Fideos de arroz: más salud y mucho potencial en la cocina
De aspecto translúcido y gusto suave, constituyen un clásico de la cocina asiática. Tienen un bajo contenido en sodio, grasas y colesterol, y además son un filón gastronómico
Los fideos de arroz forman parte intrínseca de la tradición culinaria de Asia, especialmente de las regiones del Este, donde protagonizan innumerables recetas. Un dato que no resulta insólito si tenemos en cuenta que surgieron en China, más concretamente durante la dinastía Qin, época en la que los pueblos del Norte ocuparon el Sur. Los norteños acostumbraban a comer fideos de harina de trigo, cuyo consumo se veía propiciado por las condiciones del terreno aptas para el cultivo de este cereal.
Sin embargo, en su nuevo lugar de residencia, dichas condiciones eran diferentes y no facilitaban el cultivo de dicho cereal, pero sí del arroz. Así que los habitantes del sur, para estar en paz con sus nuevos vecinos, idearon los fideos de arroz. Un gran invento culinario que rápidamente gozó de una gran aceptación, que ha permanecido inalterada hasta la actualidad. Tanta es su popularidad en el continente que existen infinidad de variedades con distintas formas, grosores y texturas, y en versión fresca, congelada o seca.
No obstante, las virtudes de los fideos también han llegado hasta nuestro país, donde parece que han venido para quedarse, pues se dejan ver cada vez más en nuestras mesas y en las cartas de los restaurantes, aunque tímidamente.
Lo que aportan
Ante un producto relativamente novedoso, seguro que más de un lector se pregunta cuál es su patrimonio nutricional. Para quien no lo sepa, únicamente contienen harina de arroz y agua, si bien es cierto que, en ocasiones, se le agregan otros ingredientes como almidón de maíz o yuca. Dichos ingredientes garantizan la inexistencia de gluten, siendo una magnífica opción para las personas celiacas. Y también un contenido calórico más moderado que los tradicionales.
Según los datos de la Base de Composición de Alimentos de los Estados Unidos (USDA), 100 gramos comportan 364 kcal, perfilándose más idóneos para quienes quieren perder kilos o están más comprometidos con una alimentación saludable. Asimismo, tienen un aporte casi nulo de grasas, pues apenas alcanzan el gramo por porción, y son escuetos en colesterol, por lo que pueden consumirlos con liberalidad quienes tienen un perfil lipídico alterado.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que no deja de ser pasta y que, por lo tanto, es rica en carbohidratos. De hecho, tienen un índice glucémico más elevado que las versiones convencionales, incrementando rápidamente los niveles de glucosa en la sangre, por lo que las personas diabéticas deben moderar significativamente su consumo.
Carecen de gluten y con menos calorías que la pasta clásica, pero su índice glucémico es elevado
Tampoco son generosos en sodio, presentándose una excelente opción para quienes padecen hipertensión arterial. A lo que se añade que comportan interesantes cantidades de vitaminas del grupo B, especialmente B9 o folatos, necesaria para la producción del ADN o la división celular del organismo, y B3 o niacina, implicada en la conversión de los alimentos en energía o en la función celular.
En la cocina
De aspecto translúcido y sabor suave, proporcionan un mundo de posibilidades en los fogones, pues se perfilan como el ingrediente ideal de los guisos, los salteados, las sopas, las ensaladas, los rellenos... Ahora bien, debemos tener presente que es un producto delicado y, por lo tanto, reclama tiempos de cocción muy cortos, que oscilan entre los cinco y los diez minutos, en función de su grosor. Si nos pasamos, su textura se tornará correosa y blanda. No obstante, a modo de inspiración, os proponemos estas tres recetas.
Con verduras
Ingredientes:
- 250 g de fideos de arroz
- 1 pimiento rojo
- 1 pimiento verde
- 1/2 calabacines
- 2 zanahorias
- 1 cebolla
- 2 diente de ajo
- Salsa de soja
- Aceite de oliva, pimienta y sal
Elaboración. Comenzamos limpiando y picando en bastoncitos los vegetales. Luego, sofreímos los ajos en una sartén con aceite de oliva. Cuando hayan tomado color, incorporamos las zanahorias, la cebolla y los pimientos, y salteamos a fuego intenso durante dos o tres minutos. Pasado dicho tiempo, echamos los calabacines, una pizca de sal, otra de pimienta y un chorro de salsa de soja; removemos y salteamos un par de minutos más. Finalmente, hervimos los fideos en agua y una pizca de sal, los escurrimos, los juntamos con las verduras y salteamos un par minutos más.
Con champiñones y rape
Ingredientes:
- 250 g de fideos de arroz
- 500 g de filetes de rape
- 20 g de almendras
- 2 dientes de ajo
- 4 cebolletas
- 150 g de champiñones
- Aceite de oliva y sal
- 2 cucharadas soperas de salsa de soja
- 2 cucharadas de jerez
Elaboración. Hervimos los fideos de arroz durante cinco minutos y reservamos. A continuación, doramos las almendras fileteadas en una sartén sin grasa y reservamos también. Luego, salteamos los ajos, los champiñones y las cebollas en un wok con una pizca de aceite de oliva durante unos minutos. Cuando estén tiernos, incorporamos las almendras, la pasta, la salsa de soja, el jerez y los filetes de pescado, y salteamos durante unos minutos más.
Con pollo
Ingredientes:
- 200 g de fideos de arroz
- 2 pechugas de pollo
- 2 dientes de ajo
- 2 cebolletas
- Una cucharada de salsa de soja
- Aceite de oliva y sal
Elaboración. Comenzamos cocinando los fideos de arroz en una cazuela con agua y una pizca de sal siguiendo las instrucciones del fabricante y reservamos. A continuación, sofreímos las cebolletas y los ajos picados en una sartén o wok con un hilo de aceite de oliva. Cuando estén tiernos, echamos las pechugas cortadas en dados y sazonadas con sal, y salteamos hasta que estén doradas. Para concluir, incorporamos la salsa de soja y los fideos, y cocinamos dos o tres minutos más.
Los fideos de arroz forman parte intrínseca de la tradición culinaria de Asia, especialmente de las regiones del Este, donde protagonizan innumerables recetas. Un dato que no resulta insólito si tenemos en cuenta que surgieron en China, más concretamente durante la dinastía Qin, época en la que los pueblos del Norte ocuparon el Sur. Los norteños acostumbraban a comer fideos de harina de trigo, cuyo consumo se veía propiciado por las condiciones del terreno aptas para el cultivo de este cereal.