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La otra frontera afgana que no sale en la tele: 20.000 refugiados al día cruzan a Pakistán
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20.000 afganos cruzan al día a Pakistán

La otra frontera afgana que no sale en la tele: 20.000 refugiados al día cruzan a Pakistán

La situación en la frontera con Pakistán es caótica, mientras las mafias tejen una red de contrabando de personas y se aprovechan de las familias desesperadas por cruzar

Foto: Miles de afganos se apelotonan en la frontera entre Afganistán y Pakistán, en Spin Boldak. (EFE)
Miles de afganos se apelotonan en la frontera entre Afganistán y Pakistán, en Spin Boldak. (EFE)

"¿Hay víctimas extranjeras?", esa es la pregunta que más se escuchó en los círculos diplomáticos afganos y pakistaníes en la diáspora después de la explosión”, afirma un miembro del cuerpo diplomático pakistaní desde Europa, refiriéndose al atentado perpetrado en el aeropuerto de Kabul que se cobró 175 vidas el pasado 26 de agosto, incluidos 13 soldados estadounidenses y varias víctimas británicas. "Sería naíf a estas alturas tratar de fingir que todas las vidas tienen el mismo valor. Un atentado con víctimas locales no tiene la misma repercusión que uno con víctimas extranjeras, especialmente occidentales".

Estas últimas semanas hemos consumido compulsivamente la propaganda cínica con la que Estados Unidos trata de sacudirse la estrepitosa salida de Afganistán sin mirar atrás ni para evacuar a todos sus colaboradores afganos: fotografías de militares salvando bebés, ficciones cortas y sumamente emotivas de cómo el hombre blanco salva.

Mientras tanto, se ha prestado poca atención a una imagen caótica y real: la de la frontera de Afganistán con Pakistán, donde en los últimos días han llegado miles de personas tratando de huir del país y donde la situación está fuera de control. Pero la geopolítica imperante ha asentado sus enormes posaderas en Kabul, y bloquea lo que pasa en la periferia.

“Esto no es #KabulAirport, es la frontera de Spin Boldak donde miles de personas quieren huir de Afganistán a Pakistán. La situación aquí es mucho peor que la situación en #KabulAirport, pero como no hay fuerzas extranjeras, no ha sido cubierta por los medios de comunicación”, tuiteaba el periodista Natiq Malikzada.

“La situación en Afganistán es terrible”, como mantra. Pero la respuesta a esta crisis son muros físicos y burocráticos. Pakistán, Turquía y Grecia tratan de bloquear el flujo migratorio en nombre de la seguridad nacional.

La frontera más allá del aeropuerto de Kabul

Pakistán declaró que no tenía capacidad para aceptar refugiados afganos, aunque el paso fronterizo de Spin Boldak-Chaman ha permanecido abierto y, oficialmente, se ha permitido la entrada a aquellas personas que viajaban para recibir tratamiento médico o están en posesión de documentos oficiales de residencia.

“La frontera de Spin Boldak-Chaman la cruzan diariamente al menos 6.000 personas”, explica Usman K., trabajador humanitario pakistaní, a El Confidencial. "Y desde el atentado en el aeropuerto de Kabul son casi 20.000 las personas que logran entrar a Pakistán a diario". Hecho que el Gobierno de Pakistán sigue negando. Liaquat Shahwani, portavoz del estado de Baluchistán, aseguró que puede que haya algunos casos individuales de refugiados afganos ilegales entrando en el país, pero que se trata de casos anecdóticos.

placeholder Afganos esperan para cruzar a Pakistán. (EFE)
Afganos esperan para cruzar a Pakistán. (EFE)

Pakistán y su insistencia patológica en borrar la realidad a golpe de palabras y declaraciones oficiales.

Mafias y 'bodas exprés' con niñas afganas

Mientras el Gobierno mira para otro lado, las mafias se benefician de la desesperación y vulnerabilidad de los migrantes afganos. “Hemos presenciado ‘bodas islámicas rápidas’ entre miembros de mafias pakistaníes con jóvenes afganas, que han podido cruzar a Pakistán con los suyos alegando lazos familiares”, cuenta Usman. "No es necesario explicar que es el cuerpo de esas chicas el precio a pagar".

Pakistán acoge oficialmente a 1,5 millones de refugiados afganos, aunque se estima que la cifra llega a los tres millones, contando con las personas que se encuentran de forma ilegal en el país. “Pakistán no se encuentra en condiciones de acoger”, explica un diplomático pakistaní en Europa a El Confidencial. "Probablemente hacen la vista gorda en su frontera porque saben que el objetivo de las mafias es dirigir a los migrantes afganos hasta Irán y después a Turquía".

Pakistán solo es la primera etapa del éxodo hacia Europa, una primera etapa hostil en la que se pueden sentir el miedo y el rechazo por parte de los locales.

