El método para congelar las cerezas: descubre cómo hacerlo para disfrutar de todo su sabor en pleno invierno

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Las cerezas, esas pequeñas y jugosas joyas del verano, tienen una temporada muy corta que va de junio a agosto. Por esta razón, los amantes de esta deliciosa fruta se enfrentan al desafío de cómo disfrutarlas durante el resto del año. Afortunadamente, la solución es sencilla y efectiva: congelarlas. Congelar cerezas no solo permite conservar su sabor y nutrientes, sino que también ofrece la oportunidad de disfrutar de esta fruta en una variedad de recetas, tanto dulces como saladas, durante todo el año.

La idea de congelar cerezas puede parecer novedosa, pero es una práctica recomendada por expertos en cocina. Según Isabel, la cocinera detrás del popular blog Frabisa, congelar cerezas es una excelente manera de disponer de este ingrediente para recetas fuera de temporada. Imagina poder preparar un solomillo con salsa de cerezaso un brownie de cerezas en pleno invierno, cuando la fruta fresca es prácticamente inexistente en el mercado.

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Además de su versatilidad en la cocina, las cerezas congeladas mantienen gran parte de sus beneficios nutricionales. Son ricas en antioxidantes, vitaminas y minerales, lo que las convierte en un complemento saludable para cualquier dieta. La clave para conservar estas propiedades es seguir un proceso adecuado de congelación, que permita mantener su frescura y sabor.

Cómo congelar cerezas, paso a paso

En un vídeo de YouTube, Isabel de Frabisa nos comparte su método para congelar cerezas, garantizando unos resultados excelentes. El proceso comienza con la selección de las cerezas. Es fundamental escoger las más sanas, sin magulladuras y con un color vivo. Tras seleccionarlas, se lavan bien y se escurren para eliminar cualquier rastro de suciedad.

El siguiente paso es retirar el tallo y el hueso de cada cereza. Aunque puede ser una tarea tediosa, es esencial para que las cerezas estén listas para su uso inmediato al descongelarlas. Isabel recomienda utilizar un deshuesador de cerezas para facilitar este proceso. Una vez deshuesadas, las cerezas se secan con papel absorbente y se espacian sobre una fuente para que terminen de evaporar la humedad.

Para la congelación, Isabel utiliza una envasadora al vacío, aunque también es posible usar bolsas de congelación de buena calidad. Las cerezas se colocan en las bolsas sin que se aplasten entre ellas, asegurándose de que queden planas. Después, se sellan las bolsas sin extraer todo el aire, y se guardan en el congelador hasta que se congelen por completo. Una vez congeladas, pueden almacenarse en cualquier posición.

Al ser de temporada corta, disponer de ellas en invierno siempre viene bien para hacer recetas como solomillo o brownie con salsa de cerezas

Congeladas de esta manera, las cerezas pueden durar hasta un año. Para descongelarlas, es recomendable hacerlo en el refrigerador para mantener su textura y sabor. Estas cerezas pueden utilizarse en una amplia variedad de recetas, desde postres hasta salsas para carnes, aportando un toque de verano a los platos invernales.