En tartar, en tataki, en chuletillas y en chuletón. Del morrillo y de la ventresca, de la parpatana y del lomo, del descargamento y del espinazo. Crudo, marcado, en escabeche... y en cazuela también. ¿El más valorado? El de almadraba, ese bluefin con aires del sur, con el sabor de la costa de Barbate, de Zahara, de Conil.
El atún rojo, en plena temporada, se ha adueñado de las cartas y cada cual se busca los caminos para diferenciar su oferta. También en Madrid, el ‘mejor puerto de España’, se ha hecho plato imprescindible. Y encontramos atún bueno, malo y regular. El que más abunda, el de batalla, se distingue -aparte de por el sabor o la textura- por el precio. Porque el atún fetén no es un producto barato.
“Para que sea bueno de verdad intervienen varios factores -explica Marcus Diaque, propietario del restaurante Olive-. La raza del atún es lo primero; tenemos el bluefin, el patudo y el yellowfin. En segundo lugar, el tipo de pesca: la mejor, la de almadraba, porque es en la que el animal tiene menos estrés (y por eso su carne es de mayor calidad). Después viene el trabajo de conservación: los almadraberos lo congelan a -60º para que la cristalización sea microscópica. Y, por último, el trabajo del restaurante”.
Marcus tiene en carta nueve platos de atún diferentes, con distintos cortes y elaboraciones. Nos cuenta que lo recibe ultracongelado desde Barbate y lo mantiene así hasta el momento de utilizarlo. “Y nunca empleo menos de 24 horas en su descongelación. Con paños especiales, fuera de las corrientes de aire, limpiando perfectamente la sangre y el agua...”.
Rituales similares emplean en el Grupo DeAtún, en el que también sirven únicamente atún rojo salvaje de la almadraba gaditana. Damián Ríos, su jefe de cocina, explica cómo diferenciar el de mejor calidad: “La principal diferencia se aprecia al cortar una rodaja, ya que el atún yellowfin hace una especie de arco iris de color, mientras que el atún rojo, no”. Además, añade que “en el verdadero atún rojo el color se mantiene por dentro y por fuera, mientras que el adulterado va perdiendo todo en el interior de la pieza”.
En cuanto a la textura, también se diferencian en que el atún rojo es mucho más jugoso que otras variedades. Eso sí, el atún sí puede ser rojo, pero engordado en piscifactoría y no pescado con la técnica de la almadraba, algo que “se nota en que el de piscifactoría es mucho más graso”.