegetales como la lechuga, los tomates o los pimientos.

Cheesesteak

También denominado 'Philly cheesesteak' o 'steak and cheese', es típico de Filadelfia, donde además nació en 1930. Salvando las distancias, puede considerarse pariente del perrito caliente, en tanto que se presenta en un panecillo semiabierto por el lateral y relleno de tiras de carne de res, generalmente de la parte de la costilla, asadas y queso americano o provolone fundido.

El sándwich surgió en el siglo XVIII gracias al conde John de Montagu y su afición por el juego

Club Sándwich

Desde que hizo su aparición estelar en 1894 en el hotel Saratoga Club-House, un club de apuestas masculino, este sándwich no ha dejado de estar presente en las cartas de las cadenas hoteleras y los restaurantes americanos. Las primeras versiones eran más humildes, pues incluían rebanadas de pollo. No obstante, fue adquiriendo mayor complejidad con el paso del tiempo al incluirle más ingredientes como la panceta, el queso, la lechuga, el tomate e incluso el chili, especialmente en el sur de Estados Unidos, y presentarse sobre tres rebanadas de pan cortadas en triángulo y ensartadas en un pincho. Sin duda, un bocado completo, sabroso y universal, ideal para poner el sabor a cualquier sobremesa.

BLT

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Beicon en tiras, tomate, lechuga y mayonesa son los ingredientes estelares de este sándwich, que suele servirse caliente y que degustan indistintamente en cualquier parte de Estados Unidos, si bien es cierto que no es de los más vetustos, pues las fuentes nos cuentan que se creó en 1929 y lo denominaban emparedado de tocino. Posiblemente, el secreto de su éxito estriba en la sencillez y la universalidad de sus ingredientes, que además le confieren infinidad de matices gustativos.

Montecristo

Esta versión alegra el paladar de los estadounidenses desde 1940, momento en el que apareció, aunque su autoría no está del todo clara, pues hay varios restaurantes que se la disputan. Lo que sí sabemos con certeza es que está inspirado en el croque-monsieur típico de Francia, pues incluye fiambre de pavo, queso y jamón. A diferencia de la versión francesa, en la que el pan se presenta untado de bechamel gratinada, este se pasa por huevo batido, se asa en la parrilla o la sartén y se sirve acompañado de jarabe de arce, salsa de mostaza o frutas frescas e incluso mermelada de frambuesas caliente.

Sándwich de Bolonia

Aunque su nombre pueda llevarnos a engaño y hacernos pensar que procede de la ciudad italiana del mismo nombre, no es así, pues es muy típico de la región del Medio Oeste estadounidense. Pero sí tiene algo de ella: la salchicha de Bolonia, un embutido similar la mortadela oriunda de la ciudad. A diferencia de esta, que está elaborada con carne de cerdo, ajo, lardelli (grasa), pistachos, pimientos o aceitunas y condimentada con especias, se hace con carne de cerdo, pavo, ternera o pollo y manteca de cerdo. Se presenta troceada en la base del pan y bañada en mayonesa y mostaza. Algunas versiones optan por freír la salchicha y acompañarla de tomate, pepino o queso.

Baked Bean Sandwich

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Las judías estofadas en salsa worcestershire, tomate, cebolla y melaza son el ingrediente protagonista de esta versión. Estas se extienden sobre rebanadas de pan tostadas, untadas de mayonesa y condimentadas con pimienta negra. Sobre ellas, se colocan queso cheddar y tomate. El resultado es un emparedado contundente y energético, que se agradece especialmente en el desayuno.

A la hora de poner en marcha el ingenio, el mejor estímulo posible es la necesidad. Y es que gracias a esta se han creado grandes inventos y delicias gastronómicas de las que hoy disfrutamos, muchas de las cuales constituyen auténticos iconos culinarios en algunas regiones. Un buen ejemplo es el sándwich, que salió del ingenio, aunque él diría necesidad, de John Montagu, conde de Sándwich (de ahí el nombre de la elaboración) durante el siglo XVIII. Este era un gran aficionado a los juegos de naipes; tanto que no estaba dispuesto a abandonar las partidas para alimentarse. Como no era cuestión de morir de inanición, un buen día se le ocurrió ordenar que sirvieran su cena entre dos rebanadas de pan. La idea le gustó y se convirtió en una costumbre.

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