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Los problemas que causa el déficit de yodo
  1. Nutrición
su Falta es peligrosa

Los problemas que causa el déficit de yodo

Este oligoelemento es fundamental para el correcto funcionamiento de los órganos corporales o para la regulación del metabolismo. Una dieta pobre en yodo podría acarrear problemas de salud

Foto: Los alimentos marinos son los que aportan más yodo.
Los alimentos marinos son los que aportan más yodo.

Según la Organización Mundial de la Salud, 50 millones de personas en el mundo sufren deficiencias nutricionales de yodo y 2.000 millones están expuestas a padecer una carencia de este elemento. Este déficit es más alarmante en los países en desarrollo. En España, tal y como refleja el estudio realizado por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, hay comunidades que destacan por la prevalencia de dietas bajas o carentes de este mineral.

Estos datos son preocupantes pues este oligoelemento es necesario para la formación de las glándulas tiroideas, las cuales regulan el metabolismo e influyen en el funcionamiento de la mayor parte de las funciones de los órganos corporales, como el control de la frecuencia cardiaca, el mantenimiento de la temperatura corporal o de los niveles de colesterol, la regulación del funcionamiento intestinal o de la rapidez con que los alimentos se transforman en energía. A lo que se suma que este microelemento es, además, importante para el crecimiento y el normal desarrollo del sistema nervioso y del cerebro.

Ni excesos ni carencias

Puesto que el yodo tiene multitud de funciones y vitales para el organismo, es importante mantener sus niveles equilibrados: ni en exceso ni en defecto. La deficiencia de este micromineral puede causar bocio (crecimiento anormal de la glándula tiroidea), el cual conlleva la aparición de problemas a la hora de deglutir los alimentos o de dificultades respiratorias, o hipotiroidismo, que suele ir asociado a síntomas como aumento de peso, cansancio, debilidad o somnolencia. En el caso de las mujeres embarazadas, puede comportar consecuencias de mayor envergadura. De hecho, según la OMS, “la carencia de yodo durante el embarazo es la principal causa del deterioro de la función mental en el mundo y afecta al 35,2% de la población. Igualmente este déficit se asocia a la aparición de otros problemas relacionados con el desarrollo psicomotor de los niños pequeños, malformaciones congénitas, sordomudez o enanismo, hipoacusia, retrasos en el crecimiento”.

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Foto: iStock.

Por otra parte, puede suceder lo contrario, que el aporte de este oligoelemento sea excesivo. En consecuencia, se produce un incremento de la presencia en sangre de la hormona tiroidea, la cual obliga al organismo a trabajar más rápidamente y en demasía. Esto se traduce en la aparición de hipertiroidismo, cuyos síntomas más importantes son la debilidad, el insomnio, la fatiga o las palpitaciones.

¿Cuánto yodo es recomendable consumir?

Dado que el organismo no tiene la capacidad de producir yodo, es importante suministrarlo a través de la dieta. La cantidad diaria recomendada varía según la edad y el género. En líneas generales, las personas adultas deberían ingerir entre 100 y 150 microgramos diarios, los cuales equivalen, para hacernos una idea, a media cuchara de postre. Por su parte, los niños en edad escolar deben consumir, según National Institutes of Health, una cantidad superior a 150 microgramos diarios y los bebés no menos de 110 microgramos diarios.

El yodo regula el metabolismo e influye en el funcionamiento de numerosas funciones de los órganos

En el caso de las mujeres embarazadas, los nutricionistas recomiendan incrementar su consumo en un 50%; es decir, deben ingerir más de 250 microgramos diarios. Este aporte es fundamental, sobre todo en el primer trimestre del embarazo, por cuanto este oligoelemento influye de manera determinante en el desarrollo de los órganos del feto, especialmente del cerebro. Esta cantidad se debe mantener en el periodo de lactancia, pues el recién nacido solo recibe el aporte de yodo a través de la lactancia materna.

Alimentos ricos en yodo en nuestra despensa

Por tanto, para evitar problemas de salud, es importante mantener una dieta rica en yodo. Dado que no se almacena durante mucho tiempo en el organismo (se elimina por la orina), es recomendable, para mantener niveles óptimos, ingerir pequeñas cantidades diarias. Este mineral se puede encontrar agregado a la sal común, la cual, tal y como indica el Consejo Internacional para el Control de los Trastornos por Deficiencia de Yodo, “tiene como ventaja que es un condimento culinario cuyo uso está muy extendido en todo el mundo y con un coste muy aceptable. A lo que se suma que la adicción no conlleva cambios en su color, en el olor, en la textura o en el sabor de la misma".

En torno al 58% de este mineral se pierde durante los procesos de cocción y un 23% cuando se asa

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el yodo permanece en el paquete de sal un tiempo máximo de cinco meses, por lo que si nos queremos beneficiar de sus bondades, es aconsejable consumirlo cuanto antes. Además, en torno al 58% de este mineral se pierde durante los procesos de cocción de los alimentos y alrededor de un 23% cuando se asan, por lo cual se recomienda agregar la sal al final.

Asimismo, el consumo de sal no es suficiente para mantener niveles adecuados de yodo, por lo que se debe completar a través de la dieta. Los alimentos de origen marino (atún, bacalao, lenguado, mero, ostras, almejas, camarones o algas) son los que mayores concentraciones presentan de este mineral. Aunque también tienen interesantes cantidades las patatas, los alimentos que incluyen cereales (pan de centeno o avena), las verduras (espinacas o judías verdes) o las frutas (fresas, arándanos).

Según la Organización Mundial de la Salud, 50 millones de personas en el mundo sufren deficiencias nutricionales de yodo y 2.000 millones están expuestas a padecer una carencia de este elemento. Este déficit es más alarmante en los países en desarrollo. En España, tal y como refleja el estudio realizado por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, hay comunidades que destacan por la prevalencia de dietas bajas o carentes de este mineral.

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