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La falta de sueño afecta al metabolismo de la grasa y hace engordar
  1. Nutrición
Dormir es esencial

La falta de sueño afecta al metabolismo de la grasa y hace engordar

Puede parecer que no existe ninguna relación, pero ese periodo de tiempo es utilizado por nuestro cuerpo cada noche para regularse. Limitarlo no tendrá solo una repercusión en la cantidad de tazas de café, sino también en nuestro peso

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Hace algún tiempo explicábamos que no era solo el equilibrio metabólico (la diferencia entre las calorías que ingerimos y las que gastamos) lo que dictaminaba la pérdida o ganancia de masa corporal. Otros factores como determinadas medicaciones, enfermedades o estilos de vida pueden determinar si nuestro plan de adelgazamiento llega a buen puerto o no. Uno de esos factores, tal vez el que más relevancia tiene (después de la comida y el ejercicio), es el sueño.

Durante este periodo, nuestro cerebro entra en una fase de 'restauración', al igual que todo nuestro organismo. Aunque pueda parecer que el gasto calórico mientras dormimos es menor (que lo es, dado que todas las funciones vitales trabajan a un bajo nivel), su influencia en la cantidad de energía que gastamos durante el resto del día es tremenda, aunque las causas de esto no estaban excesivamente establecidas.

"Con la carencia de sueño los lípidos no se volatilizaban, sino que estaban siendo almacenados"

Pero eso ha cambiado. Un grupo de investigadores de la University of Washington School of Medicine y de la Pennsylvania State University, liderados por Orfeu M. Buxton y Kelly M. Ness, han determinado que la restricción del sueño limita la respuesta lipémica postprandial y disminuye la sensación de saciedad.

Para llevar a cabo su estudio, los investigadores reunieron un grupo de estudio de 15 varones entre 20 y 29 años de edad. Durante diez noches, se les hizo abandonar sus residencias y pasar todo el tiempo en el laboratorio. Durante cinco de esas diez noches, no se permitió a los participantes dormir más de 5 horas. Esto puede parecer extraordinariamente cruel, pero la investigadora Kelly Ness explica que "durante el tiempo que pasaron en el laboratorio, los mantuvimos despiertos interactuando con ellos, hablando, jugando a juegos... con el objetivo de mantenerlos despiertos, ocupados y con una mentalidad positiva".

Para ser capaces de observar cómo este incómodo calendario afectaba al metabolismo de los participantes, se alimentó a todos y cada uno de ellos con la misma cena: un tazón de macarrones con chili tras cuatro noches de restricción del sueño. "Es un plato delicioso. Ninguno de los sujetos de estudio tuvo el más mínimo problema dejando el bol limpio, pero tiene una densidad calórica extrema", explica Kelly Ness. Lo que mostraba el cambio de los patrones de descanso es que, tras la privación del sueño, los participantes se sentían mucho menos saciados que los que habían dormido a pierna suelta.

placeholder El famoso plato de macarrones con chili. (iStock)
El famoso plato de macarrones con chili. (iStock)

De finalizar el estudio en este punto, los investigadores tendrían que haberse fiado tan solo de la palabra de los sujetos de estudio. Es por esto que decidieron echar un ojo a su sangre. Compararon muestras de todos y cada uno de ellos en diferentes horas del día. Descubrieron que la limitación del sueño afectaba a la respuesta lipídica postprandial. Esto significa que los lípidos que circulan por la sangre desaparecían del torrente sanguíneo (eran almacenados) con una mayor rapidez. El investigador Orgeu Buxton lo explica en pocas palabras: "Los lípidos no se estaban volatilizando, sino que estaban siendo almacenados".

Tras las noches de sueño interrumpido, los participantes gozaron de la simulación de un 'fin de semana'. Dos días en los que podían dormir a pierna suelta durante diez años para recuperar el sueño perdido. Tras la segunda noche, se les hizo comer otro tazón de macarrones con chili. Su metabolismo calórico mejoró, pero no alcanzó los niveles que presentaban antes de la restricción del sueño.

Los investigadores creen que es todo un proceso de adaptación, en el que, tras unos días más de sueño normal, los sujetos de estudio vuelven a alcanzar su metabolismo normal. Lo que hace que este estudio sea de especial relevancia es que todos los participantes eran hombres jóvenes sanos, y los resultados mostrados eran iguales en todos y cada uno de ellos. El estudio se diseñó para que cada factor estuviera lo más controlado posible y así conseguir que los resultados fueran relevantes. Y vaya si lo son.

Hace algún tiempo explicábamos que no era solo el equilibrio metabólico (la diferencia entre las calorías que ingerimos y las que gastamos) lo que dictaminaba la pérdida o ganancia de masa corporal. Otros factores como determinadas medicaciones, enfermedades o estilos de vida pueden determinar si nuestro plan de adelgazamiento llega a buen puerto o no. Uno de esos factores, tal vez el que más relevancia tiene (después de la comida y el ejercicio), es el sueño.

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