Un mojito engorda como una bolsa de patatas fritas: las calorías del alcohol
Cuando salimos a tomar algo, lo último que se nos pasa por la cabeza son los muchos o pocos kilos que vamos a ganar por las copas, jarras, chupitos o pintas que nos acabaremos metiendo entre pecho y espalda. No obstante, si por motivos de dieta o de salud tienes que poner unos límites a lo que ingieres, el error que estás cometiendo es mayúsculo.
El alcohol aporta muchas calorías y pocos nutrientes de calidad. Para más inri, su consumo no sacia, desequilibra nuestros niveles de azúcar en sangre y refuerza el almacenamiento de grasas.
Pero si estos datos siguen sin decirte gran cosa, nos gustaría ilustrarte el problema de una manera más explícita y visual. A continuación puedes comprobar la equivalencia que existe entre tomar algunas de las bebidas alcohólicas más comunes con un alimento sólido. Probablemente, a partir de ahora, no volverás a mirar de la misma manera tu aperitivo habitual.
Un copa de vino tinto (150 ml) = un cruasán (140 kcal)
Un vaso de whisky (80 ml) = un trozo de pizza margarita (210 kcal)
Un gin-tonic (300 ml) = una napolitana de chocolate (185 kcal)
Un cóctel margarita (300 ml) = un bagel (250 kcal)
Una copa de champán (125 ml) = Una galleta digestive (86 kcal)
Dos tercios de cerveza (330 ml cada uno) = solomillo (275 kcal)
Una pinta de sidra (470 ml) = un donut de azúcar (220 kcal)
Una copa de vino blanco (150 ml) = una rebanada de pan de molde (120 kcal)
