Este queso típico de Italia es uno de los más peligrosos del mundo (y pocos lo saben): está fermentado con larvas de mosca
Pese a que muchos lo consideran una auténtica delicia y un tesoro cultural, este queso italiano no está hecho para todos los estómagos
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El Casu marzu se elabora con leche de oveja y comienza su proceso de manera similar a otros quesos, como el Pecorino Sardo. Sin embargo, lo que lo diferencia es que, en su segunda fase de maduración, se deja que las moscas del queso, conocidas como Piophila casei, depositen sus huevos en su interior. Al eclosionar, las larvas se alimentan del queso y aceleran la fermentación, transformando su textura en una pasta suave y cremosa que, para muchos, es un manjar. Al cortar el queso, es posible observar a las larvas vivas moviéndose frenéticamente, lo que añade un toque extra de adrenalina a la experiencia.
Este queso no es apto para todos los estómagos. Los gusanos, que pueden llegar a medir hasta 8 milímetros, saltan hasta 15 centímetros cuando se sienten amenazados, lo que ha llevado a algunos a recomendar el uso de gafas mientras se consume. Los más atrevidos se los comen junto con el queso, mientras que otros prefieren retirarlos antes de degustar el característico sabor especiado y ligeramente ácido que este queso único ofrece.
Pese a la fascinación que despierta entre los aventureros gastronómicos, el Casu marzu está prohibido por la legislación de la Unión Europea, debido a los riesgos para la salud que conlleva su consumo. Las larvas pueden causar miasis intestinal, una infección parasitaria provocada por la supervivencia de los gusanos en el sistema digestivo. Además, las condiciones de producción pueden favorecer la contaminación bacteriana, incluyendo la salmonela, y la presencia de compuestos como cadaverina y putrescina, que en dosis elevadas pueden ser tóxicos.
Un icono de Cerdeña
A pesar de estas advertencias, el Casu marzu sigue siendo un símbolo de la cultura sarda y se consume en eventos familiares y festividades locales. Aunque su venta está prohibida, se sigue produciendo de manera clandestina y puede llegar a costar más de 50 euros por kilo en el mercado negro, lo que lo convierte en un lujo para quienes se atreven a probarlo.
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Muchos locales ven en el Casu marzu una tradición milenaria que forma parte de su identidad cultural, y consideran que este queso, más que un peligro, es un regalo de la naturaleza. Los pastores sardos llevan siglos elaborándolo, y su método ha pasado de generación en generación, conservando así una de las recetas más singulares del mundo.
Así que, si algún día visitas Cerdeña y te animas a probar el Casu marzu, prepárate para una experiencia culinaria que desafía tanto al paladar como a la valentía. Y no olvides tus gafas.
El Casu marzu se elabora con leche de oveja y comienza su proceso de manera similar a otros quesos, como el Pecorino Sardo. Sin embargo, lo que lo diferencia es que, en su segunda fase de maduración, se deja que las moscas del queso, conocidas como Piophila casei, depositen sus huevos en su interior. Al eclosionar, las larvas se alimentan del queso y aceleran la fermentación, transformando su textura en una pasta suave y cremosa que, para muchos, es un manjar. Al cortar el queso, es posible observar a las larvas vivas moviéndose frenéticamente, lo que añade un toque extra de adrenalina a la experiencia.