Cada otoño–invierno, las piaras de cerdos ibéricos de pura raza de Señorío de Montanera se adueñan de los pastizales adehesados en busca de las preciadas bellotas que caen de las ramas de centenarias encinas y alcornoques. La perfecta simbiosis entre esta raza ancestral y su alimentación en completa libertad (producciones respetuosas con el medio ambiente y el bienestar animal), en las paradisíacas dehesas diseminadas principalmente por toda la cuenca suroeste de la península ibérica, confiere a sus carnes unas cualidades organolépticas únicas y muy apreciadas.
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