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Coco: es sanísimo y que esté de moda no es casualidad
  1. Nutrición
POPULAR Y CON MUCHAS OPCIONES

Coco: es sanísimo y que esté de moda no es casualidad

Está en su mejor momento. A partir de él se elaboran productos con un perfil nutricional de lo más interesante. El agua, la harina o la leche son algunos, pero hay muchos más

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

El coco es una de las frutas tropicales con más antigüedad de nuestro frutero. Desconocemos su origen, pues se discute si procede de Asia del Sur o Sudamérica, pero sabemos que disfrutamos de sus bondades gracias al navegante portugués Vasco de Gama, quien le adjudicó el nombre por su parecido a un personaje de la época y, además, lo introdujo en Europa.

Al margen de las cuestiones sobre su procedencia, lo cierto es que esta fruta de aroma inconfundible, la cual procede del árbol del cocotero –Cocos nucifera, es un auténtico tesoro nutricional. Despunta por su contenido en agua, siendo sumamente hidratante, y ácidos grasos, que suponen en torno al 88% de su composición, por lo que es una de las más calóricas del frutero, comportando 351 kcal por cada 100 gramos de producto. Además, es generosa en vitaminas B, C y E, antioxidantes, fibra y minerales como el potasio, el hierro, el magnesio o el fósforo.

Un sinfín de posibilidades

Cubierto por una cáscara gruesa y peluda de color marrón, con una carne interior blanca y compacta, el coco es una fruta que da muchísimo de sí, pues de esta se aprovechan prácticamente todas sus partes, dando lugar a un sinfín de productos, que copan los lineales del supermercado y reclaman toda la atención de los consumidores. ¿Cuáles son?

placeholder Agua de coco.
Agua de coco.
  • Agua. Es el líquido incoloro que habita en el interior de la fruta, rodeado por la pulpa. Aunque se consume desde tiempos inmemoriales en las zonas tropicales, donde es el ingrediente principal de bebidas como el coco loco, pasó desapercibida hasta 2004, momento en el que Madonna apareció con un 'brik' de dicha bebida, catapultándola al estrellato. A partir de ese momento, su popularidad fue in crescendo y, a día de hoy, sigue en la cresta de la ola, sobre todo en Estados Unidos, donde cada poco tiempo nuevas propuestas estrenan posiciones en los lineales del supermercado. Posiblemente su gran éxito estriba en el alto contenido en electrolitos y escaso aporte calórico, siendo idóneo para los deportistas, para perder peso o mantener el nivel hídrico del organismo. Atesora pequeñas cantidades de minerales como el potasio, el fósforo, el calcio o el magnesio; algunas vitaminas, especialmente vitamina C; y fibra o proteínas. Además, contiene menor cantidad de azúcar que los zumos convencionales y está libre de colesterol, erigiéndose como una excelente alternativa para incluir en la dieta.
  • Aceite. De textura similar a la mantequilla, es fruto del prensado de la pulpa, también conocida como ocra, o la carne del coco. Aunque en las culturas del Pacífico la usan desde tiempos remotos, en nuestro país acaba de aterrizar, siendo uno de los ingredientes del momento por los muchos beneficios que aporta, algunos de los cuales siguen siendo objeto de estudio. Sabemos que tiene un elevado contenido en ácido láurico, un ácido graso saturado que le confiere densidad energética y con propiedades antimicrobianas frente a virus como el herpes o el sarampión, es decir, fortalece el sistema inmunológico. Además, disminuye el colesterol LDL o 'malo' y eleva el HDL o 'bueno', reduciendo el riesgo de sufrir cardiopatías y otras enfermedades cardiovasculares.

El coco es rico en agua y ácidos grasos, que suponen en torno al 88% de su composición

  • No obstante, la Fundación Española de la Nutrición (FEN) advierte que "aun siendo una grasa vegetal, al igual que sucede con los demás aceites tropicales, como el de palma o palmiste, se comporta como si fuera animal, debido al elevado contenido en ácidos grasos saturados, por lo que hay que tener cuidado con su utilización. Por otro lado, es de gran interés para la industria por ser un aceite de difícil enranciamiento y que proporciona a los alimentos un inmejorable aspecto, sabor y textura".
  • Leche. De todas las que conforman la exitosa familia de leches vegetales, la de coco es una de las más refrescantes y nutritivas. Y es que esta variedad, la cual se elabora exprimiendo la pulpa triturada y agregándole agua o leche de vaca, es rica en minerales como el hierro y el potasio y, además, carece de fructosa y glucosa. Sin embargo, no debemos despistarnos con su consumo, pues tiene un contenido calórico considerable, que ronda las 230 kcal por cada 100 gramos de producto. Podemos consumirla en solitario, agregarla a batidos o usarla como ingrediente de salsas y platos como el arroz con coco.
  • Harina. Se elabora a partir de la carne de los cocos más frescos, tras haber pasado un proceso de prensado, en el que se ha extraído el aceite, y uno posterior de secado. La fibra es el componente más destacado, que, además de conferirle consistencia e incrementar su capacidad absorbente, es de lo más funcional para el organismo. A lo que se suma que es más baja en carbohidratos que las provenientes de los cereales, no contiene gluten y aporta interesantes cantidades de proteínas.
placeholder Azúcar y harina de coco.
Azúcar y harina de coco.
  • Azúcar. Conocida como azúcar palma de coco o flor de coco, aún se deja ver tímidamente en los lineales de nuestros supermercados. Para quienes todavía no lo sepan, no proviene directamente de la fruta, sino de la savia de las flores que decoran el árbol. A diferencia del azúcar blanco, no ha sido sometida a ningún proceso industrial, siendo más natural y, por lo tanto, saludable. Incluye 16 aminoácidos esenciales, minerales como el sodio, el hierro o el potasio, vitaminas del grupo B y mucha fibra soluble. Además, tiene un índice glucémico bajo, siendo una opción de lo más recomendable para las personas diabéticas. Regala un interesante toque a caramelo y desprende un aroma tostado, siendo ideal para endulzar, para incluir en postres e incluso para caramelizar.

El coco es una de las frutas tropicales con más antigüedad de nuestro frutero. Desconocemos su origen, pues se discute si procede de Asia del Sur o Sudamérica, pero sabemos que disfrutamos de sus bondades gracias al navegante portugués Vasco de Gama, quien le adjudicó el nombre por su parecido a un personaje de la época y, además, lo introdujo en Europa.

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