No solo son bonitos, sino también sanos. iStock

Los alimentos que te ayudarán a hacer una buena digestión

Disfrutar de platos deliciosos a veces puede tener un precio. Digerir una fabada asturiana puede llevarnos más tiempo de lo que parece humanamente soportable. Hay viciosos de todo, del riesgo, la velocidad, las alturas o, incluso, el dolor, pero no existe ninguno (esperamos) que diga: "A mí lo que me gusta de verdad es sentirme como un pato hinchado durante horas y horas". Para los que estén dispuestos a pasar por la penitencia de una mala digestión, aquí podrán encontrar los alimentos que no la empeorarán e incluso podrán ayudar con ella.

Yogur, kéfir y otros lácteos probióticos
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Yogur, kéfir y otros lácteos probióticos

Que el médico nos mande tomar yogur después de una gastroenteritis no se debe a una apuesta entre los profesionales de la atención primaria para ver quién prescribe más lácteos. Tiene una razón de ser: el yogur (el de verdad) y otros lácteos probióticos, como el kéfir, contienen fermentos activos -bacterias buenas- que pasan a formar parte de nuestra flora intestinal, que puede haber sido debilitada por infecciones o antibióticos. Estas bacterias juegan un papel fundamental en el proceso de absorción y reducción de nutrientes.

Cereales integrales
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Cereales integrales

Nos lo dicen cada día más expertos y seguimos sin hacerles mucho caso: ¡necesitamos fibra! Es buena para nosotros porque añade consistencia y masa (dependiendo de si es fibra soluble o no) al contenido de nuestro intestino, facilitando su tránsito. La fibra es sinónimo de salud digestiva y los cereales integrales (integrales de verdad, que conservan su salvado) son una fuente enorme de este nutriente.

Manzana
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Manzana

Es una de las frutas más queridas, por su sabor, sus posibilidades y sus nutrientes. Entre todos ellos, hay uno que destaca y del que la manzana tiene mucho: la pectina. Este es un heteropolisacárido que tiene la capacidad de, en medios acuosos, absorber el agua y formar geles. El potencial positivo para nuestra salud de la pectina y, por tanto de la manzana, reside en sus efectos frente al estreñimiento y la diarrea, aliviando ambas. Parece una contradicción, pero es el poder del gel: absorbente y lubricante.

Líquidos
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Líquidos

Cuando el pollo se hace bola, un vaso de agua es la solución. Acompañar las comidas con agua (preferiblemente) ayuda a que el bolo alimenticio pase más fácilmente por el esófago. Otro de sus extras es que, una vez entra en el sistema circulatorio, se encarga de mantener nuestro equilibrio osmótico. Además es fundamental para la filtración de la sangre en los riñones, sobre todo si estos están sometidos a una carga de trabajo importante, como justo después de ingerir una gran cantidad de proteínas.

Jengibre
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Jengibre

Es una raíz medicinal desde hace generaciones. Se añade a prácticamente toda la comida asiática y su valor gastronómico no hace más que ascender. En un estudio publicado en 2014 por Semeer Uz Zaman y su equipo, de la Academia de Ciencias Médicas de Nagar en la India, se evaluaron las propiedades gastrointestinales del jengibre, llegando a la conclusión de que "la raíz del jengibre disminuye el daño gástrico y sus efectos como protector gástrico son equiparables a los de los inhibidores de la bomba de protones, como el omeprazol". 

Fermentados
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Fermentados

Eso de que 'lo que no te mata, te hace más fuerte', también es aplicable a las bacterias. Una supercepa de bacterias carnívoras tiene una gran probabilidad de hacernos mucho mal. Pero en el caso de que sean bacterias 'buenas', sus efectos en nuestra salud, en concreto en el tracto digestivo, son más que positivos. Añadir diversidad a nuestra flora gastrointestinal es importante. Los mejores alimentos para contribuir a ello, al margen de los lácteos anteriormente mencionados (que también son fermentados), son productos como la kombucha o el chucrut.

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