No compres una freidora de aire: el consejo de una nutricionista para tu cocina

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Las freidoras de aire, o airfryer, pueblan nuestras cocinas y nos salvan de más de un apuro cuando no sabemos qué preparar para cenar. Aparecieron como una alternativa saludable y sin aceite frente a las freidoras convencionales, que requieren litros de aceite para funcionar, y resulta que sirven para casi cualquier receta. Su funcionamiento es muy sencillo, pues cocina los alimentos con aire caliente.

Como explican en un vídeo de la cuenta de TikTok de (@monalimentos), especializada en nutrición, la freidora de aire utiliza un sistema de convección muy parecido al de un horno convencional. Lo que la diferencia de un horno es que es más compacta y tiene un ventilador que remueve el aire muy rápido y de manera uniforme. Pero, lo que no todo el mundo está preparado para entender, como afirman desde (@monalimentos), es que, realmente, “tu airfryer no es una freidora, es un horno”.

Las freidoras de aire transfieren el calor dos veces más rápido que un horno convencional, y consiguen que el agua de los alimentos se elimine más rápido. Esto hace que las recetas preparadas en la airfryer queden más crujientes, mientras que las que se hacen al horno quedarán más suaves. Pero su sistema de acción es el mismo.

Por qué los alimentos quedan crujientes

La textura crujiente y el color marrón tostado que queda en los alimentos cocinados con freidora de aire se debe a “un fenómeno conocido como reacción de Maillard”, también llamado glicación no enzimática de proteínas. En altas temperaturas, las proteínas y los azúcares de los alimentos reaccionan creando el color marrón tostado. Esto transforma los alimentos, como carnes, panes y verduras, y les da otro color y un sabor más potente, tal y como ocurre en un horno.

Es por ello que, aunque con la freidora de aire los alimentos se cocinan mucho más rápido que en un horno, puede que si nos animamos a usar el horno convencional de nuestra cocina sea suficiente para comer saludable. Nos evitaríamos el desembolso de dinero que supone una airfryer y ahorraríamos espacio en nuestra cocina.