Los frijoles, uno de los alimentos más antiguos de la historia
Son un gran alimento que nos aporta ácido fólico, hierro, fibra o magnesio. En definitiva, una legumbre que no debemos perdernos si nuestro objetivo es seguir una dieta sana y equilibrada
Quizás convenga dejar claro que los frijoles y las habichuelas son exactamente lo mismo, todo depende de la región donde nos encontremos para utilizar una denominación u otra. Aunque tiene muchísimos más alias, como alubias, fabes, caraotas, chícharos, fabas, frisoles, granos, judías o pochas, entre otros. Tanto es así que a veces resulta difícil seguirle la pista.
Lo cierto es que esta legumbre es uno de los alimentos documentados más antiguos de la historia de la humanidad, incluso por delante del maíz. La habichuela, además, se nos presenta con múltiples colores y variedades. De hecho, circula una leyenda maya que de una forma muy simpática trata de explicar este arcoíris culinario. Así, según relata esta historia, un buen día un campesino fue acosado por Kisín, un malvado personaje. Este le aseguró que al cabo de una semana se llevaría su alma, pero que le concedería un deseo por cada una de las siete jornadas que distaban hasta ese día. De esta manera, el campesino fue solicitando salud, dinero o amor, hasta que llegó el séptimo día y le pidió ayuda para convertir unos frijoles negros en blancos. Eso era del todo imposible porque en el mundo únicamente existían los negros. Krisín, muy contrariado por no poder llevarse su botín, decidió crear habichuelas de todos los colores.
Obviamente, no hay estudio científico que corrobore la historia, pero nos sirve para introducir esa rica variedad que caracteriza al frijol. Sin ir más lejos, existen más de 70 especies que podemos agrupar en torno a su color: negros, amarillos, rojos, blancos, morados, bayos, pintos y moteados.
Todo un yacimiento de nutrientes
En cualquier caso, las habichuelas nos proporcionan infinidad de vitaminas y minerales. Un repaso a sus cualidades nutricionales nos pondrá al tanto de su gran aporte de ácido fólico, unos 300 miligramos por cada 100 gramos de producto. Por lo tanto, se convierte en un buen aliado para las mujeres que desean quedarse embarazadas, así como aquellas que todavía se encuentran en el primer trimestre de gestación, que es cuando las necesidades de ácido fólico son más acusadas en el embrión para evitar la espina bífida. También nos aportan niacina y vitamina B1.
Los minerales son otro de sus fuertes, pues son ricas en hierro. De hecho, tienen unos 6 miligramos por cada ración de 100 gramos. Aunque es cierto que el hierro de origen vegetal se absorbe peor, solo un 10%, mientras que en los alimentos de origen animal, como la carne o el pescado, esta cifra aumenta al 20%. El magnesio es otro de los minerales que forman parte de su composición. En concreto, nos ofrece alrededor de 160 miligramos. Tampoco hay que perder de vista al fósforo o el potasio. La presencia de este último es especialmente destacable, con unos 1.160 miligramos por ración. Por lo tanto, su consumo no está aconsejado para las personas que padecen insuficiencia renal crónica.
Los frijoles son un legumbre rica en ácido fólico, más concretamente, contienen 300 miligramos por ración
Por supuesto, también nos surte de fibra. En concreto, nos aporta 21 gramos, tanto soluble como insoluble. Cabe recordar que en España, el consumo medio de fibra es de 12,5 gramos al día, cuando deberíamos ingerir al menos 25, según las recomendaciones de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés). No hacerlo nos expone a un mayor riesgo de enfermedades cardiacas.
Según explican en la Universidad Nacional Autónoma de México, los frijoles son la principal fuente de proteína en la dieta humana: "Contienen aminoácidos esenciales como lisina, treonina, valina, isoleucina y leucina. Existen numerosos estudios clínicos que avalan que el consumo regular de frijol ayuda a la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, obesidad y enfermedades relacionadas con el aparato digestivo, ya que reduce el nivel de colesterol y glucosa en la sangre".
Originarios de México
Pero ¿de dónde salen los frijoles? Pues al parecer, aunque durante décadas algunos científicos defendieron que procedían de los Andes, finalmente un estudio ha determinado que son originarios de México. La investigación en cuestión ha sido realizada por un equipo internacional de científicos liderado por Elena Bitocchi, de la Universidad Politécnica delle Marche, en Italia. También participaron científicos procedentes de Dinamarca y la Universidad Estatal de Dakota del Norte, en Estados Unidos. "El conocimiento acerca de los orígenes y la evolución de las especies de cultivos para alimentos representa un requisito importante para la conservación y el uso eficiente del material de plantas existentes", explican los autores del hallazgo.
Quizás convenga dejar claro que los frijoles y las habichuelas son exactamente lo mismo, todo depende de la región donde nos encontremos para utilizar una denominación u otra. Aunque tiene muchísimos más alias, como alubias, fabes, caraotas, chícharos, fabas, frisoles, granos, judías o pochas, entre otros. Tanto es así que a veces resulta difícil seguirle la pista.