Ni habas ni plato alpujarreño: este es uno de los platos más típicos de Granada (y es ideal para el invierno)
Se trata de un plato que suele ser omitido cuando se habla de gastronomía granadina, pero está lleno de sabor y propiedades
Granada es una provincia que guarda una rica tradición culinaria y entre sus joyas gastronómicas destaca un plato que pasa desapercibido para muchos: el potaje de San Antón. Aunque habitualmente eclipsado por otras delicias como las habas con jamón o el plato alpujarreño, este guiso ha sabido ganarse un lugar especial en los hogares y restaurantes granadinos, especialmente durante el mes de enero.
El potaje de San Antón tiene raíces profundas en la provincia, con un origen que se remonta al municipio de Monachil. Este guiso contundente surgió como una solución perfecta para combatir el frío invernal tras la tradicional matanza del cerdo. El 17 de enero, día de San Antón, es la fecha señalada para disfrutar de esta receta que combina legumbres como habas secas, judías blancas y garbanzos, con una generosa cantidad de productos derivados del cerdo: tocino, careta, manitas y morcilla.
Más que un plato, el potaje de San Antón es todo un ritual gastronómico. Tradicionalmente, se sirve en dos etapas: primero, un caldo repleto de sabor junto con las legumbres; después, llega la "pringá", que incluye los ingredientes cárnicos del guiso. En muchos restaurantes, esta segunda parte se presenta en una cazuela de barro, aportando un toque ahumado gracias al uso de hornos especiales. Todo ello suele acompañarse de encurtidos y cebolleta, un detalle que realza aún más los sabores.
El potaje de San Antón es un imán para los amantes del turismo gastronómico: municipios como Monachil han convertido esta receta en el centro de celebraciones populares y rutas gastronómicas. Durante todo el mes de enero y febrero, restaurantes locales ofrecen versiones únicas de esta especialidad, adaptadas a sus propios toques culinarios.
Cómo disfrutar del potaje de San Antón
Aunque muchas familias prefieren cocinarlo en casa, los restaurantes granadinos han perfeccionado el arte de este guiso. Lugares como El Coso, en Granada, o los restaurantes de Monachil son referentes indiscutibles para probarlo. Los chefs locales recomiendan ingredientes frescos y de calidad, como legumbres del año y piezas seleccionadas de cerdo, para garantizar un resultado delicioso. Además, en cada bocado se percibe el cariño y el respeto por las tradiciones que envuelven este plato.
Si bien platos como la tortilla del Sacromonte o las migas suelen acaparar la atención, el potaje de San Antón merece un lugar destacado en el repertorio culinario de Granada. Su combinación de sabores intensos y su historia lo convierten en un auténtico emblema de la cocina granadina. Así que, la próxima vez que visites la provincia, no dudes en buscar este manjar invernal que, aunque menos conocido, te conquistará desde la primera cucharada.
Granada es una provincia que guarda una rica tradición culinaria y entre sus joyas gastronómicas destaca un plato que pasa desapercibido para muchos: el potaje de San Antón. Aunque habitualmente eclipsado por otras delicias como las habas con jamón o el plato alpujarreño, este guiso ha sabido ganarse un lugar especial en los hogares y restaurantes granadinos, especialmente durante el mes de enero.