Qué ocurre cuando eliminas los hidratos de tu dieta y los sustituyes por proteínas
Un estudio reciente publicado en la revista científica 'The Lancet' alerta del peligro de prescindir de estos macronutrientes, ya que se asocia a una mayor mortalidad
Es una buena forma de solucionar problemas de sobrepeso a corto plazo, suprimir los carbohidratos para reducir el aporte calórico. El problema está en la sustitución; si a cambio ingerimos más cantidad de otros macronutrientes, como las proteínas o las grasas, a la larga tendremos un mayor riesgo de mortalidad. Así lo certifican en un nuevo estudio, 'Dietary carbohydrate intake and mortality: a prospective cohort study and meta-analysis', publicado en la revista 'The Lancet'.
Ingerir menos carbohidratos es efectivo a corto plazo, pero si se sustituye por carne aumenta el riesgo
Aunque sus autores, entre ellos cardiólogos y epidemiólogos de EEUU, no lo citan expresamente, estas prácticas son habituales en dietas como la Atkins o la Paleo -inspirada en la comida que supuestamente ingerían nuestros antepasados en el Paleolítico-, y son peligrosas porque, según sus conclusiones, las personas con una restricción de carbohidratos que lo compensan con más carne, por ejemplo, tienen más riesgo de mortalidad.
Romper el equilibrio
La cuestión de la dieta no solo se basa en la menor ingesta calórica, como ya apuntó M. A. Martínez a Alimente, sino en "los alimentos por los que se sustituye ya que a la larga puedes ingerir menos calorías, pero hay que saber por qué alimentos sustituirlos". Es decir, borrar del mapa los carbohidratos porque sí para perder peso puede acarrear problemas graves si nuestra alternativa se basa en proteínas como las de la carne, que tienen riesgo para la salud al perder el equilibrio.
Tiene forma de U: en ambos extremos la mortalidad aumenta. Depende del cambio que hagamos en la dieta
El ambicioso estudio se rige por una amplia muestra de individuos a los que se ha monitorizado durante 25 años. En concreto, 15.428 pacientes adultos de entre 45 y 65 años que facilitaron datos de hábitos alimentarios y estaban inscritos en el Programa de Riesgo de Ateroesclerosis entre 1987 y 1989 -ARIC, según sus siglas en inglés-. El muestreo de todas las causas de muerte, combinado con otros hallazgos de estudios previos, arrojó una relación en forma de U y en la que tanto las dietas altas en carbohidratos como las bajas se asociaron a una mayor mortalidad, aunque fue el segundo grupo en el que los hidratos se sustituyeron por una mayor ingesta de proteínas y grasas, especialmente carne de cordero, cerdo y pollo, los que obtuvieron una tasa de mortalidad más elevada.
Durante los 25 años en los que se recogieron los datos de los participantes del programa de ateroescleroris, en combinación con otros estudios sobre población general, se produjeron 6.283 muertes entre los primeros y 40.181 en el resto. Los datos arrojan evidencia sobre que la sustitución de los carbohidratos fue la clave del riesgo de mortalidad: los que optaron por alimentos como verduras, frutos secos, mantequilla de cacahuete o semillas presentaron una tasa de mortalidad menor. Estos resultados concluyen, según los investigadores, que lo relevante está, más que en la cantidad de carbohidratos, en las alternativas: ya que modifica de forma evidente el papel de la reducción de los carbohidratos y explica la forma en U, donde tanto una menor ingesta como un aumento elevan el riesgo de mortalidad.
La experiencia durante esos 25 años indica que lo normal es ingerir más proteínas y grasas animales
El estudio es consistente con las afirmaciones de otros estudios en los que el foco está no solo en la disminución de un derminado grupo de alimentos, sino en la forma en la que sustituimos esas calorías. La mala noticia es para los carnívoros: si dejas de comer hidratos de carbono pero aumentas tu consumo de proteína, especialmente procedente de carne en vez de pescados ricos en grasas saludables como la omega 3, el riesgo de mortalidad es mayor. Sin embargo, los investigadores afirman en su estudio que la experiencia durante el seguimiento de los pacientes durante 25 años, la reducción de carbohidratos se acompaña con más frecuencia por un mayor aporte de proteínas y grasa animales que de verduras y grasas vegetales, lo que se asocia a un elevado número de muertes por enfermedades cardiovasculares y de otros tipos frente a los segundos.
Lo más endeble es que se trata de un estudio observacional y no de un ensayo con grupo de control
A pesar del gran número de participantes y el largo periodo de seguimiento, los investigadores reconocen que el estudio tiene limitaciones claras, ya que no se trata de un ensayo clínico sino de un mero estudio observacional sin doble ciego o grupo de control que pudiera asegurar con más precisión el verdadero efecto de la dieta. Es decir, podría haber otras variantes que no estén recogidas en los datos a los que tuvieron acceso los investigadores. Sin embargo, sus conclusiones apuntan a las mismas ideas que vienen desarrollando cardiólogos, epidemiólogos y nutricionistas sobre la importancia en las dietas del equilibrio. No solo se trata de ingerir menos calorías, sino también de sustituir adecuadamente los alimentos que ingerimos a cambio. De lo contrario, podemos obtener buenos resultados a corto plazo, pero desatar otros riesgos para la salud en el futuro.
Es una buena forma de solucionar problemas de sobrepeso a corto plazo, suprimir los carbohidratos para reducir el aporte calórico. El problema está en la sustitución; si a cambio ingerimos más cantidad de otros macronutrientes, como las proteínas o las grasas, a la larga tendremos un mayor riesgo de mortalidad. Así lo certifican en un nuevo estudio, 'Dietary carbohydrate intake and mortality: a prospective cohort study and meta-analysis', publicado en la revista 'The Lancet'.