Foto: Inmigrantes caminan hacia la frontera con Hungría en territorio rumano. (Reuters)

“Nosotros dejamos de ayudar a los migrantes afganos porque el imán de la mezquita dijo que estábamos ayudando a traidores”, explica Aisha, mujer de uno de los trabajadores humanitarios que se encuentran en el lado pakistaní de la frontera. Traidores porque huyen de los talibanes, 'hombres de Alá'. De hecho, y aunque las cifras son mínimas comparadas con los millones de afganos refugiados en Pakistán, cerca de 200 afganos en el país han anunciado su deseo de repatriarse a Afganistán, al que consideran estable después de que los talibanes se hayan hecho con el poder. “Ahora gobiernan los hombres de Alá’, esa es la razón que esgrimen los refugiados que esperan en la frontera para cruzar a Afganistán”, dice Usman.

Ese rechazo de los imanes pakistaníes a los que huyen de los talibanes es un hecho irónico teniendo en cuenta que los contrabandistas, según fuentes locales, utilizan algunas mezquitas como puntos de encuentro y de descanso, pagando el silencio de los imanes involucrados en esta huida. Sobra explicar las bases de este negocio.

Los migrantes se reducen a sombras mientras cruzan Pakistán: tanto los locales como las fuerzas de seguridad ignoran su presencia. Se lavan las manos.

"Las instrucciones que dan las mafias son claras: el objetivo es llegar a la frontera de Turquía y hacer presión hasta Europa"

“Las instrucciones que dan las mafias son claras: el objetivo es llegar a la frontera de Turquía y hacer presión hasta que Europa se vea obligada a abrir sus puertas por motivos humanitarios”, explica el trabajador humanitario en la frontera pakistaní. Los oficiales no ponen resistencia a este flujo de migrantes afganos, cuya llegada a la frontera puede tornarse en un problema internacional muy grave con Irán y con Turquía.

Pero Pakistán ya tiene demasiados problemas tratando de lidiar con su esquizofrenia política, ese apoyo a los talibanes afganos mientras condena a los talibanes locales. El problema de los refugiados no es algo que pueda gestionar en estos momentos. Mejor cerrar los ojos.

Foto: Un hombre lee el periódico en Pakistán. En el titular: "Kabul, conquistada". (EFE)

“Es imposible controlar los desiertos”, afirma el diplomático pakistaní. “En la frontera con Irán, los guardas tienen órdenes, no oficiales, de facilitar que los migrantes afganos salgan de Pakistán”. “El viaje a Europa es un infierno”, añade. "Los migrantes se enfrentan a todo tipo de violencias, al hambre, al frío, a condiciones geográficas que en algunos puntos son terriblemente difíciles. Muchos se quedarán por el camino. Y los que lleguen a Europa se darán de bruces con la hostilidad que se está formando en torno a su llegada".

También los medios de comunicación tenderán a ignorar a los migrantes afganos mientras se encuentren en territorio pakistaní, especialmente una vez que la intervención occidental termine de forma definitiva. Entonces, las miradas se fijarán en las fronteras de Grecia y Turquía, que empezarán a verse afectadas por el flujo migratorio.

Foto: Afganos en la frontera. (EFE) Opinión
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La frontera pakistaní caerá en el olvido y el foco se limitará a las fronteras más inmediatas al ‘mundo occidental’. Fronteras jerarquizadas cuya variable es la presencia o cercanía de Occidente. “Que las fuerzas extranjeras dejen Afganistán nos devuelve a la indiferencia, allá donde la empatía occidental no suele llegar”, afirma Altaf, un alto cargo de las Fuerzas Armadas de Pakistán.

Pero la ignorancia no anula los hechos. Solo silencia este éxodo de miles de personas que dejan un país, una vida entera, para huir de la falta de libertad, de la violencia, del terror. Personas a las que los partidos de extrema derecha utilizarán en su campaña destructiva, basada en el miedo, con el fin de endurecer los muros burocráticos. Personas que al carecer de derechos básicos han de centrarse en la supervivencia individual.

Miles de personas que dentro de poco dejarán de formar parte de las portadas de los periódicos. Un país entero que se sumará a la lista de tierras envueltas en conflictos crónicos que no sabemos nombrar a no ser que sea en beneficio propio, en los que las muertes son un mero dato anecdótico, muertes que no merecen 'hashtags' ni rezos.

"¿Hay víctimas extranjeras?", esa es la pregunta que más se escuchó en los círculos diplomáticos afganos y pakistaníes en la diáspora después de la explosión”, afirma un miembro del cuerpo diplomático pakistaní desde Europa, refiriéndose al atentado perpetrado en el aeropuerto de Kabul que se cobró 175 vidas el pasado 26 de agosto, incluidos 13 soldados estadounidenses y varias víctimas británicas. "Sería naíf a estas alturas tratar de fingir que todas las vidas tienen el mismo valor. Un atentado con víctimas locales no tiene la misma repercusión que uno con víctimas extranjeras, especialmente occidentales".

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