¿Te cuesta hacer dieta? Pequeños trucos para bajar de peso sin notarlo
¿Sabías que al recurrir a una porción más pequeña de lo habitual puedes ahorrarte hasta 150 kilocalorías? Y este es solo unos de los métodos que te ayudarán a bajar de peso sin apenas hacer esfuerzo alguno
Cualquier persona que se haya puesto a dieta alguna vez en la vida sabe la importancia de las calorías a la hora de bajar de peso. Sin embargo, un nuevo estudio en la materia, publicado por la revista JAMA, asegura que podemos cumplir el mismo objetivo sin preocuparnos por ese aspecto, simplemente imponiéndonos una serie de hábitos que finalmente reduzcan el consumo de esos alimentos “perjudiciales” para la salud.
“Quienes reducen su consumo de azúcares añadidos, granos refinados y alimentos demasiado procesados, a la vez que aumentan su consumo de verduras y alimentos no procesados, bajan mucho de peso a lo largo de todo un año, sin preocuparse por contar las calorías o limitar el tamaño de sus porciones”, explican desde el medio New York Times en referencia a dicha investigación. Bajo esta premisa, ¿cómo podemos cambiar nuestra rutina alimentaria para bajar de peso sin apenas notarlo? Toma nota, te encantará.
Pequeños gestos, grandes resultados
Uno de los gestos más habituales es sustituir los alimentos que normalmente copan la despensa por su versión 'light'. Olvídate cuanto antes de esta alternativa, pues la ausencia de azúcar no significa que dicho ingrediente sea también de bajo contenido calórico. Además, la mayoría de ellos siguen estando procesados, lo que los empuja fuera de la lista de recomendaciones para mantener la línea. Mejor opta por productos frescos y de temporada. Lo natural siempre tiende a ser sano. ¿Qué otros trucos debemos seguir a rajatabla?
- El agua, tu mejor aliado. Además de tomar los dos litros de agua tradicionales, es muy útil beber dos vasos adicionales antes de comer. Su efecto saciante te calmará el hambre, impidiendo así que pidas más comida de la cuenta o caigas en los típicos atracones que echan por tierra el trabajo conseguido. Un paso rápido y sencillo que también aumenta tu metabolismo y te ayuda a quemar calorías.
- Planea tus comidas. Cuando estamos muy ocupados y de repente el hambre hace acto de presencia, lo normal es recurrir a platos precocinados o raciones escasas que no aportan la energía necesaria al organismo. Para solucionar este problema, haz una lista con algunas recetas saludables que puedas hacer en caso de emergencia y utilizando los ingredientes que sueles tener en casa. Además, esto te permitirá llevar un registro de todas las comidas para ver tus puntos débiles y potenciarlos o mantener la motivación.
Comer más despacio aumenta la sensación de saciedad, mejora la digestión y controla el peso
- Ordena la cocina para evitar tentaciones. Aunque parezca insignificante, está comprobado que si tenemos la cocina siempre limpia el control sobre nuestro apetito se multiplica. Un estudio en la materia comprobó su eficacia con un grupo de personas y una caja de galletas. Aquellos que se encontraban en una cocina sucia y desordenada, apenas tardaron unos minutos en devorar el cebo; mientras que el grupo que estaba en la cocina limpia y recogida no se acercó a las galletas. Ya sabes lo que dicen: “Ojos que no ven, corazón que no siente”.
- Siéntate con la espalda recta. La postura en la que comes también es fundamental para bajar de peso. Durante una de las prestigiosas charlas TED, la psicóloga social Amy Cuddy habló sobre cómo nuestra postura afecta a los niveles hormonales, que a su vez influyen en otros aspectos como la energía o el estado de ánimo. Una de las sustancias implicadas es el cortisol, también conocida como la hormona del estrés y elemento importante en el aumento de peso. Si comes siempre con la espalda recta, los expertos aseguran que también reducirás la cantidad de cortisol de tu organismo.
- Utiliza platos pequeños. Se trata de un truco muy efectivo para controlar el tamaño de las raciones. Cuanto más grande sea el plato, más cantidad de comida pondrás en él, aumentando también la sensación de hambre. Te ahorrarás hasta 150 kilocalorías solo con utilizar recipientes más pequeños.
- Nada de extras. Reduce los ingredientes del plato a la mínima expresión. Por ejemplo, si vas a tomar una ensalada, mejor que se limite a los alimentos convencionales: tomate, lechuga, cebolla, maíz… Olvídate de los complementos como el queso, el bacon, los frutos secos y, por supuesto, las salsas. También evita el azúcar a la hora de tomar café o té, al principio el sabor te resultará algo extraño, pero te acostumbrarás.
- ¡Servilletas al poder! Las servilletas no solo sirven para mantener la cocina limpia, también puedes utilizarlas para remover el exceso de grasa de los alimentos. Es muy sencillo: solo tienes que enrollar varios cubitos de hielo en una servilleta, para después pasarla por la superficie del plato o la sartén en la que estás cocinando. El papel absorberá el aceite como un auténtico imán y tus comidas será más ligeras y saludables.
- Los beneficios de comer más despacio. Este hábito favorece la sensación de saciedad, mejora la digestión y controla el aumento de peso. ¿Cómo podemos asegurarnos de aminorar el ritmo? Cambiando de mano en cada bocado, manteniendo una conversación durante la comida o dejando los cubiertos en la mesa mientras masticamos.
Cualquier persona que se haya puesto a dieta alguna vez en la vida sabe la importancia de las calorías a la hora de bajar de peso. Sin embargo, un nuevo estudio en la materia, publicado por la revista JAMA, asegura que podemos cumplir el mismo objetivo sin preocuparnos por ese aspecto, simplemente imponiéndonos una serie de hábitos que finalmente reduzcan el consumo de esos alimentos “perjudiciales” para la salud.
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