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El mejor truco para saber si las croquetas que te sirven en el restaurante son caseras o congeladas
  1. Gastronomía y cocina
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El mejor truco para saber si las croquetas que te sirven en el restaurante son caseras o congeladas

Si queremos saber si unas croquetas son caseras o congeladas antes de probarlas, debemos fijarnos en esta marca tan característica, que provoca el proceso industrial

Foto: El mejor truco para saber si las croquetas que te sirven en el restaurante son caseras o congeladas (Freepik)
El mejor truco para saber si las croquetas que te sirven en el restaurante son caseras o congeladas (Freepik)

Si hay un plato que no puede faltar en nuestras mesas, como picoteo en los bares o como comida principal, estas son las croquetas. Una receta de aprovechamiento que se ha convertido en todo un alimento de culto de la cultura española. Las hay de pollo, de jamón, de cocido, de bacalao o de gambas, entre otras muchas combinaciones ingeniosas de ingredientes.

La base siempre es la misma, una bechamel con el ingrediente principal, que tiene una textura lo suficientemente firme para poder darle forma con las manos, y que luego se reboza con huevo y pan rallado. Las croquetas caseras son un manjar, pero tienen su contraparte procesada. Son croquetas que se venden congeladas, con aditivos para que duren más tiempo, y que muchas veces, por comodidad o poco tiempo, se sirven en los bares y restaurantes.

Sin desmerecer a las croquetas congeladas, que las hay de buena calidad y con ingredientes saludables, lo habitual es que nos quieran dar gato por liebre y vendernos croquetas congeladas de baja gama como croquetas caseras. ¿Cómo diferenciar una croqueta casera de una congelada?

Las marcas de la maquinaria

Hay un truco que consiste en fijarse en una marca característica que provoca el proceso mecánico a la hora de fabricar las croquetas. Estas se realizan con una máquina formadora-encoladora-empanadora, que se encarga de dar forma a las croquetas, encolarlas con una mezcla sustituta del huevo, y empanarlas. Es justo en el proceso de formar la croqueta, cuando caen sobre una rejilla y esta deja su huella en la bechamel. Al freír las croquetas en casa o al comprarlas en un bar, veremos las hendiduras de la rejilla, signo inequívoco de su origen industrial.

Foto: Croquetas caseras de pollo. (Snaps Fotografía)

A buen entendedor…

Por otra parte, como dice el refrán, A buen entendedor, pocas palabras bastan. Y es que una persona con el ojo y el paladar entrenados puede diferenciar con facilidad las croquetas caseras de las congeladas. En las croquetas caseras, la bechamel es cremosa, y se nota en cada bocado. En las croquetas congeladas, la textura es diferente, y se parecería más a un puré.

Lo mismo ocurre con los “tropezones” o trozos de ingredientes. En las croquetas caseras, los trozos de pollo o jamón se notan a la primera, mientras que en las croquetas congeladas solo tenemos el sabor del ingrediente principal, ya que la masa está triturada. Por último, la forma y el aspecto pueden ayudarnos a diferenciar si una croqueta es casera, más irregular, o congelada, de forma perfecta y homogénea.

La máquina casera para hacer croquetas

A pesar de todos los consejos anteriores, lo cierto es que existe un cacharro de cocina que nos permite hacer croquetas al por mayor en casa. Se trata de un depósito que llenamos con la masa de las croquetas, hacemos presión y la masa es moldeada en forma de tubos alargados y homogéneos, sin necesidad de usar nuestras manos o dos cucharas para bolear la croqueta.

Solo debemos cortar los tubos en las porciones deseadas y tendremos nuestras croquetas, todas iguales en tamaño y peso, pero siguen siendo caseras. Es una solución rápida para aquellos locales que hacen muchas croquetas caseras al día, pero dificulta un poco el saber si estamos ante una croqueta casera o congelada.

Si hay un plato que no puede faltar en nuestras mesas, como picoteo en los bares o como comida principal, estas son las croquetas. Una receta de aprovechamiento que se ha convertido en todo un alimento de culto de la cultura española. Las hay de pollo, de jamón, de cocido, de bacalao o de gambas, entre otras muchas combinaciones ingeniosas de ingredientes.

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