Las cuatro formas de cocinar un huevo que debes conocer
Parece mentira, pero cocinar un huevo tiene su arte y hay que respetar sus tiempos, y más aún si queremos que quede en su punto perfecto
“No sabes ni freír un huevo” es una frase clásica para describir a las personas que no tienen mucha idea de cocinar. Sin embargo, no hay que ser tan severo, porque los huevos tienen su misterio, y si no se conoce y te pasas del tiempo de cocción, el desastre en la cocina está asegurado.
El truco está en los minutos de cocción. Una diferencia de dos minutos arriba o abajo puede ser decisiva a la hora de conseguir unos huevos duros perfectos, un huevo mollet bien blandito, un huevo pasado por agua para mojar pan o un huevo poché para tu poke bowl.
Antes de cocinar un huevo, asegúrate de que no está caducado mirando su fecha de caducidad. Otro truco de la abuela que puedes probar es sumergir el huevo en un vaso de agua. Si flota, está malo. Si se hunde, está bueno.
Para mejores resultados en la cocina, utiliza siempre huevos frescos y sácalos unos minutos antes de la nevera para que tomen temperatura ambiente. Por otra parte, aplica siempre este básico en la cocina: cuenta los minutos desde que el agua comienza a hervir y no antes. Veamos ahora los trucos para cada tipo de huevo.
Huevo duro
El huevo duro es el más fácil de la lista. Basta con dejarlo hervir entre 10 y 12 minutos. Si te pasas unos minutos no importa, pero verás que la cáscara del huevo se raja. Son perfectos para acompañar todo tipo de platos como ensaladas. También se pueden hacer rellenos. Y hacer huevos duros es un buen truco para aprovechar los que están a punto de caducar. Cocidos duran unos días más.
Huevo 'mollet'
El huevo mollet es un huevo blandito y requiere un poco de paciencia para pelarlo, ya que la clara queda mullida y la yema está un poco líquida. Es un tipo de huevo perfecto para acompañar con carnes o verduras y dejar que se mezcle con los ingredientes. Para conseguir el punto justo del huevo mollet, deja que hierva entre 5 y 7 minutos.
Huevo pasado por agua
Este huevo es el clásico que se sirve sin la parte de arriba de la cáscara y se come con un poco de sal y pan. Su clara queda poco cuajada y su yema está líquida. Es todo una explosión de sabor y texturas. El truco para conseguirlo es dejarlo hervir entre 3 y 5 minutos, más minutos cuanto más grande sea el huevo. Te quedará en su punto.
Huevo escalfado o poché
El huevo poché es otro recurrente de la cocina que gusta mucho, especialmente a los niños. Sin embargo, este no se hace con cáscara y tiene un procedimiento curioso. Coloca una cacerola con agua y un chorrito de vinagre. Cuando hierva, remueve el agua hasta formar un remolino, abre el huevo y viértelo con cuidado en el centro de ese remolino. Cuando pasen 3 o 4 minutos, rescata el huevo con una cuchara y estará listo para acompañar cualquier plato que quieras, como un puré o un arroz.
Ahora ya conoces el misterio detrás de la cocción de los huevos y podrás enriquecer tus platos con un ingrediente delicioso, muy rico en vitaminas A, B, D y E, calcio y una fuente natural de proteína de calidad. Para una comida equilibrada, recuerda añadir siempre a tus platos una ración de verduras, otra de proteína y otra de carbohidratos.
“No sabes ni freír un huevo” es una frase clásica para describir a las personas que no tienen mucha idea de cocinar. Sin embargo, no hay que ser tan severo, porque los huevos tienen su misterio, y si no se conoce y te pasas del tiempo de cocción, el desastre en la cocina está asegurado.