El truco del vinagre (que utilizan en muchos restaurantes) para que las patatas fritas queden mucho más crujientes
Cocinar unas patatas fritas perfectas puede parecer un gran reto para muchos, pero un sencillo ingrediente que todos tenemos en la cocina es clave para conseguir la textura crujiente y dorada que todos apreciamos al comerlas
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Preparar unas patatas fritas perfectas es el objetivo que muchos persiguen, pero no todos logran alcanzar el resultado esperado. La combinación ideal, de una textura crujiente en el exterior y suave en el interior, resulta complicada de lograr. Aunque existen diversas técnicas para conseguirlo, el uso de un ingrediente de lo más cotidiano está revolucionando la cocina casera, replicando un truco que muchos chefs ya usan en sus restaurantes.
Las patatas fritas, ese acompañamiento que no puede faltar en la mesa, tienen sus secretos para alcanzar la perfección. Desde el tipo de corte hasta la temperatura del aceite, cada detalle cuenta. Pero es el proceso previo a la fritura lo que realmente marca la diferencia en el resultado final. Aquí es donde el vinagre entra en escena, aportando una ayuda esencial para mejorar la textura.
El proceso recomendado para lograr unas patatas fritas ideales comienza con un remojo en agua fría, preferiblemente con una pizca de sal. No obstante, añadir una cucharada de vinagre en esta mezcla cambia completamente el resultado final, ya que la acidez del vinagre ayuda a reducir el almidón de la patata, lo cual es clave para obtener ese toque crujiente tan deseado al momento de freír.
El truco del vinagre para unas patatas más crujientes
Este sencillo truco consiste en sumergir las patatas, una vez cortadas en tiras, en una solución de agua, sal y vinagre blanco durante unos 10 minutos. Esta mezcla permite que las patatas liberen una parte del almidón y suaviza la pectina de la superficie, haciendo que, al freírlas, se cree una capa crujiente y dorada. Después del remojo, es fundamental secarlas bien con papel absorbente para evitar que el exceso de agua interfiera en la fritura.
Tras el secado, el siguiente paso es la doble cocción. Primero, se recomienda freírlas a baja temperatura para que se cocinen por dentro, dejarlas reposar y, finalmente, darles un segundo golpe de fritura a una temperatura más alta. Este método ayuda a que se hinchen y consigan esa textura crujiente en el exterior sin quemarse.
El vinagre hace que las patatas liberen una parte del almidón y suavice la pectina de la superficie
Además, este truco no solo es efectivo para las patatas fritas tradicionales, sino que también se puede aplicar en la freidora de aire. De este modo, se obtienen patatas crujientes sin necesidad de tanto aceite, una opción más saludable y ligera que permite disfrutar de este manjar con menos remordimientos.
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