Resulta que una de las dietas que más adelgazan es la del Ramadán

En el complicado mundo que es la pérdida de peso se ha prestado atención a un sinfín de factores, desde contar calorías o limitar el tipo de macronutrientes que ingerimos hasta lo que nos ocupa hoy, el tiempo entre las comidas. Un nuevo estudio de la Baylor College of Medicine, en Texas, liderado por la doctora Ayse Leyla Mindikoglu, se ha centrado en individuos que, debido a su fe musulmana, han seguido el Ramadán. En el islam, este mes (que este año dura desde el 5 de mayo al 4 de junio) es "el mes de Dios", como lo describó el yerno de Mahoma, Ali Ibn Abi Tálib. ¿Por qué esta época del año sagrada para la religión musulmana tiene algo que ver con la nutrición o con el adelgazamiento? Porque tienen prohibido comer ni beber desde el amanecer hasta la puesta de sol.

La doctora Alyse Leyla Mindikoglu y su equipo usaron para su trabajo un grupo de estudio de 14 individuos sanos que ayunaron durante 15 horas al día durante los 30 que dura el Ramadán. Evaluaron sus constantes metabólicas en varias ocasiones: antes del ayuno, en la tercera semana y una semana después de acabar con él.

"Ayunar desde el amanecer hasta la puesta de sol puede ser una terapia de bajo coste para los obesos"

Sus descubrimientos fueron de lo más sorprendentes: los investigadores observaron un incremento en los niveles de unas proteínas llamadas tropomiosina (TPM) 1, 3 y 4. Esta cadena de aminoácidos cumple una serie de funciones vitales para nuestro bienestar, dado que se encargan de la reparación celular y, además, su presencia está claramente asociada a una respuesta adecuada a la insulina. La carencia de esto último es lo que conocemos como diabetes, una enfermedad metabólica muy peligrosa que requiere tratamiento continuo y de por vida, y que puede resultar mortal. De evitar que esto último ocurra se encarga, en concreto, la proteína TPM3, haciendo que las células del cuerpo tengan más facilidad para usar la glucosa en sangre de manera efectiva (limitando el índice glucémico).

"Estamos en el proceso de extender nuestra investigación más allá de las variaciones en los niveles de proteína TPM e índice glucémico e incluir, además, a individuos con síndrome metabólico e hígado graso no alcohólico", explica la doctora Alyse Leyla Mindikoglu. Y apostilla: "Basándonos en nuestros resultados, creemos que ayunar desde el amanecer hasta la puesta de sol puede proporcinar una terapia de bajo coste para aquellos que tienen problemas con enfermedades relacionadas con la obesidad".

No es la primera vez que el ayuno se relaciona con una mejora sustancial del metabolismo. Esta es la razón principal detrás de ciertas dietas como el 'intermitent fasting', que consiste en no comer durante uno o dos días y al tercero darnos un auténtico homenaje. También se han descrito mayores pérdidas de peso en gente que, siguiendo la misma dieta que el resto, concentraban su consumo calórico en las primeras 6 horas de luz (de las 8 de la mañana a las 2 de la tarde).

Sea como sea, el ayuno no es cosa de niños. Impone a nuestro organismo unas restricciones que si bien está preparado para superar, alteran toda la cultura alimentaria que seguimos hoy en día, por lo que puede aumentar los niveles de estrés. Y todos conocemos a alguien que se pone de muy mal humor cuando le entra hambre...