El aceite de palma: qué comidas lo incluyen y cómo te afecta
Es la oveja negra de las grasas utilizadas en alimentación. Tiene defensores y detractores, pero parece que en los últimos tiempos los segundos han ganado más fuerza, y por buenas razones
Nutrición y alimentación son dos campos en los que con frecuencia aparece un nuevo enemigo contra el que emprender una batalla.
Uno de los casos más representativos ahora mismo es el del aceite de palma, que se ha convertido en bestia negra sobre todo por ser un ingrediente muy común en los alimentos procesados... y solo en ellos.
"Es muy económico comparado con grasas y aceites de otro origen, y además es muy versátil"
Si miras en las etiquetas de la mayoría de productos alimenticios que tienes en estos momentos en tu despensa, es bastante posible que entre sus ingredientes te encuentres con el aceite de palma. Y es que, sin duda alguna, nos hallamos frente a uno de los aceites más utilizados del mundo, siendo muy fácil encontrarlo en una gran diversidad de productos que comemos cada día, a pesar de no ser una opción muy adecuada desde un punto de vista tanto nutritivo como incluso medicinal.
¿Cuál es su origen?
El aceite de palma es un aceite de origen vegetal que encontramos en infinidad de productos alimenticios. Sus derivados se obtienen del fruto de la especie Elaeis guineensis, conocida como palma africana o aceitera. Los frutos se agrupan en una especie de drupa, cubiertos por un tejido ceroso con estructura dura y redonda en cuyo interior está la almendra de la cual se obtiene este aceite.
¿Dónde encontramos aceite de palma?
Lo cierto es que podemos encontrarlo en la composición de una grandísima variedad de productos. Desde un punto de vista alimentario, los productos donde comúnmente podemos distinguir la presencia de este aceite como uno de sus ingredientes son los siguientes:
- Bollería, tartas, galletas y pasteles: sobre todo en caso de bollería industrial como sustituto de las grasas hidrogenadas y de la mantequilla.
- Coberturas y cremas: al fundirse mejor que el chocolate tiende a ser utilizado para mantener y almacenar cremas y coberturas.
- Productos untables: es común encontrarlo en margarinas o cremas de cacao ya que por poseer un alto contenido en grasas saturadas tiende a facilitar el untado.
- Productos precocinados: es muy común encontrar aceite de palma como ingrediente en una amplia variedad de alimentos precocinados, desde pizzas hasta patatas fritas o alimentos empanados. El motivo es sencillo, además de ser más barato tiende a enranciarse menos.
- Aperitivos y snacks salados: especialmente porque este aceite tiende a aguantar más frituras que otras grasas.
Más allá de sus usos alimentarios, los derivados del aceite de palma también se emplean en la industria de la cosmética para, por ejemplo, la elaboración de cremas, pasta de dientes o jabones así como en la producción de biodiesel.
Algunos fabricantes y distribuidores de alimentos evitan su mención en el etiquetado o cuando lo hacen puede disfrazarse usando algunos pseudónimos como, por ejemplo, aceite de palmiste, grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste, estearina de palma, palmoleina u oleína de palma o manteca de palma, entre otros. Pero antes de la norma sobre etiquetado de la Unión Europea, aparecía en la lista de ingredientes simplemente 'aceite vegetal', por lo que se modificó de manera que se indicara el tipo de aceite vegetal y se concretara el origen, ya que no todos los aceites vegetales son iguales.
Hay una doble justificación para explicar su uso masivo: es muy económico comparado con grasas y aceites de otro origen, y además es muy versátil. Una de las características más apreciadas por la industria es su temperatura de fusión, que le hace permanecer sólido a temperatura ambiente manteniendo al mismo tiempo una textura sedosa y untuosa.
¿Es perjudicial para la salud?
A pesar de su uso tan extendido, la realidad es que desde un punto de vista nutricional no es una opción muy saludable. El motivo principal lo encontramos en su alto contenido en grasas saturadas, concretamente en ácidos grasos saturados de cadena larga (en torno a un 50% de las grasas presentes en el aceite de palma son saturadas)
Tal y como han demostrado muchos estudios científicos, un consumo prolongado y regular de grasas saturadas influyen de forma negativa en el aumento del colesterol LDL en sangre, lo que duplica el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Además de estas características perjudiciales propias del aceite de palma debemos tener en cuenta que resulta prácticamente imposible encontrarlo fuera de los alimentos procesados, los cuales son productos con habitual riqueza en hidratos de carbono refinados, azúcares y sal, por lo que presentan un escaso interés nutricional.
Pero no debemos alarmarnos, dado que para que en realidad el aceite de palma pueda ser perjudicial para nuestra salud deberíamos consumir productos alimenticios elaborados con él cada día y en grandes cantidades, y aunque es cierto que gran parte de nuestra alimentación esta basada actualmente en productos procesados, podemos limitar su consumo.
Fijarnos en el etiquetado de los alimentos del supermercado, recurrir a comercios locales y mercados, limitar el consumo de alimentos procesados así como tomar conciencia de los alimentos que consumimos, cocinar más, elaborar bollería casera y aumentar el consumo de alimentos frescos son prácticas que favorecerán una buena nutrición y por tanto buena salud.
Nutrición y alimentación son dos campos en los que con frecuencia aparece un nuevo enemigo contra el que emprender una batalla.