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Las grasas 'disparan' los procesos inflamatorios del organismo
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Las grasas 'disparan' los procesos inflamatorios del organismo

No solo provocan cambios desfavorables en el tipo y número de bacterias intestinales, sino que además sientan las bases para el desarrollo de trastornos metabólicos

Foto: La dieta 'occidentalizada' llena de grasas modifica las bacterias intestinales saludables. (iStock)
La dieta 'occidentalizada' llena de grasas modifica las bacterias intestinales saludables. (iStock)

Una dieta alta en grasas se vincula con cambios desfavorables en el tipo y número de bacterias intestinales, conocidas con el término de microbiota. Además, aumenta los desencadenantes inflamatorios en el cuerpo. El estudio, el primero de este tipo que se realiza, ha sido publicado en línea en la prestigiosa revista científica 'Gut' y ha sido liderado por Yi Wan, investigador del departamento de Ciencias de la Alimentación de la Universidad Zhejiang de Hangzhou (China).

En el trabajo, se recalca que estas alteraciones en la microbiota y en la inflamación pueden sentar las bases para el desarrollo de trastornos metabólicos como diabetes y enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares a largo plazo.

En opinión de los responsables del estudio, los hallazgos pueden ser particularmente importantes para los países en los que los hábitos alimenticios se están 'occidentalizando' y a la vez aumentan los niveles de riqueza de la población.

Dietas altas en grasas desequilibran las bacterias y convierten el intestino en ‘filtrante’

Investigaciones experimentales previas sugieren que una dieta alta en grasas crea un desequilibrio en las bacterias intestinales y hace que el intestino se convierta en ‘filtrante’. En paralelo, los estudios observacionales sugieren que la dieta está muy relacionada con la cantidad y tipo de bacterias en el intestino.

Los investigadores querían ver si los diferentes niveles de grasa en la dieta podrían alterar las bacterias intestinales en adultos jóvenes sanos de China, donde los hábitos alimentarios están cambiando de una dieta tradicional baja en grasa y alta en carbohidratos a una relativamente alta en grasa y baja en carbohidratos.

El estudio

Para demostrarlo, dividieron a 217 personas sanas de 18 a 35 años de peso normal en tres grupos dietéticos al alterar la proporción de carbohidratos (arroz blanco y harina de trigo) y grasa (principalmente aceite de soja). El contenido de fibra y proteína se mantuvo igual.

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Foto: iStock.

El primer grupo recibió una dieta baja en grasa, equivalente al 20% de la ingesta de energía. El segundo consumió una dieta con una cantidad de grasa moderada, equivalente al 30% de la ingesta de energía. Por último, el tercero ingirió una dieta con un alto contenido de grasa, que representa el 40% de la ingesta energética.

Cada participante siguió la dieta que se le prescribió durante seis meses. El impacto de la alimentación en sus bacterias intestinales y desencadenantes inflamatorios se evaluó en muestras de sangre y fecales tomadas al inicio y al final de los seis meses del estudio.

La principal conclusión fue que los participantes en los tres grupos habían perdido peso. Y los que seguían la dieta baja en grasas, fueron los que más perdieron. Pero ciertos cambios, con posibles implicaciones para la salud a largo plazo, fueron evidentes en las muestras del grupo de dieta alta en grasas. Aunque no hubo cambios importantes en la cantidad total de bacterias intestinales entre los tres grupos, el número de bacterias beneficiosas que producen ácidos grasos de cadena corta, incluido el butirato, aumentó en el grupo de dieta baja en grasas. El butirato es una fuente de energía clave para las células intestinales y tiene propiedades antiinflamatorias.

Por contra, el número de estas bacterias benéficas se redujo en el grupo de la dieta alta en grasas, mientras que aumentó el número de bacterias 'inútiles' que se encontraron en el intestino de las personas con diabetes tipo 2.

Las bacterias benéficas se redujeron en el grupo de la dieta alta en grasas y aumentaron las 'inútiles'

Ciertas bacterias, como las especies de Blautia, que se asociaron con niveles más bajos de colesterol, fueron abundantes entre los que consumieron la dieta baja en grasas. Las especies de Bacteroides, que se asociaron con niveles más altos de colesterol, fueron más comunes entre las personas con dieta alta en grasas.

Además, esta dieta se asoció con cambios significativos y potencialmente perjudiciales en el metabolismo de los ácidos grasos de cadena larga, lo que dio como resultado niveles más altos de sustancias químicas que se cree que desencadenan la inflamación. El efecto contrario se registró en la dieta baja en grasas.

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Foto: iStock.

Las dudas

Los investigadores responsables del estudio recalcan que la toma de muestras solo se realizó al inicio y al final del ensayo y que se podría haber obtenido una imagen más completa de los cambios microbianos con un muestreo más frecuente. Y como los tres grupos perdieron peso, no está del todo claro si la pérdida de peso provocó los cambios observados o viceversa. Debe tenerse en cuenta que, como los participantes del estudio eran todos jóvenes, sanos y de peso normal, los hallazgos podrían no ser extrapolables. Aún así, recalcan que los hallazgos parecen indicar la necesidad de frenar la ingesta de grasas en la dieta.

"El consumo a largo plazo de una dieta alta en grasas, comparada con una dieta baja en grasas, parece ser indeseable en adultos jóvenes sanos cuya dieta está en transición de la tradicionalmente baja en grasas y alta en carbohidratos a una caracterizada por un mayor contenido de grasa ", concluyen los investigadores. Pero, según su opinión, sus hallazgos también podrían tener implicaciones para otros países desarrollados en los que la ingesta de grasas ya es alta"

Una dieta alta en grasas se vincula con cambios desfavorables en el tipo y número de bacterias intestinales, conocidas con el término de microbiota. Además, aumenta los desencadenantes inflamatorios en el cuerpo. El estudio, el primero de este tipo que se realiza, ha sido publicado en línea en la prestigiosa revista científica 'Gut' y ha sido liderado por Yi Wan, investigador del departamento de Ciencias de la Alimentación de la Universidad Zhejiang de Hangzhou (China).

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