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Las mayores bombas calóricas de la gastronomía estadounidense
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MÁS CALORÍAS EN LÁCTEOS QUE EN HAMBURGUESAS

Las mayores bombas calóricas de la gastronomía estadounidense

En los restaurantes americanos es fácil encontrar platos que superan fácilmente las 2.000 calorías. El gran tamaño de las raciones tampoco ayuda a solucionar el problema

Foto: Foto: iStock.
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Todos sabemos cuál es la patria de la comida insana, repleta de calorías y con gran riesgo para nuestra salud cardiovascular, ¿verdad? Es difícil no saber la respuesta que cae por su propio peso cuando echamos un vistazo a los grandes 'hits' culinarios de los norteamericanos: hamburguesas gigantes, patatas fritas a manos llenas, salsas por doquier y helados inabarcables. Sí, burro grande ande o no ande, pues en la cultura estadounidense priman los tamaños XL. No en vano, a lo largo y ancho de su geografía abundan los retos de grandes raciones de comida que lanzan numerosos establecimientos y que solamente los dueños de estómagos de gran calibre logran llevar a término.

“A pesar de la incorporación de algunos aspectos más saludables en los menús, la comida rápida es aún peor que la que se cocinaba hace 30 años. Un análisis de los menús en diez de los restaurantes de comida rápida más populares de EEUU en 1986, 1991 y 2016 demuestra que los aperitivos, los acompañamientos y los postres de comida rápida incrementaron el número de calorías y sodio, además de en tamaño”, según podemos leer en este artículo publicado en febrero de este año en la agencia de noticias de salud y medicina Science Daily.

De hecho, parece que los estadounidenses están ingiriendo más calorías que nunca. Al menos, así lo afirma el Comité Asesor de Pautas Dietéticas que está compuesto por trece expertos en nutrición encargados de ayudar a desarrollar estándares federales de nutrición. Pero ¿cómo es posible hacer tan mala letra dietética? ¿Hay un Top 10 de comidas que están haciendo más estragos que otras? Pues a juicio de la Escuela de Medicina de Harvard, podemos citar diez comidas como culpables más evidentes de esta batalla que los estadounidenses están perdiendo contra la báscula:

  • Postres a base de granos (pasteles, galletas, pasteles, papas fritas y barras de granola)
  • Panes de levadura
  • Pollo y platos de pollo mezclado
  • Refrescos, bebidas energéticas y bebidas deportivas
  • Pizza
  • Bebidas alcohólicas
  • Pasta y platos de pasta
  • Platos mixtos mexicanos
  • Carne de res y platos mixtos
  • Postres lácteos

Helado, historia de una obsesión

La cultura estadounidense no concibe su vida sin helado, hasta tal punto que su consumo puede ser catalogado como una obsesión. Así lo cree Robert L. Shewfelt, profesor ya jubilado de Ciencias de los Alimentos de la Universidad de Georgia, que opina de la siguiente manera en un artículo publicado en su blog. “Comemos grandes cantidades de helado. Ingerimos más calorías procedentes de los postres lácteos que de las hamburguesas”, explica al respecto de la lista citada Shewfelt.

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Foto: iStock.

Y por supuesto, este experto no pasa por alto la influencia de los dulces procesados en el orondo perfil de muchos americanos. “Los postres a base de granos (pasteles, galletas, tartaletas y barras de granola) encabezan la lista. Si se pregunta de dónde proviene la mayor parte del azúcar en la dieta estadounidense, es de postres a base de granos, refrescos y postres lácteos. La mayoría de los llamados alimentos chatarra podrían encajar en estas tres categorías. Tenga en cuenta que todos los postres comerciales a base de granos se procesan”, afirma.

Los aparentemente inocentes 'fish and chips'

Lo cierto es que en EEUU cuentan con la habilidad de convertir un plato más o menos saludable en un auténtico despropósito. En concreto, el descenso a los infiernos lo encontramos en este plato despachado por la famosa cadena de restaurantes Applebee's y que, a simple vista, puede parecer un inocentón plato de pescado (el famoso 'fish and chips' inglés), pero que nos engaña. No en vano, concentra la friolera de 1.990 calorías, 137 gramos de grasa (24 de grasa saturada, 1,5 gramos de grasas trans), 4.540 mg de sodio, 134 gramos de carbohidratos (10 g de fibra, 14 de azúcar) y lo rematamos con 55 gramos de proteína. Es decir, te vas a cenar con tu pareja y vuelves a casa unas pocas horas después con cerca de 2.000 calorías más.

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Este desbordante plato que puede hacernos un roto en la línea del que podemos resentirnos durante meses no es para nada el único, sino que es posible encontrar otros que en apariencia no deberían inquietarnos, pero que luego nos dan la estocada. Así, cuando hablamos de 2.110 calorías, 129 gramos de grasa (56 saturadas y 2.5 de grasas trans), 3,940 miligramos de sodio, 140 gramos de carbohidratos y 103 de proteína, lo peor de todo es que no aparentan lo que son hasta que los tenemos dentro y el desajuste en la báscula es notable. Este, en concreto, es el Romano Grill’s Mama’s Trío.

Los estadounidenses no conciben su vida sin helado, hasta tal punto que puede ser catalogado como una obsesión

¿Y por qué no tomamos mejor unos nachos? ¿Verdad? La idea no parece ser mala del todo. Al fin y al cabo se trata de maíz, frijoles y un poco de salsa. Una vez más, el error es menino cuando nos topamos con este monstruo calórico servido en On The Border Mexican Grill & Cantina. Dentro nos encontramos 2.280 calorías, 144 gramos de grasas (algunas de ellas hidrogenadas), 3.970 miligramos de sodio 171 gramos de carbohidratos y 78 de proteína.

Estas que citamos no son 'raras avis' de la gastronomía americana, sino que son platos que podemos encontrar con facilidad en la carta de los restaurantes más conocidos, sin tener que dar muchas vueltas. En definitiva, engordar está a la vuelta de la esquina.

Todos sabemos cuál es la patria de la comida insana, repleta de calorías y con gran riesgo para nuestra salud cardiovascular, ¿verdad? Es difícil no saber la respuesta que cae por su propio peso cuando echamos un vistazo a los grandes 'hits' culinarios de los norteamericanos: hamburguesas gigantes, patatas fritas a manos llenas, salsas por doquier y helados inabarcables. Sí, burro grande ande o no ande, pues en la cultura estadounidense priman los tamaños XL. No en vano, a lo largo y ancho de su geografía abundan los retos de grandes raciones de comida que lanzan numerosos establecimientos y que solamente los dueños de estómagos de gran calibre logran llevar a término.

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