Refrescos azucarados (iStock)

5 motivos por los que dejarás de tomar bebidas azucaradas

¿Quién no ha disfrutado de un refresco fresquito alguna vez? Los bebemos desde la infancia y forman ya parte de los hábitos diarios de muchas personas en todo el mundo; sin embargo, los estudios confirman uno tras otro la importancia de reducir su consumo al mínimo. 

Su problema radica principalmente en que contienen un alto contenido en azúcares libres, esto es, monosacáridos y disacáridos añadidos a las bebidas por los fabricantes, y que contribuyen en gran medida a aumentar la densidad energética total de nuestra dieta. Estas calorías que aportan son 'vacías', esto es, no alimentan, y su consumo se asocia casi siempre a dietas de baja calidad. 

Así, la Organización Mundial de la Salud recomienda reducir la ingesta de azúcares libres (no solo los añadidos a las bebidas, sino también a los alimentos) a menos del 10% del consumo diario de energía; y lo ideal sería no superar el 5% de ese aporte energético total. 

La Sociedad española de Nutrición Comunitaria (SENC) apunta en la misma línea, ya que la ingesta elevada de alimentos y bebidas con un gran contenido en azúcares añadidos puede favorecer el desarrollo de todo tipo de patologías, por lo que es recomendable realizar un consumo ocasional de este grupo de productos, que podrían ser sustituidos por sus equivalentes sin azúcares añadidos. 

¿Cuáles son entonces los principales riesgos para nuestra salud? ¿Qué motivos son los que nos harán dejar de lado definitivamente los refrescos azucarados? Estos son los principales, pero no los únicos...

Aumentan el riesgo de diabetes tipo 2 y de síndrome metabólico
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Aumentan el riesgo de diabetes tipo 2 y de síndrome metabólico

Numerosas investigaciones asocian el consumo habitual de refrescos azucarados con un mayor riesgo de diabetes tipo 2. Un metaanálisis realizado por la Escuela de Salud Pública de Harvard confirma esta relación y apunta que las personas que toman a diario una o dos bebidas de este tipo tienen un riesgo 26% mayor de desarrollar diabetes tipo 2 que los que consumen menos de una al mes. Por otro lado, el Framingham Heart Study demostró también que el consumo de refrescos con azúcar incrementa el riesgo de síndrome metabólico (que a su vez aumenta las probabilidades de padecer numerosas enfermedades, especialmente cardiovasculares y obesidad) en adultos de mediana edad.

Pueden causar hipertensión
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Pueden causar hipertensión

Como indica la Fundación Española del Corazón (FEC), cuando ingerimos fructosa en altas cantidades a través de productos elaborados industrialmente, se convierte en un problema para la salud al incrementar la presión arterial (además de elevar el ácido úrico, los triglicéridos y el colesterol malo...).

Ojo, esto vale también para los refrescos 'light'. Un estudio llevado a cabo por la Universidad Federal de Río de Janeiro observó que el consumo de refrescos (especialmente los denominados 'light') se asocia a un incremento de la presión arterial en adolescentes. 

Comprometen la salud cardiovascular
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Comprometen la salud cardiovascular

Comprobado, este tipo de bebidas no le van nada bien a tu corazón, hay numerosos trabajos científicos al respecto. Como señala el más reciente, publicado hace apenas tres semanas en la revista 'Circulation', y realizado por especialistas de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, cuanto mayor sea el consumo de las bebidas azucaradas, mayor es el riesgo de muerte prematura, particularmente debida a enfermedades cardiovasculares. Así, tomar de dos a seis por semana aumenta el riesgo un 6%, una o dos al día lo sube al 14% y tomar más de dos al día supone un riesgo de muerte nada menos que un 21% mayor que aquellos que beben menos de una al mes.

Engordan
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Engordan

Tampoco hay ninguna duda a este respecto. La OMS indica que la revisión de los trabajos realizados sobre este punto confirma la relación entre el consumo de azúcares libres, especialmente los que se ingieren en los refrescos, y el aumento de peso tanto en niños como en adultos. Del mismo modo, se ha probado que reduciendo la ingesta de este tipo de productos se consigue también una pérdida de peso en los menores, particularmente en los que tienen sobrepeso. 

Como señala el Departamento de Salud Pública de Harvard, cuantas más bebidas de este tipo tomamos al día, más calorías (vacías) estamos ingiriendo. Y además, mientras que con los alimentos sólidos cuando nos pasamos intentamos compensar tomando platos más ligeros en las siguientes comidas, esto no sucede con las bebidas; entre otros motivos porque normalmente no solo no 'llenan' tanto como los sólidos, sino que incluso pueden estimular el apetito de otros productos poco saludables (como los dulces y las comidas ricas en carbohidratos).

Pueden acelerar el deterioro de los huesos
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Pueden acelerar el deterioro de los huesos

Las bebidas gaseosas son ricas en fosfatos y consumir más fosfatos que calcio puede tener un efecto fatal para la salud de nuestros huesos, lo cual es especialmente negativo en el caso de los niños, en pleno crecimiento y grandes consumidores de estos productos.

Más allá de la infancia, un estudio realizado en la Universidad de Tufts (Boston) y publicado en 'American Journal of Clinical Nutrition', asoció el consumo de refrescos de cola con una menor densidad mineral ósea en mujeres de avanzada edad. 

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