Los alimentos que puedes tomar aunque ya estén caducados
Algunos productos se pueden consumir pasada la fecha de consumo preferente y sin que ello suponga un riesgo para la salud personal. Aunque no saben igual, alimentan casi lo mismo. Veamos cuáles son
A veces sucede que se compra un producto, se almacena en un rincón de la despensa y nos olvidamos de él. Otras veces, queda rezagado en la nevera durante días e incluso meses. Cuando se cae en la cuenta de que está ahí, lo primero que hacemos es mirar la etiqueta y comprobar la fecha de vencimiento del producto. Efectivamente, después de tanto tiempo confinado en el olvido, el plazo de consumo indicado ha prescrito. Entonces es cuando surgen los interrogantes acerca de si es más conveniente comerlo o desecharlo.
Consumo preferente y fecha de caducidad
Lo primero que hay que tener en cuenta para garantizar un consumo seguro y responsable es la diferencia entre la fecha de caducidad y el consumo preferente. La primera, tal y como señala el Ministerio de Sanidad, tiene como objetivo clarificar el momento hasta el cual el producto conserva sus propiedades y, por ende, se puede consumir de manera totalmente segura. Suele estar indicada con un día concreto, que corresponde a la recomendación del fabricante y señala el fin de las propiedades organolépticas -textura, olor, sabor o color- de dicho alimento. Esta fecha aparece señalada en productos microbiológicamente muy perecederos como la carne picada fresca,el pollo, el queso o el pescado fresco, cuyo consumo puede desembocar en una toxiinfección alimentaria. Por lo tanto, dada su delicadeza y el riesgo que conlleva para la salud personal, la OCU aconseja no consumirlos una vez haya pasado la fecha de caducidad señalada en el envase.
Los alimentos con fecha de consumo preferente vencida no saben igual, pero alimentan casi lo mismo
Por su parte, el consumo preferente tiene como finalidad definir el momento hasta el cual dicho alimento mantiene la calidad que se le presupone y conserva intactas sus propiedades organolépticas. Suele aparecer en un amplio espectro de alimentos refrigerados, congelados, enlatados, en aceite o desecados, como el arroz o la pasta. Según la OCU, se pueden consumir siempre que el envase no esté deteriorado y se hayan respetado las instrucciones de conservación, sin que ello suponga problema alguno. Sin embargo, la mayoría sabrán muy diferentes, ya que han experimentado modificaciones y pérdidas en la textura, el sabor, el aroma o el color. Afortunadamente, alimentan casi lo mismo y conservan muchas de sus propiedades nutricionales. Otra cuestión es que se rechace por decisión personal. Veamos qué alimentos sí se pueden comer pasada su fecha de consumo preferente.
Yogures
En 2014, este tipo de lácteos pasaron de tener fecha de caducidad a llevar fecha de consumo preferente. La razón es que contienen fermentos vivos que no permiten la supervivencia de ningún patógeno que pueda acarrear trastornos gastrointestinales tras su ingesta. Si se consumen después de la fecha indicada, es probable que tengan un sabor más ácido pero son igual de saludables. Siempre y cuando se haya mantenido la cadena de frío y el envase permanezca cerrado.
Pastas, galletas y pan de molde
Habitualmente, este tipo de bocados han pasado distintos grados de procesamiento y contienen aditivos y otros componentes que alteran su perfil nutricional para alargar la durabilidad. Si se comen después del vencimiento de la fecha de consumo preferente, es posible que se aprecien cambios en la textura -más reblandecida, seca o enmohecida- y, por lo tanto, no estarán tan buenos. Sin embargo, no contienen ningún tipo de microbio potencialmente peligroso, por lo que se pueden ingerir sin problema.
Con el pan de molde ocurre lo mismo. A priori, no hay riesgo si se come una vez haya pasado la fecha de consumo indicada. Eso sí, se recomienda encarecidamente tirarlo a la basura en el momento en el que las rebanadas presenten un poco de moho.
Pastas secas, legumbres y conservas
Los alimentos secos, como la pasta, las legumbres o el arroz, se pueden ingerir transcurridas varias semanas desde la conclusión de la fecha de consumo preferente. No obstante, deben seguir unas condiciones de almacenaje óptimas. Para ello, se aconseja guardarlos en recipientes herméticos y ubicarlos en un entorno fresco y libre de humedad. De este modo, no hay lugar para el desarrollo microbiano y, por lo tanto, su consumo es seguro.
Las latas de conservas tienen una larga durabilidad tras superar el plazo de consumo indicado, siempre que no estén oxidadas, muestren un aspecto deformado y se mantengan en un lugar fresco. Aunque parece ser que el tiempo de almacenamiento conlleva la pérdida de algunas vitaminas, también permite que el líquido de cobertura, ya sea aceite de oliva, de girasol o en escabeche, se integre con el alimento y adquiera una textura y un sabor óptimos.
Mermeladas, mantequillas, miel y chocolate
Este tipo de productos tienen un alto contenido en azúcar, que a su vez es uno de los conservantes naturales más efectivos, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos. Esta sustancia hace que los alimentos puedan permanecer intactos durante décadas. De hecho, la miel de abeja no caduca nunca.
Patatas fritas y frutos secos
La sal es otro conservante natural e impide la oxidación, la aparición de microbios y el deterioro del producto. Tanto los snacks como los frutos secos contienen cantidades generosas de esta sustancia, por lo que, aunque pierdan su textura crujiente y tengan un sabor menos agradable al gusto, se pueden consumir tras su fecha de vencimiento.
A veces sucede que se compra un producto, se almacena en un rincón de la despensa y nos olvidamos de él. Otras veces, queda rezagado en la nevera durante días e incluso meses. Cuando se cae en la cuenta de que está ahí, lo primero que hacemos es mirar la etiqueta y comprobar la fecha de vencimiento del producto. Efectivamente, después de tanto tiempo confinado en el olvido, el plazo de consumo indicado ha prescrito. Entonces es cuando surgen los interrogantes acerca de si es más conveniente comerlo o desecharlo.
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