El mejor chuletón de Europa (y el segundo del mundo) lo prepara José en este restaurante que es una cueva

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A la hora de hablar de carne de calidad, es imposible no pensar en un país como España, uno de los destinos predilectos para los amantes de la gastronomía. Sin embargo, hay un lugar que ha sorprendido incluso a los paladares más exigentes. Y se trata nada más y nada menos que del restaurante Bodega El Capricho, ubicado en el pequeño pueblo de Jiménez de Jamuz, en León.

Este municipio, que apenas cuenta con 800 habitantes, se ha ganado una reputación internacional por servir el que ha sido catalogado como el mejor chuletón de Europa y el segundo del mundo, según la prestigiosa lista "World Best Steak Restaurants". El Capricho no es un restaurante cualquiera. Y es que desde que los comensales ponen un pie en su entrada, se sumergen en un ambiente que mezcla tradición, dedicación y pasión.

Para llegar a disfrutar del famoso chuletón, los visitantes tienen que descender hasta una cueva excavada por los primeros propietarios del lugar. Sin embargo, la verdadera magia no está solo en el entorno, sino en la carne que sirven.

José Gordón, el alma detrás de El Capricho, ha dedicado años de su vida a perfeccionar cada detalle que rodea a sus ya populares chuletones. No es solo el asado lo que marca la diferencia, sino todo el proceso que va desde la cría de los animales hasta la maduración de la carne. En su propia finca, Gordón cría sus propios bueyes, siguiendo métodos tradicionales que garantizan la mejor calidad. Los animales pastan libremente y se crían de forma natural.

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El secreto de su chuletón, considerado por muchos como una obra maestra, no solo radica en la excelente calidad de la carne, sino también en el meticuloso proceso de maduración al que se somete. En El Capricho, el buey es tratado con mucha dedicación. De hecho, con el paso de los años, José Gordón ha perfeccionado el arte de la maduración, buscando ese punto exacto donde la carne alcanza su mayor exquisitez.

Pero El Capricho no es solo un lugar donde se rinde culto a la carne. Este restaurante-bodega también tiene una profunda conexión con el vino. Y no es para menos. La historia de este lugar comenzó precisamente de la mano del vino. Y es que los primeros dueños usaban la bodega para almacenar y servir vinos de la región. Hoy, Gordón ha recuperado ese legado, replantando viñedos centenarios y apostando por variedades autóctonas como el prieto picudo, la garnacha o la mencía.

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El éxito de El Capricho ha trascendido fronteras. Viajeros de todo el mundo llegan a este recóndito rincón de León para vivir la experiencia de comer uno de los mejores chuletones del planeta. Y es que, aunque muchos piensan que para encontrar lo mejor de la gastronomía hay que viajar a grandes capitales, este pequeño pueblo demuestra que a veces los mayores tesoros están escondidos en los lugares más insospechados.

Además del chuletón, el restaurante destaca por otras elaboraciones como la tira de asado con chucrut de lombarda y berenjena escabechada, la piñaca con boniato asado, los callos de buey, el tataki de llana de buey o el carpaccio de entrecot madurado 180 días con aceite y sal, entre otras muchas. En la actualidad, ofrece dos menís: el Esencial, que tiene un precio de 130 euros por persona, y el Homenaje, que tiene un precio de 180 euros por persona.

Recientemente, el restaurante ha sido elegido como el establecimiento que ofrece el segundo mejor chuletón del mundo. Sin embargo, previamente, las elaboraciones y los productos de Gordón han sido muy reconocidos a nivel internacional. De hecho, la calidad de la carne de El Capricho ha sido reconocida en numerosos eventos y ferias gastronómicas internacionales. Y The New York Times, ha calificado la carne de El Capricho como una de las mejores del mundo